Venus de Milo, 130-100 a. C., Museo del Louvre, París.

Venus de Milo, 130-100 a. C., Museo del Louvre, París.

¿Qué es un esteta?

De acuerdo con la definición de la Real Academia Española, la palabra esteta proviene del griego (αἰσθητής), que significa “que percibe por los sentidos” y nos ofrece tres acepciones:

  • Persona que considera el arte como un valor esencial.
  • Persona versada en estética.
  • Persona que afecta el culto a la belleza.

Personalmente me interesa sobre todo la primera y tercera acepción: el arte como valor esencial del ser humano y el culto a la belleza. No se me ocurre mejor paraíso que este.

Pensémoslo detenidamente, olvidémonos por un breve instante de los quehaceres cotidianos, desactivemos el modo supervivencia. Vamos a imaginar que el trabajo -entendiendo como tal aquello que no deseas hacer pero que te ves obligado a realizar para poder alimentarte, disponer de una vivienda o de vestimenta- ha desaparecido. Imagínatelo como quieras: ya no necesitas trabajar porque dispones de los suficientes recursos, eres un ahorrador envidiable, tienes una empresa, has heredado, te has jubilado, lo que sea. El caso es que ahora has dejado de trabajar y tienes a tu disposición todo el tiempo del mundo…

¿Qué harías?

Vamos a soñar un poco, vamos a dejarnos llevar sin miedo, vamos a ser valientes.

Cuando estamos inmersos en la rutina diaria no reflexionamos acerca de estos temas, ya sea porque no disponemos del tiempo necesario o porque las preocupaciones no nos permiten si quiera plantearnos qué haríamos con nuestras vidas si no tuviéramos que ganarnos el sustento. Te propongo entonces que te imagines cómo sería esa vida de ¿contemplación? Probablemente esa sería el nuevo rol que adoptarías, pasarías a ser un espectador de la vida, verías cómo la vida se desarrolla a tu alrededor y, por fin, tendrías tiempo para pensar. Yo sé que esto agobia muchísimo a determinado tipo de personas porque desafortunadamente preferimos ocuparnos en cuestiones insignificantes antes que someternos a esta experiencia del vacío. El vacío no es más que la antesala de la reflexión y la creatividad, es el papel en blanco de los escritores.

En su momento escribí que los desempleados forzados por el sistema se convertían automáticamente en seres estéticos, es decir, seres que “perciben por los sentidos”, ya que por lo general, la actividad laboral es enemiga de la contemplación. Los desempleados experimentan ese vacío y sienten dolor porque obliga a reflexionar sobre las grandes preguntas. Por primera vez empiezan a ver desde afuera, en lugar de a ver desde dentro del sistema. Yo te propongo que adoptes esta posición voluntariamente y que reflexiones sobre cómo entenderías la vida.

¿Qué es el paraíso?

El horror es probablemente lo primero que aparecerá ante nuestros ojos, no solo al vacío existencial sino también al sinsentido de la vida cotidiana. Sin embargo, pronto aparecerá también dibujada la belleza en situaciones inesperadas, algunas vendrán de la contemplación de los fenómenos de la naturaleza, sobre todo cuando en lugar de mirar al frente, miremos hacia arriba. Otras veces será el artificio lo que te cautive, es decir, las mejores obras del ser humano, el arte.

Decía Aristóteles en el primer libro de su Política que el hombre es un ser político (zoon politikón), yo añado que el ser humano es también un animal estético, que percibe por los sentidos. No podemos sustraernos a tener una vida estética, toda experiencia es estética en cierta medida, pero no toda experiencia está estetizada.

El esteta se regodea de esta experiencia, es menos pasivo de lo que parece. Vive en un síndrome de Stendhal casi perpetuo. Se maravilla al contemplar el diseño de un simple vaso que contiene agua, del desnudo de una Venus, de un paisaje volcánico, de una buena película, de una buena taza de café o de una prenda de vestir que sienta como un guante al que la lleva. Esos momentos se parecen bastante a la felicidad, es el denominado placer estético. Si en algún momento has sentido algo parecido, bienvenido al mundo de los estetas, bienvenido al paraíso. Sin estetas, no hay paraíso posible.

Oda a una urna griega (un pequeño paraíso estético)

Sosibios Vase

Dibujo del Vaso de Sosibios, en el que supuestamente se inspiró Keats para escribir su famoso poema.

El poeta romántico John Keats se maravillaba ante una simple -pero bella- urna griega. Aquí tienes un exquisito poema de uno de los grandes estetas:

Oda a una urna griega

Tú, todavía virgen esposa de la calma,
criatura nutrida de silencio y de tiempo,
narradora del bosque que nos cuentas
una florida historia más suave que estos versos.
En el foliado friso ¿qué leyenda te ronda
de dioses o mortales, o de ambos quizá,
que en el Tempe se ven o en los valles de Arcadia?
¿Qué deidades son ésas, o qué hombres?
¿Qué doncellas rebeldes?
¿Qué rapto delirante? ¿Y esa loca carrera?
¿Quién lucha por huir?
¿Qué son esas zampoñas, qué esos tamboriles,
ese salvaje frenesí?

Si oídas melodías son dulces, más lo son las no oídas;
sonad por eso, tiernas zampoñas,
no para los sentidos, sino más exquisitas,
tocad para el espíritu canciones silenciosas.
Bello doncel, debajo de los árboles tu canto
ya no puedes cesar, como no pueden ellos deshojarse.
Osado amante, nunca, nunca podrás besarla
aunque casi la alcances, mas no te desesperes:
marchitarse no puede aunque no calmes tu ansia,
¡serás su amante siempre, y ella por siempre bella!

¡Dichosas, ah, dichosas ramas de hojas perennes
que no despedirán jamás la primavera!
Y tú, dichoso músico, que infatigable
modulas incesantes tus cantos siempre nuevos.
¡Dichoso amor! ¡Dichoso amor, aun más dichoso!
Por siempre ardiente y jamás saciado,
anhelante por siempre y para siempre joven;
cuán superior a la pasión del hombre
que en pena deja el corazón hastiado,
la garganta y la frente abrasadas de ardores.

¿Éstos, quiénes serán que al sacrificio acuden?
¿Hasta qué verde altar, misterioso oficiante,
llevas esa ternera que hacia los cielos muge,
los suaves flancos cubiertos de guirnaldas?
¿Qué pequeña ciudad a la vera del río o de la mar,
alzada en la montaña su clama ciudadela
vacía está de gentes esta sacra mañana?
Oh diminuto pueblo, por siempre silenciosas
tus calles quedarán, y ni un alma que sepa
por qué estás desolado podrá nunca volver.

¡Ática imagen! ¡Bella actitud, marmórea estirpe
de hombres y de doncellas cincelada,
con ramas de floresta y pisoteadas hierbas!
¡Tú, silenciosa forma, tu enigma nuestro pensar excede
como la Eternidad! ¡Oh fría Pastoral!
Cuando a nuestra generación destruya el tiempo
tú permanecerás, entre penas distintas
de las nuestras, amiga de los hombres, diciendo:
«La belleza es verdad y la verdad belleza»…
Nada más se sabe en esta tierra y no más hace falta.

Poema original: Ode on a Grecian Urn.

(*) Imágenes: Wikimedia Commons. Creative Commons License.