retrato napoleón a caballo

Jacques-Louis David, Napoleón cruzando los Alpes, Palacio Belvedere, Viena, 1803.

En los últimos años hemos asistido a un cambio de paradigma laboral que no tiene precedentes en la Historia. Por un lado, hemos visto cómo se destruía una ingente cantidad de empleo en todos los sectores debido a la gran crisis global que estaba viviendo el planeta pero, por otra parte, hemos contemplado cómo empezaban a surgir nuevas oportunidades para todas aquellas personas que deseaban desarrollar una actividad por cuenta propia.

Me refiero a los autónomos, emprendedores y empresarios que ahora cuentan con un gran número de recursos tecnológicos que hace un tiempo hubieran sido impensables. Gracias al desarrollo de las tecnologías de la información y al imparable proceso de digitalización de las empresas y, en general, de la actividad comercial, ahora es más sencillo que nunca iniciar un negocio propio.

Sí se puede emprender en el sector cultural

Es verdad que esta situación que describo no es aplicable a todos los sectores, pero sí dentro del sector cultural, que es el que nos interesa. Ya sé que es un tema muy controvertido y que a determinadas personas les resultará incómodo, pero es necesario abordarlo porque probablemente la única oportunidad que tendrán muchas personas de disponer de unos ingresos mensuales o anuales será siguiendo esta fórmula de autoempleo.

Como ya sabes, la búsqueda de empleo es un proceso largo, duro, complejo y lleno de sinsabores. Lo peor de todo, sin lugar a dudas, son las esperas y los continuos rechazos que te vas a encontrar. Por eso, muchas veces, la única alternativa para empezar a trabajar en el sector cultural lo antes posible es mediante la creación de un proyecto propio de trabajo, porque no te ves limitado por otras personas y realmente eres tú mismo quien decide lo que se puede o no se puede hacer.

No obstante, debemos ser cautos, porque la creación de empresas no es la panacea que nos venden los medios de comunicación, ya que es imprescindible estar preparado en ciertas área de conocimiento que normalmente no aprenderás en las carreras de Humanidades como:

  • Las ventas.
  • El marketing.
  • La gestión de proyectos.
  • La organización de equipos.

De repente, vas a tener que saber cómo gestionar todas esas áreas del negocio sin experiencia previa, por lo que lo más seguro es que empieces a equivocarte y a sufrir las consecuencias, pero esa una forma de aprendizaje que no debemos desdeñar.

Lo importante es que pienses que al margen de las salidas laborales tradicionales, seas consciente de que existe una alternativa al trabajo por cuenta ajena y que si te formas y eres constante puedes lograr construir una marca que te permita desarrollar tus proyectos.

Una gran parte de las personas que han estudiado Humanidades no se encuentra cómoda con esta idea, porque quizás debido a la sensibilidad social que han adquirido no consideran ético involucrarse en una actividad económica con ánimo de lucro.

La buena noticia es que tu actividad puede estar perfectamente alineada con tus valores e incluso puedes no solo ayudarte a ti mismo a encontrar un trabajo sino que además puedes ayudar a otras personas a lograrlo. Para eso tienes que sentarte delante de un ordenador o tomar un bolígrafo y una libreta y empezar a apuntar posibles ideas de negocio. Estas ideas deberán estar encaminadas a solucionar problemas a otras personas, empresas o instituciones (que a partir de ahora serán tus clientes potenciales) y deberán presentarse en forma de productos o servicios.

Servicios, productos y supuestos competidores

En resumen se trata de hacer simplemente eso, pero obviamente tendrás que poner todo tu entusiasmo y toda tu fuerza creativa cuando desarrolles estas ideas que luego se concretarán en servicios o productos, ya que como habrás percibido tú mismo, el mercado está saturado y lo importante es diferenciarte de tus “competidores”, es decir, aquellos que están haciendo lo mismo que tú.

A mi personalmente no me gusta la idea de la competición, al menos dentro del sector cultural, ya que se trata normalmente de un sector minúsculo con una escasa de presencia de emprendedores y empresas, por lo que yo particularmente buscaría establecer alianzas estratégicas que te permitieran abordar proyectos mayores, en lugar de iniciar competiciones absurdas que, a la postre, seguramente perjudicarán a todas las partes implicadas.

Por tanto, se trata de ser, por una parte, creativos en el desarrollo de servicios y productos; y, por otra, en la captación de recursos económicos que permitan desarrollarlos: ya sea a través del pago directo por parte de las instituciones culturales, a través de subvenciones, del crowdfunding o de la venta de esos servicios y productos a particulares.

Algunos ejemplos de esto que propongo serían:

  • La creación de aplicaciones informáticas para museos.
  • El desarrollo de talleres educativos en museos.
  • La venta de libros electrónicos por internet…

Son sólo algunas ideas pero existen miles y puedes fijarte en cómo lo están haciendo otros emprendedores, como es el caso, por ejemplo, de lo que ha ocurrido en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, que recientemente ha presentado un videojuego desarrollado por un grupo de emprendedores con el objetivo de dar a conocer las colecciones artísticas de una forma lúdica y entretenida. No existen límites al respecto y todo dependerá de la originalidad de la idea, de la realización práctica de la misma y de tus habilidades de venta.

¿Quieres empezar ahora?

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