Frans Francken, Cámara de arte y curiosidades, 1636, Kunsthistorisches Museum, Viena.

Frans Francken, Cámara de arte y curiosidades, 1636, Kunsthistorisches Museum, Viena.

Según el Consejo Internacional de Museos (ICOM), el museo no tiene solo una vertiente educativa sino también una función recreativa. Esto significa que el museo es un lugar de disfrute intelectual y sensorial o, si se quiere, de placer estético.

Centrándonos en lo que al disfrute intelectual se refiere, hay que tener presente que el museo se erige como un templo del saber, y como tal es el lugar idóneo para desarrollar nuestras capacidades intelectuales.

De este modo, se te presenta la oportunidad de desarrollar tu mente mediante la interacción con otros objetos y espacios, complementando y enriqueciendo otro tipo de actividades como puede ser la lectura. Por tanto, para saber disfrutar de la experiencia, es preciso entender y conocer lo que estás viviendo en tu visita al museo.

La importancia de los conocimientos previos

Para que puedas disfrutar, apreciar y valorar lo que ves, es muy recomendable que tengas un conocimiento previo, ya que se trata de re-conocer (volver a conocer), de re-memorar (volver a recordar lo que ya conoces) y de recrearte en lo que ves.

Mi recomendación es que empieces a informarte desde el nivel más básico posible, a través de la página web del museo, los trípticos informativos o las guías breves; y conforme vaya aumentando tu interés, recurras a textos más especializados como catálogos de obras, manuales, biografías, monografías o ensayos. Esto te permitirá disponer, en un primer momento, de una panorámica general sobre cómo se formó la colección (si es de origen privado o público), cómo se encuentra organizada (por cronología, por temática, por materiales, por autores, por origen, etc.), qué número de piezas contiene, quiénes son sus creadores, cuál es la calidad de las mismas, etc.

Si por ejemplo realizas una visita a un museo de pintura, es muy recomendable que tengas unas ciertas nociones de:

  • Historia.
  • Historia del arte.
  • Mitología.
  • Religión.
  • Filosofía.
  • Estética.

Es muy útil situar históricamente las obras, conocer a los personajes históricos, religiosos o mitológicos que allí aparecen representados y saber qué ideas filosóficas manejaban los pintores que realizaron sus obras. Así, si por ejemplo, nos encontramos frente a una obra que nos muestra a una mujer cortándole el pelo a un hombre dormido, nos será mucho más fácil de entender si sabemos que se trata de la historia de Sansón y Dalila.

Por tanto, si no te preparas un poco las visitas, difícilmente lograrás disfrutar intelectualmente de los placeres que te ofrece el museo; o al menos de los placeres intelectuales, de los sensoriales hablaré en otra ocasión.

Ese extraño lugar llamado museo

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