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Continuamos con la semana temática dedicada al conocimiento de obras de arte conservadas en el Museo del Prado y esta vez lo hacemos comentando una excelente pintura que no te puedes perder si visitas este museo situado en el madrileño Paseo del Prado. Se trata de la obra Santo Domingo de Silos del pintor Bartolomé Bermejo, uno de los mejores ejemplos de pintura hispanoflamenca que conserva esta pinacoteca.

Santo Domingo de Silos

Santo Domingo de Silos fue el fundador del Monasterio de Silos (Burgos) en el siglo XI, además, fue su primer abad y se representa aquí como obispo con todos sus atributos. En el trono se disponen como esculturas policromadas las Siete Virtudes y en la capa pluvial están bordadas las imágenes de siete santos.

De acuerdo con las capitulaciones, Santo Domingo, se representa como obispo, sentado en cátedra, en un trono gótico, símbolo del poder, y revestido de pontifical, con casulla y capa pluvial, tocado con mitra y con libro abierto en las manos y el báculo en su izquierda, abierto hacia fuera. Se configura así un icono de gran fuerza expresiva y rotundo volumen, frontal, rígido y hierático, de acuerdo con el concepto de piedad de la época.

7 santos

La capa pluvial, con bordado de «capilletas», muestra en la cenefa, a su derecha, y de arriba abajo, las imágenes de san Pedro, santa Bárbara, san Andrés y santa Apolonia, y a su izquierda, santa Catalina, san Bartolomé y santa Quiteria, santos de devoción local. En el Museo Colegial de Daroca y en las parroquias de la comarca se conservan ornamentos sagrados de la época similares al representado.

Las 7 virtudes

7 Virtudes Bartolome Bermejo

Asimismo, según el contrato, se incorporan en el trono las siete virtudes figuradas como esculturas de viva policromía.

  • En la parte superior las tres teologales, con la Caridad en lo alto y bajo ella, la Fe y la Esperanza, a ambos lados.
  • En los antebrazos del trono, las cuatro cardinales: Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza.

Por su particular iconografía interesan dos imágenes: la Caridad, que emerge de una hoguera cuyo fuego simboliza el amor y acoge bajo su regazo a un anciano y a un joven, y la Esperanza, con un ramo de flores en la mano izquierda y un medallón con un rostro de perfil en la derecha; por su parte, la Fortaleza se representa con espada protegiendo un desnudo, símbolo del alma, y la Prudencia, con libro en la mano izquierda y un gran velón en la derecha, símbolos de la sabiduría y de la luz que ilumina el camino de los prudentes.

Una Técnica depurada

Bartolomé Bermejo, en un alarde técnico de pintura al óleo, logra en esta obra extraordinarios efectos de transparencias y veladuras, y representa con riguroso detalle las calidades de los objetos: así el broche de la capa pluvial o las perlas de la mitra ofrecen su natural transparencia; el brocado de la capa o los bordados de imaginería en seda y oro de la cenefa reproducen con ine­quívoca nitidez visual sus texturas auténticas.

Por lo demás, el pintor, para ofrecer calidades táctiles y efectos claroscuristas sutiles no tiene necesidad de recurrir a la socorrida tradición artesanal de la pintura gótica aragonesa del momento, que usaba para ello el estuco resaltado sobre la tabla; antes, por el contrario, los efectos de relieve y volumen se logran tan solo mediante la virtuosa ejecución de la técnica pictórica al óleo, en una de las obras maestras de la pintura española del siglo XV que emula a sus coetáneas flamencas.

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