Fotograma de la Película 300

Puede que estés acabando la carrera o que ya la hayas terminado, que hayas hecho un máster o que hayan pasado unos años desde que terminaste los estudios y te estés planteando continuar haciendo el doctorado, es decir, el tercer y último ciclo de formación universitaria. Debo decirte que es una gran opción, pero muy dura.

Tienes que tener muy claro que de verdad es lo que quieres, ya que es una carrera de fondo que va a ocupar varios años de tu vida. Vas a trabajar en tu tesis a jornada completa durante mucho tiempo, por lo que te va a costar mucho conciliar tu vida personal y laboral con el doctorado. Así que, si no estás muy seguro de qué es lo que realmente quieres, puede que no debas hacerlo. A continuación tratamos algunos aspectos importantes a tener en cuenta:

Salidas profesionales de los Doctores en Historia del Arte

Ser doctor no implica, a priori, tener más facilidades para optar a un trabajo. Sin embargo, sí facilita algunas cuestiones, especialmente si quieres opositar o presentarte a concursos y convocatorias públicas, puesto que lograrás más puntos que un licenciado o graduado.

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Por otra parte, sí es un requisito básico si lo que te interesa es ser profesor de Historia del Arte en la universidad. A día de hoy, es prácticamente imposible lograrlo sin el título de doctor, tanto en España como en la mayoría de países hispanoamericanos y de la Unión Europea.

Cómo acceder a un programa de doctorado

1. Máster oficial: Debes comenzar por hacer un máster oficial, ya que en la actualidad es la vía de acceso al doctorado. Este sistema lleva vigente unos años y hasta entonces había que conseguir un título, el DEA (siglas de Diploma de Estudios Avanzados), compuesto por la superación de unas asignaturas y de la tesina.

Ahora el DEA ha sido sustituido por un máster oficial. De este modo, los estudios de doctorado se dividen en dos partes fundamentales: los cursos y la tesis. Ya hemos precisado que la primera parte constituye un máster y, una vez superado, hay que matricularse directamente para la realización de la tesis doctoral.

2. Solicitud de admisión y matrícula: El primer paso tras el máster es solicitar la admisión al programa de doctorado elegido y, una vez concedida, hay que matricularse. En las webs de las universidades están los calendarios, los criterios de admisión específicos, los posibles complementos de formación y demás condiciones concretas.

3. Programa de doctorado: En el programa actual, el doctorado dura tres años a tiempo completo y cinco a tiempo parcial, con posibilidad de dos prórrogas cada uno, que son de dos años para el primer caso y de tres para el segundo.

4. Compromiso documental, PI y DAD: Durante el primer año, hay que presentar una serie de documentos: el compromiso documental, el plan de investigación (PI) y el documento de actividades del doctorando (DAD).

Familiarízate con estos dos últimos porque hay que actualizarlos anualmente y tienen que ser evaluados por una comisión académica. Son un control de cómo va la investigación, de cómo te estás organizando y de qué actividades paralelas estás realizando.

De todas maneras, lo mejor es que te informes de cómo funcionan estas cuestiones en tu universidad, porque a veces hay muchas diferencias en los aspectos administrativos.

Aquí tienes un ejemplo de programada de doctorado.

Becas para realizar el doctorado

1. FPU y FPI: Las dos principales becas que se pueden pedir para realizar el doctorado son bastante similares. Se trata de la FPU (Formación de Profesorado Universitario), que depende del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, y la FPI (Formación del Personal Investigador), que es ofertada por las propias universidades.

2. Requisitos: Son becas difíciles de conseguir, puesto que requieren unas calificaciones medias del grado bastante altas, un buen proyecto de investigación y el respaldo de un director de tesis con buen currículum.

3. Duración: Ambas duran cuatro años y se dividen en dos ciclos de dos años. El primero de ellos se dedica exclusivamente a la investigación, mientras que en el segundo esta se intercala con la docencia, dando clases en la universidad.

4. Dotación: Su dotación económica, ligeramente por encima de los 1.000 € al mes, permite que el doctorando no necesite otra fuente de ingresos y pueda dedicar todo su tiempo a sus labores de becario y a su tesis doctoral.

5. Movilidad: Otra de sus ventajas es que permiten los traslados a otros centros de investigación, tanto en España como en el extranjero, aumentando la cuantía de la beca para poder hacer frente a los gastos extra.

6. Convocatoria: Suele haber una convocatoria cada curso, aunque no siempre sale en el mismo momento del año, por lo que hay que estar pendiente para que no se pasen los plazos. Una vez otorgada la beca, hay que enviar anualmente una memoria de seguimiento y alguna otra documentación para verificar que se está cumpliendo con los requisitos.

Cómo escoger el tema de la tesis

Las dos grandes decisiones que hay que tomar al comenzar el doctorado son el tema y el director.

1. Elegir especialidad: Lo primero que recomiendo, antes de nada, es plantearte una serie de cuestiones sobre el campo en el que te quieres especializar. Piensa en lo que realmente te gusta, comienza desde lo general y ve acotando:

  • Arquitectura, grabado, performance…
  • Siglo, estilo…
  • Biografía de un autor, una escuela, un tema iconográfico…

Analiza las investigaciones y busca tu hueco: ¿qué puedes investigar? No tienes que llegar tú solo a un tema, que para eso está también el director, pero sí tener una idea lo más precisa posible.

2. Acotar: Una vez que lo tengas, una de las cuestiones principales es acotar. Recuerda que cuanto más amplio sea el tema, más posibilidades hay de que no profundices lo suficiente intentando abarcarlo todo. Por muy concreto que sea, una vez que te metas a estudiarlo empezarás a darte cuenta de las posibilidades que tiene y de que es imposible centrarse en todo. Tendrás que dejarte muchas cuestiones en el tintero.

Cómo escoger al director de la tesis

1. Por especialidad: Para el trabajo de fin de máster ya tuviste un profesor que te orientó, pero no tiene por qué ser el mismo que el de tu tesis. Como es lógico, tu campo de especialización y el suyo deberían concordar, aunque no siempre ocurre y tampoco pasa nada. Recuerda que es alguien que tiene que guiarte en cómo investigar gracias a su experiencia, no ser un experto en tu tema. De hecho, llegará un momento en el que sabrás más que él de esa materia en concreto.

2. Por profesionalidad: Elige una persona que te parezca un buen profesional en el plano de las investigaciones. Para ello, debes informarte sobre sus publicaciones y los proyectos en los que participa. Esto es más importante de lo que parece, ya que si quieres optar a alguna beca predoctoral, tus calificaciones tienen casi el mismo peso que su currículum.

3. Por empatía: A la vez, debes considerarlo un buen transmisor de conocimientos y sentir empatía. Piensa que vas a compartir muchas cosas con esa persona y no solo a nivel profesional, puesto que habrá momentos de tensión, de desesperación o de cansancio en los que debe convertirse en tu apoyo y calmarte, así que lo mejor es que seáis afines.

4. Por su modo de dirigir: Su forma de dirigir la tesis también debería serte cómoda, ya que cada profesor es un mundo. Algunos corrigen cada letra que escribes y otros no leen nada, algunos te marcan un estricto calendario de avances y otros esperan a que seas tú el que vaya informándole de cómo va todo. Intenta encajar con esa persona lo mejor posible, porque a partir de estos momentos vas a pasar a ser conocido en la facultad como su doctorando.

5. Hacer la propuesta de dirección: Una vez elegido el profesor, habla con él y pídele que sea tu director de tesis, pero ten presente que puede rechazarte. Es posible que ya dirija varias investigaciones, que tenga mucho trabajo y no tenga tiempo para dedicarte… o cualquier otra posibilidad. Lo más importante es que tengas presente que él no va a tener beneficios económicos ni laborales por aceptarte, por lo que es un honor y un compromiso por su parte.

Cuando vayas a hablar con él, plantéale tus intereses y los temas que te gustan y entre ambos encontraréis el tema al que dedicar tu tesis doctoral. Si te propone uno que no te interesa lo suficiente como para dedicarle al menos tres intensos años de vida, es mejor decirlo en el primer momento (con delicadeza siempre) que arrepentirte después.

Subrayo esta cuestión porque es importante: tu tema tiene que encandilarte. Si ya cansa y cuesta trabajando en algo que te encanta, imagínate si no es así.

Cómo organizar el tiempo de trabajo

1. Fases de trabajo: Puesto que estamos hablando de un trabajo de investigación que dura varios años, hay que establecer cierto orden y unas fases de trabajo amplias: un tiempo para informarte del contexto, para investigar, para organizar la información, para escribir, para corregir… Crea subcategorías de trabajo para tener una visión más concreta de lo que llevas hecho y lo que falta. Por supuesto, estas son líneas generales y depende de tu tema y tu forma de organizarte.

Sin embargo, por lo que he observado en compañeros y en mí misma, recomiendo no ser estricto con los plazos, porque es la primera gran investigación que vas a realizar y no puedes prever el tiempo que vas a necesitar. Es más, parece que siempre faltan algunas semanas, incluso meses, por lo que no te atormentes si no cumples lo que habías previsto. Además, las fases tienden a intercalarse.

Cuando estés escribiendo es probable que siga cayendo en tus manos información actualizada o, incluso cuando hayas terminado de corregir y creas que todo está listo, puede aparecer un nuevo artículo o una nueva obra de arte que haya que incluir en alguna parte.

2. La fase final: Es fundamental que dejes varias semanas libres al final, porque se pierde mucho tiempo en las relecturas, en dar unidad a textos que llevas escribiendo unos tres años, en perfilarlo todo y en dejarlo como te gusta.

Se recomienda que, una vez terminada la redacción y tras haberla corregido, se deje reposar un mes o dos antes de volver a leerla. En ese tiempo habrás desconectado lo suficiente como para ver algunos errores que se te pasaban por alto.

Por supuesto, si algún amigo que sea de la misma carrera quiere corregirte, no lo dudes, «cuatro ojos ven más que dos».

Finalmente, si vas a maquetar tú, resérvate también algunas semanas, porque se tarda más de lo que pueda parecer y, además, dependes de que no falle la informática.

Cómo articular el trabajo

1. Empezar a organizar: Creo que el índice de contenidos de tu trabajo no debería definirse en el primer momento, sino después de que hayas profundizado en el estado de la cuestión. Una vez tengas una idea más clara de por dónde van las investigaciones, organiza los bloques y capítulos en los que vas a estructurar tu trabajo y redacta una primera introducción.

Ninguna de estas cosas van a ser las definitivas, pero te van a servir para organizar las ideas, ver a dónde quieres llegar, qué puedes incluir en el trabajo y cómo organizarlo. Cambia el índice las veces que sea necesario para que se adecúe a lo que quieres y recuerda que el tribunal solo va a ver la tesis final, no va a reconocer todas estas modificaciones.

Puesto que se trata de un trabajo de humanidades, no hay por qué complicarse con categorías y subcategorías numéricas (por ejemplo, capítulo 2.1.3.b), que terminan complicando más que aclarando. Crea una serie de bloques (de tres a cinco más o menos) y dentro de ellos unos cuantos capítulos, que pueden tener, a su vez, subcapítulos, y ya está. Cuanto más claro sea, mejor para organizarte tú y para que el tribunal tenga una idea general.

Como recomendación, lo último que deberías volver a escribir –una vez finalizada la tesis– son la introducción y la conclusión, y mejor si lo haces de forma paralela, puesto que en la primera declaras tus objetivos y en la segunda explicas si los has conseguido.

Estas son las partes principales del trabajo, porque es lo primero y lo último que va a leer el tribunal. La introducción es la primera impresión que van a tener de toda tu tesis, por lo que va a inclinar a favor o en contra el interés y la actitud de los que van a leer el resto de tu trabajo. La conclusión tiene que cerrar todo bien.

Todos hemos leído libros, hemos ido a conferencias o hemos visto películas con finales que nos han disgustado y sabemos que esta impresión última es muy difícil de borrar.

2. Introducción: En general, la introducción suele incluir una serie de puntos. En primer lugar, debe explicar el tema del trabajo. Puede que para ti con el título ya sea evidente, pero habría que desarrollarlo en unas líneas, dando explicaciones de dónde has acotado (fecha, espacio geográfico, autores, estilo… lo que sea) y por qué.

Por ejemplo, si te dedicas a la pintura mariana realizada al temple del trecento sienés, deberías aclarar por qué has descartado la escultura y el fresco, por qué te has centrado exclusivamente en la Virgen, por qué el siglo XIV y no también el XIII y el XV, y por qué Siena y no incluyes toda la Toscana o toda Italia.

También deberías añadir las razones que te han llevado a investigar esto en concreto, si existen motivaciones personales, tuyas o de tu director. De esta manera, cuando lean tu trabajo, los miembros del tribunal no irán percibiendo que faltan estas cosas ni se preguntarán por qué las omites (lo que pueden ver como carencias en tu investigación), sino que sabrán exactamente qué es lo que van a encontrar.

En segundo lugar, hay que incluir el estado de la cuestión: quién ha investigado antes que tú el tema, qué publicaciones fundamentales existen y, sobre todo, qué lagunas ves y esperas haber podido rellenar tú, es decir, los objetivos que te has marcado.

Este punto es recomendable redactarlo a la vez que los logros de la conclusión, porque si no has cumplido alguno de los puntos puedes omitirlo, ya que tampoco es cuestión de «tirarse piedras sobre el propio tejado». Por último, es recomendable explicar cómo has estructurado el trabajo y por qué, es decir, desarrollar los motivos que te han llevado a que el índice sea de esa manera.

3. Conclusión: En la conclusión puedes añadir un brevísimo resumen de tu trabajo, porque tras cientos de páginas el lector puede agradecértelo. Asimismo, puedes incluir un recordatorio de los objetivos de la introducción y cómo los has cumplido, resaltando los avances y logros. También puedes explicar algunas cuestiones que se han quedado en el tintero por razones de tiempo y espacio y que vendrían a completar tu trabajo; el tribunal puede que también lo haya notado y te lo diga, pero si ya has explicado por qué no las has incluido es un punto a tu favor.

La preparación mental para afrontar la tesis

La preparación mental también es importante. Piensa que, por mucho que te interese tu tema de trabajo, habrá momentos en los que estarás harto y te preguntarás por qué te has metido tú solo en este lío. Habrá momentos en los que no querrás oír hablar de nada relacionado con la tesis, en los que no conseguirás avanzar y te desesperarás, en los que echarás de menos leer textos que no sean científicos, y, además, tu tiempo de ocio se verá reducido considerablemente. La labor de documentación es especialmente ardua e infructuosa la mayor parte del tiempo.

1. La lucha contra la frustración: Vas a tener que concienciarte de todo esto lo antes posible y buscar las pequeñas cosas que hacen que no caigas en la desesperación, porque son muy frecuentes los casos de abandono. Para ello, funciona recordar la meta y, cuando no se avanza o la mente no está por la labor, lo mejor es parar unos días, desconectar totalmente y coger fuerzas para volver al trabajo.

2. Controlar el grado de perfeccionismo: También hay que controlar el grado de perfeccionismo, porque a veces se convierte en un problema. El trabajo final tiene que estar muy bien, pero siempre vas a ver fallos, por muchas veces que lo corrijas.

Cómo defender la tesis ante un tribunal

1. La entrega de la tesis: Cuando estés concluyendo la tesis, te aconsejo que acudas a tu facultad y preguntes los pasos a seguir una vez esté lista, porque hay variaciones. En general, hay que presentar dos o tres CD que incluyan la tesis y un resumen de un folio de extensión, además de rellenar algún papel y llevarlo a registro.

Entonces pasa a una fase de depósito de unas dos semanas aproximadamente y, una vez superada, se pagan las tasas de examen y se convoca al tribunal.

2. El tribunal: El tribunal estará compuesto por cinco doctores de diferentes universidades españolas y a veces también extranjeras. El presidente del tribunal es el profesor con mayor reconocimiento académico (el catedrático si solo hay uno) o, cuando haya varios del mismo nivel, el que lleve más años ostentando el título. El que lleve menos es el secretario y el encargado de levantar el acta.

3. La estructura de la defensa: La defensa de la tesis doctoral, que es el último trámite para ser doctor, tiene una estructura fija. Comienza con la presentación del presidente, que te dará la palabra para que, durante unos veinte o treinta minutos, expongas tu trabajo. En general, esta exposición sigue unas pautas comunes: saludos y agradecimientos al tribunal, una explicación del tema elegido, el estado de la cuestión previo a tu investigación, la estructura que se ha seguido para ordenar la redacción (básicamente, por qué es así el índice), recursos de los que te has valido (como archivos y bibliotecas o si has realizado estancias), qué aportas a la historia del arte y, finalmente, agradecimientos. Por supuesto, puedes incluir muchas cosas más, esto solo son unas pautas generales.

4. La defensa: Es importante que hables claro, sin correr y, si vas a leer la exposición (lo que es muy habitual), que evites el tono monótono. Es muy aconsejable acompañarse de un PowerPoint donde se puedan ir viendo esquemas de lo que comentas y alguna imagen de tu trabajo, aunque evitando sobrecargas, tanto de fotos como de texto, colores y efectos.

Otro consejo es que seas humilde. Por mucho que te haya costado y por muy maravillosa que te parezca tu tesis, no deja de ser una primera investigación llena de errores de principiante. Además, debes hablar en primera persona del plural, el nosotros, que incluye a tu director, ya que por muy poco que haya intervenido, siempre se trata de un trabajo común.

5. La intervención del tribunal: Después, cada uno de los miembros del tribunal dispondrá del tiempo que requiera (algunos diez minutos, otros hasta cuarenta) para hacerte los comentarios que considere oportunos. Los comentarios serán tanto positivos como negativos, así que más vale ir preparado para escuchar los defectos de tu trabajo. A veces suelen plantear algunas cuestiones para que las respondas, pero recuerda que, salvo excepciones, no debes hablar hasta que no hayan concluido los cinco y el presidente te devuelva la palabra.

En general, se recomienda contestar con un agradecimiento por las observaciones, diciendo que las aceptas todas y cada una de ellas y que las tendrás en cuenta para futuras correcciones del texto. Puedes aclarar alguna cuestión concreta, aunque evitando siempre contradecirlos o cualquier ápice de polémica. Tras ello, le toca el turno a tu director, que hará los comentarios que considere, normalmente reseñando tus virtudes y las de tu trabajo.

Una vez concluido todo este proceso, el presidente pedirá que se desaloje la sala para que el tribunal pueda debatir tu calificación. Cuando la tengan, unos minutos después, os pedirán entrar y dirán tu nota. Con ello, ya habrás finalizado tu doctorado y serás doctor.

Más recursos: Te recomiendo que visites y te suscribas al canal de Youtube de Croma Cultura, en el que encontrarás vídeos gratuitos con consejos prácticos para estudiar historia del arte y trabajar de ello en el futuro.