Afortunamente, y aunque aún queda mucho que camino que recorrer en cuanto a concienciación se refiere, cada vez se respetan más los restos arqueológicos que se encuentran en el subsuelo de los edificios que se reforman y que se suelen integrar en el nuevo uso que se le confiere al edificio.

Son muchas las ciudades que cuentan con estos ejemplos:

Sin embargo, hoy venimos a hablar de uno en concreto: el Mercado de Triana, o mejor dicho, del subsuelo de este mercado que desde que se rehabilitara el mercado en 2009 funciona como sitio arqueológico conservando los restos del Castillo de San Jorge.

La Inquisición

La Inquisición fue un “invento” español que tuvo una desafortunada exportación a otros países y continentes y que estuvo muy arraigada en ciertas ciudades. Sevilla fue una de las plazas fuertes de esta institución y es que en una de las ciudades más grandes de Europa a donde llegaban toneladas de mercancías y centenares de personas gracias al comercio, cualquier acto fuera de lugar era susceptible de sospecha. Además, la ciudad cuenta con un pasado musulmán y hebreo, por lo que las denuncias por herejía estaban a la orden del día. Tal era el panorama que hasta personas como Santa Teresa de Jesús o Pablo de Olavide fueron investigadas por su tribunal.

Dicho esto, te puedes imaginar que la Inquisición necesitaba una sede en la ciudad, y aunque tuvo otras como la Iglesia de la Magdalena o la de San Marcos, la más importante fue el Castillo de San Jorge.

Triana

Triana es el nombre de un popular barrio de Sevilla conocido por la cerámica, las letras de las sevillanas, la idiosincrasia de sus vecinos, por grandes toreros, cantaores y bailaores, por Rodrigo de Triana (el vigía que grito “Tierra” en el primer viaje de Colón que realmente era natural de Lepe) y por su puente.

Castillo y Puente de Barcas en una vista de Sevilla

Castillo y Puente de Barcas en una vista de Sevilla.

Y es este puente el que hace que este barrio sea como es,  ya que hasta 1851 no existía un puente fijo sino que lo único que había era una serie de tablones sobre barcazas, el denominado puente de barcas. Es extraño que una ciudad como Sevilla, cruzada por la Vía de la Plata, no tuviera un puente de piedra como Mérida o Salamanca. Sea como fuere, era la única forma que existía para cruzar el río a pie.

Galería de personajes juzgados por la Inquisición y que tuvieron distinta suerte.

Galería de personajes juzgados por la Inquisición y que tuvieron distinta suerte.

La inquisición, que buscaba un espacio  donde ubicar su sede de una forma definitiva, eligió el margen del Guadalquivir que baña a este barrio, de esta forma se garantizaba una manera de entrar a su sede por el agua, y otra por “tierra”.

Castillo de San Jorge

Maqueta del Castillo de San Jorge.

Maqueta del Castillo de San Jorge.

Fueron los musulmanes quienes rehabilitaran por primera vez una fortificación visigoda ya existente y los que crearon el primer puente de barcas como medida defensiva fluvial ya que añadieron una cadena para impedir el ataque de las naves.

No fue hasta 1248 cuando el rey Fernando III ayudado por el Almirante Bonifaz consiguiera romper esta medida de seguridad. Como dato anecdótico hay que señalar que en el escudo de Santander aparece la Torre del Oro en conmemoración de esta victoria militar ya que la flota de Castilla de armaba en Cantabria.

Tras ganar la ciudad, el Castillo pasó a la Orden de San Jorge, de ahí su nombre, aunque con las posteriores victorias cristianas la frontera de de Castilla con Al-Andalus se fue alejando de Sevilla y, por lo tanto, el castillo fue perdiendo el uso defensivo para la ciudad.

Desde 1481 fue sede de la Inquisición, salvo un corto periodo de tiempo (1626-1639) en que lo abandonaron por el mal estado en que se encontraba debido a las frecuentes crecidas del Guadalquivir. Tras que el Conde Duque de Olivares lo restaurara la institución volvió a él.

Dentro era una auténtica ciudad en miniatura con calle propias, casas, una pequeña cárcel (aunque no era la principal de la Inquisición en Sevilla ya que ésta se encontraba en la actual calle Azofaifo) y almacenes de comida.

En 1785 la Inquisición abandona de nuevo el Castillo de San Jorge, aunque esta segunda vez de forma definitiva, y se demuele a comienzos del siglo XIX buscando ensanchar la plaza del Altozano hacia la calle Castilla.

Mercado de Triana

En 1823 se instala por primera vez un mercado sobre el solar que había dejado el edificio, dotándolo de un nuevo uso que llega ha llegado hasta la actualidad. Afortunadamente el mercado ha sabido reinventarse e integrarse en la actividad comercial, gastronómica y cultural de la ciudad y de su barrio y puedes, además de comprar carnes, frutas, verduras y pescado, comprar productos gourmet, comer en alguno de sus bares o degustar una Taifa, la cerveza made in Triana o asistir a conciertos y actuaciones en su pequeño teatro. Y también, desde 2009, se pueden visitar los restos del antiguo Castillo de San Jorge.

Centro Temático del Castillo de San Jorge

Los restos arqueológicos del Castillo se musealizaron en la última rehabilitación del mercado y desde entonces se encuentran abiertos al disfrute de quien quiera conocerlos. El enfoque que se le ha dado es el de la tolerancia haciendo hincapié en la indefensión en la que se encontraban los presos y los juzgados por el Tribunal.

El recorrido no tiene ninguna pérdida ya que iréis andando por una pasarela que te irá indicando el camino a seguir.

La historia de Marcela acerca a todas las edades a una historia que no fue real pero pudo haberlo sido

La historia de Marcela acerca a todas las edades una historia que no fue real pero que pudo haberlo sido.

Tras unos videos bastante desconcertantes situados en la entrada, bajaréis a la zona arqueológica donde lo primero que se muestran son restos de algunas piezas encontradas en las excavaciones junto con una maqueta del propio Castillo cuando se encontraba en uso. También es visible parte de la barbacana que cerraba el edificio por la cara que miraba hacía el río.

Las infografías nos ayudan a reconstruir el aspecto original de los edficios

Las infografías nos ayudan a reconstruir el aspecto original de los edficios.

Posteriormente se encuentran las cuadras, ya que los inquisidores solían moverse a caballo o en mula. A medida que avances te encontrarás con diversas casas, todas pertenecientes al personal del castillo: casa del portero, casa del nuncio, casa del notario o casa del inquisidor. Éstas seguían la disposición habitual de las casas del momento, distribuidas en torno a un patio central y con varios pisos.

Otros restos visibles son los cuartos de los familiares, pero no te lleves a equivoco pensando que eran los cuartos para las visitas de las familias que vivían entre los muros del edificio, si no que eran habitaciones donde los familiares, una especie de cuerpo policial laico, podían denunciar libremente a aquellos que consideraran herejes.

Restos de la capilla del castillo

Restos de la capilla del castillo.

A medida que avanzas verás también la cárcel y la capilla para acabar con algunos de los artículos de la Carta de Derechos Humanos que supusieron un punto de ruptura frente a todos los atropellos cometidos por instituciones como la Inquisición.

Caballerizas

Caballerizas.

Una vez concluida la visita te aconsejo que continúes hacia la calle Castilla para ver la entrada al llamado Callejón de la Inquisición, que baja hacia el paseo del río y donde los fines de semana hay un pequeño mercadillo de artesanía, aunque no hay mejor forma de concluirla que disfrutar de la gastronomía que te ofrecen algunos de los puestos del mercado hoy reconvertidos en bares.

(*) Imágenes de elaboración propia. Luis M. García Navarro.