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Edvard Munch, El grito, 1893, Galería Nacional de Noruega. (*)

Desde el 28 de junio en la Tate Modern de Londres podréis visitar la nueva exposición del artista noruego Edvard Munch: The Modern Eye. En ella quedareis sorprendidos por facetas desconocidas por el artista como fue su interés por el cine y la fotografía.

¿Crees que lo sabes todo sobre el artista noruego Edvard Munch? Una buena oportunidad para conocer más en profundidad su contribución en el siglo XX es visitar la exposición The Modern Eye en la Tate Modern de Londres.

La Exposición

Organizada por el Centro Pompidou de París, el Museo Nacional de arte Moderno de París, en cooperación con el Museo Munch en Oslo y con la Tate Modern de Londres se trata de una exposición itinerante. Después de pasar por el Centro Pompidou y por la Schirn Kunsthalle de Frankfurt ahora le toca a la Tate Modern de Londres.

Edvard Munch (1863-1944) es sobre todo conocido por sus imágenes llenas de dramatismo y angustia y es a menudo presentado en el contexto de finales del siglo XIX. Ahora en esta exposición se han querido reunir:

  • Pinturas.
  • Fotografías.
  • Dibujos.
  • Esculturas.

La idea es ofrecernos una perspectiva diferente del artista destacando aspectos poco conocidos de su producción artística.

Aparte de la presentación de unas sesenta pinturas procedentes en su mayoría del Museo Munch de Oslo, encontrarán diferentes salas que demuestran su interés por los avances de su época, y su compromiso con la Modernidad mediante su fascinación por el cine, la fotografía, el teatro o la literatura. De hecho, en la exposición se encuentran cincuenta fotografías realizadas por el mismo, además de algunas filmaciones.

Pinturas:

En la segunda sala se encuentran obras bastante conocidas en diferentes versiones. Una práctica que era muy común en los artistas del siglo XIX para satisfacer las demandas de los coleccionistas. Sin embargo algunos críticos han visto detrás de ellas un aspecto psicológico en la repetición de algunas de sus obras. En esta sala podréis observar El niño enfermo (1907) o Mujeres sobre el puente (1901) en diferentes versiones. Es interesante observar la disposición de las pinturas en esta sala, pues están colocadas una enfrente de la otra para que distingamos la evolución pictórica del artista. Otro aspecto que llama la atención es la alternancia de pintura y fotografía durante todo el recorrido expositivo.

Fotografía:

Pero uno de los aspectos que llaman más la atención es la fotografía. En el año 1902 el artista compró una cámara Kodak en Berlín y la usó durante ocho años y en 1926 compró otra que le duró hasta 1932. Quizás un tercio de las fotografías que todavía se conservan son autorretratos en perfil o en tres cuartos. Muy interesante son las fotografías que realizaba sobre sus obras y sus exposiciones.

En la sala 4 llamada Optical Space, se encuentran pinturas relacionadas con la experimentación del espacio donde se observa la exageración de la perspectiva que donde logra crear espacios inusuales y distantes y donde coloca casi siempre la figura humana en un primer plano en el borde del marco. Algo claramente vinculado con su experiencia con la fotografía y el cine.

La sala 6 Compulsion está dedicada a su obra The Green Room. A partir de una fotografía sobre una mujer desnuda con la cabeza cabizbaja en una habitación de pequeñas dimensiones se han colocado diferentes versiones de la misma. En este caso el sentido del espacio se convierte en un estado emocional lleno de dramatismo.

Alternando la pintura como hemos dicho, destacan salas con fotografías, como la sala 7 donde el artista no usa el trípode, sino que con la cámara en mano se realiza fotografías a sí mismo, anticipando la manera en que ahora nos realizamos las fotos con el teléfono móvil.

Obras finales:

Al final de la exposición en la sala 11 llamada The Averted Eye, se presentan una serie de obras que realiza el artista cuando sufre una hemorragia en su ojo derecho, en 1930. Pudo haber sido el final de su carrera pues su ojo izquierdo también lo tenía dañado. Por algunos meses no pudo pintar, pero poco a poco se fue recuperando. Siendo un artista en constante experimentación y fascinado por la naturaleza de la visión, empezó a representar lo que podía ver a través de su ojo dañado: círculos vibrantes y coloridos que podrían haber sido el resultado de la exposición del ojo a la luz del sol.

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Edvard Munch, Autorretrato entre el reloj y la cama. (*)

Culmina la exposición con su obra Autorretrato entre el reloj y la cama, pintado antes de su muerte en 1944. En él aparece Munch como un anciano entre el reloj que ya no tiene sus agujas como si el tiempo se hubiera detenido.

(*) Imágenes: The Athenaeum. Creative Commons License.