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Mezquita de Córdoba,
bosque de Columnas. (*)

La mezquita de Córdoba (785-988) fue construida en su mayor parte durante la época del emirato independiente de Córdoba (756-929), es decir, la primera gran etapa de dominio musulmán de la Península Ibérica.

Ésta se inicia cuando el príncipe Abd Al-Rahman, descendiente de la familia de los Omeyas y superviviente de la matanza que esta sufrió en Damasco por parte de los Abbasíes, llegó a la Península Ibérica en el año 755 tras una larga huída. Después de tomar Córdoba, la capital de aquel momento, se proclamó emir de al-Andalus el año 756. Con esta acción se convirtió en el fundador de un estado islámico en al-Andalus y creó las bases del mismo.

El territorio del emirato se organizó según modelos orientales y el norte de Córdoba quedó articulado en tres marcas, unidades administrativas controladas por un gobernador:

  • La marca inferior alrededor de Mérida.
  • La marca media alrededor de Toledo.
  • La marca superior alrededor de Zaragoza.

Por su parte, las ciudades también fueron adquiriendo cada vez un aire más oriental: en ellas se construyeron mezquitas y bazares, las estrechas calles alojaban los locales de artesanos y comerciantes, las casas se construían en torno a un patio central y cerradas al exterior, en las afueras de las ciudades situadas en importantes rutas se levantaron caravasares (hospederías para los comerciantes), etc.

Durante el emirato la agricultura se desarrolló gracias a la construcción de canales y del desarrollo de un sistema de riego, y también florecieron diferentes industrias como la de la elaboración de seda y de lana, la tintorería y los cueros de Córdoba.

Fue Abd al-Rahmán III quien, en el año 929, se erigió como califa, convirtiendo el emirato en el califato de Córdoba, el cual sobreviviría hasta el año 1031. Durante este periodo, Córdoba sufrió un gran desarrollo, llegando a ser una las ciudades más populosas de la Europa del momento y un importante centro cultural.

La Mezquita de Córdoba

La mezquita de Córdoba, tal y como la conocemos ahora, es el resultado de diferentes fases constructivas y sucesivas ampliaciones por parte de los distintos emires y califas que subieron al poder. La consecución de tantas ampliaciones y remodelaciones a lo largo de varios siglos se explica porque era una manera, por parte de los nuevos gobernantes, de mostrar su respeto por Abd al-Rahmán, iniciador del emirato y de la mezquita, así como de legitimarse en el poder. Su edificación se prolongó desde el año 785 hasta el año 988, siendo por eso reflejo de la evolución política y artística de al-Andalus.

En la actualidad es relativamente fácil realizar un recorrido a través de ellas gracias a la abundante documentación conservada en diferentes fuentes escritas, hecho poco habitual en las construcciones de la época.

Aquí te explicamos la historia en 9 puntos:

1) La construcción por Abd al-Rahmán I (756-788)

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Mezquita de Córdoba, muro de la Quibla. (*)

La construcción de la mezquita de Córdoba se inició el año 785 por encargo del primer emir, Abd al-Rahmán I. La que hoy conocemos como mezquita de Córdoba no era una mezquita cualquiera, sino la mezquita aljama (la mezquita principal o mayor) de la capital, cuyos fines son religiosos a la vez que políticos. Se trata de la mezquita en la que el mismo jefe de Estado dirigía la oración de los viernes, simbolizando así la unión de poder político y religioso.

La que hoy conocemos como mezquita de Córdoba no era una mezquita cualquiera, sino la mezquita aljama (la mezquita principal o mayor) de la capital

El Complejo Episcopal de San Vicente se convierte en Mezquita

La mezquita se eleva sobre el solar que antes ocupaba el complejo episcopal de San Vicente, espacio que, mientras no se iniciaron las obras de construcción de la mezquita, sirvió tanto a cristianos como a musulmanes, pues la Córdoba conquistada carecía de un recinto religioso islámico, ya que su historia más reciente pasaba por la dominación romana y visigoda. De hecho, junto a este complejo episcopal se elevaba un palacio visigodo, el cual fue ocupado por Abd al-Rahmán y por sus sucesores, de modo que poder político y religioso convivían en un mismo espacio de la ciudad, uno junto al otro.

Primeras Fases Constructivas

La primera fase de construcción de la mezquita fue breve, pues debió de durar en torno a un año, ya que la necesidad de contar con una mezquita aljama era apremiante. Facilitó la construcción el hecho de que se reaprovecharon muchos elementos constructivos tanto visigodos como romanos.

La orientación de la mezquita vino determinada por el solar disponible, que bajaba en ligera pendiente hacia el río Guadalquivir, por lo que quedó orientada hacia la Meca pero con una pequeña desviación hacia el sur. En cuanto a su configuración y distribución espacial, toma como referencia la mezquita al-Aqsa de Jerusalén, construida unas pocas décadas antes (705-715).

Quedó así dividida en once naves perpendiculares a la quibla, siendo la nave central, la que da al mihrab, ligeramente más ancha y elevada, y las laterales de los extremos ligeramente más estrechas. Este espacio era precedido por un amplio patio porticado, que servía para alojar a los fieles durante las oraciones en caso de que las naves estuvieran llenas, a la vez que como fuente de luz para el interior, pues en origen las naves estaban abiertas al patio.

Facilitó la construcción el hecho de que se reaprovecharon muchos elementos constructivos tanto visigodos como romanos

Los famosos arcos de la Mezquita

Uno de los elementos más llamativos y originales de la mezquita cordobesa es el sistema de sustentación de las cubiertas, a partir de un sistema de doble arcada: arcos de herradura apoyados sobre columnas sustentan arcos de medio punto que se apoyan en pilares. En ambos niveles las dovelas alternan piedra blanca y ladrillo rojo, lo que produce esa imagen tan característica de la mezquita.

Existen varias teorías sobre el origen de dicho sistema constructivo. Por un lado, y por lo que se refiere a la superposición de arcadas, existen antecedentes, algunos en el mundo romano, como es el caso de los acueductos de Segovia o de Mérida, otros en el propio mundo islámico, como sucede en la mezquita aljama de Damasco. El uso de piedra y ladrillo conjuntamente tampoco es algo nuevo, pues se pude ver en diferentes construcciones romanas (acueducto de Mérida), aunque es cierto que en el interior de la mezquita se usó con cierta originalidad, y se convirtió en adelante en un símbolo distintivo del arte de al-Andalus.

Reaprovechamiento de Materiales Constructivos

Como ya se ha dicho con anterioridad, las columnas eran materiales constructivos reaprovechados de anteriores edificaciones romanas y visigodas. Esta tendencia a la reutilización, habitual en el mundo islámico, responde por un lado a cuestiones prácticas, pues es mucho más fácil y rápido construir de esta manera, pero también contiene la carga simbólica de apropiación de todo lo anterior.

  • A) El hecho de que las columnas fueran reaprovechadas determina algunas características de la mezquita, como que algunas estén profundamente enterradas para igualarlas en altura a las demás, o la carencia de simetría en la distribución de las mismas (este aspecto se cuidó más en la nave central, donde sólo se usaron columnas de tonos rojizos, mientras que en el resto de las naves se alternaron fustes negros y rojos).
  • B) También fueron reaprovechados los capiteles que las coronaban. Abundan los capiteles de estilo corintio, aunque también los hay visigodos (mucho más esquemáticos) e incluso algunos provenientes del Mediterráneo oriental. De nuevo, los de mayor calidad fueron reservados para la nave central.

Puertas de Acceso

Respecto a sus accesos, de esta fase sólo se conservan dos de sus portadas originales:

  • La de San Esteban.
  • La de los Deanes.

Ambas en la fachada oeste, la primera daba a acceso al oratorio y la segunda al patio. La Puerta de San Esteban (en origen llamada Puerta de los Visires) es la más llamativa de las dos y, aunque ha sufrido remodelaciones a lo largo de su historia, de este momento conserva, al menos, su articulación en tres calles.

El Exterior

Por último, todo el exterior era rematado por una línea de merlones o almenas escalonadas, un elemento traído de Oriente y que será utilizado en todas las ampliaciones de la mezquita, lo que dará uniformidad al aspecto exterior del edificio.

2) Hixem I (788-796)

Hixem I, hijo de Abd al-Rahmán I, no realizó grandes ampliaciones, simplemente añadió algunos elementos que todavía faltaban. Gracias a él se construyó el primer alminar de la mezquita (793), pues la construcción originaria carecía de él, llamándose al rezo desde el palacio visigodo próximo. De este alminar en la actualidad no es visible ningún resto. También él fue el constructor del pabellón para abluciones, anexo a la mezquita en el lado este, y de las galerías para las mujeres, al norte de la sala de oraciones.

Su hijo y sucesor, Al-Hakam I (796-822), no realizó ninguna intervención en el edificio, lo cual se explica, seguramente, por el periodo de inestabilidad política en el que le tocó gobernar.

3) Abd al-Rahmán II (822-856)

Abd al-Rahmán II fue el impulsor de la primera gran ampliación. Las obras comenzaron el año 833 y fueron acabadas por su hijo Muhammad I (852-886). Motivó esta ampliación el aumento de la población de la capital, que hizo que se quedara pequeño el espacio interior destinado al rezo y que no hubiera sitio suficiente para todos los fieles.

La 1ª Ampliación de la Mezquita

La ampliación se realizó hacia el sur, es decir, derribando el muro de quibla original y alargando las naves ocho tramos más. En esta ampliación se mantuvo el mismo sistema doble arquearía con dovelas alternas de piedra y ladrillo, así como la mayor anchura de la nave central. Como innovación, en esta fase se introduce tímidamente la planta de «T», consistente en una nave central más ancha combinada con una nave paralela a la quibla y perpendicular a las demás, modelo que acababa de nacer en Oriente.

Pero más que introducir una nave perpendicular, lo que se hizo fue potenciar visualmente la zona de delante del mihrab al disponer delante de él dos fustes de alabastro acanalados y, en el muro de la quibla, columnas iguales dos a dos a lo largo de dos tramos. Asimismo, los capiteles de mayor calidad quedaron reservados para la nave central y para la última columna de cada arcada, la que da al muro de quibla, lo que potencia también la sensación de planta de «T».

Nuevos Capiteles

De resaltar de esta fase es que por primera vez aparecen capiteles de nueva talla, los que después se llamarán de tipo emiral. De inspiración romana, toman como base de partida el capitel corintio, realizando ornamentaciones de gran delicadeza. Pero al mismo tiempo se realiza una búsqueda de nuevas formas y decoraciones, dando como resultado un conjunto que llama la atención por su variedad formal.

4) Muhammad I (852-886)

Este emir, descendiente de Abd al-Rahmán II, no hizo grandes intervenciones dentro de la mezquita, en parte debido a que tuvo que enfrentarse a problemas internos dentro del Estado. Se limitó a concluir las obras que había comenzado su padre, a erigir una maqsura (lugar reservado al califa o al imán en las oraciones), que no sería de obra porque no ha dejado huella, y a reformar la Puerta de San Esteban (a él se atribuye todo o gran parte del cuerpo central).

5) Al-Mundhir (886-888) y Abdallah (888-912)

Estos emires, debido la difícil situación interna del Estado durante su gobierno, no dejaron su huella en la mezquita con obras de gran importancia.

El primero, Al-Mundhir, a pesar de que su emirato duró sólo dos años, construyó la bayt al-mal o cámara del tesoro. El segundo de ellos, Abdallah, conectó directamente el palacio con el interior de la mezquita a través de un paso elevado sobre la calle.

6) Abd al-Rahmán III (912-961)

Abd al-Ramán III, a pesar de ser un personaje de gran relevancia histórica, pues fue el primero en proclamarse califa en año 929, no intervino en la mezquita con grandes ampliaciones. Esto es así porque la mayoría de sus esfuerzos se centraron en la construcción de Medina Azahara (936-1010), una ciudad construida ex-novo para servir como sede principal del nuevo califato.

Abd al-Rahmán III amplió el patio de la mezquita hacia el norte, para que fuera proporcional al nuevo tamaño de la sala de oraciones. Ello implicó el derribo, no sólo del muro limítrofe, sino del alminar que había en él (el construido por Hixem I), y la consiguiente construcción de uno nuevo. Este alminar no ha llegado hasta nosotros, pues estaba donde hoy se erige el campanario moderno de la catedral. También se encargó el primer califa de reparar la fachada de la mezquita, pues había sufrido daños en un terremoto acaecido el año 880/881. En esta nueva fachada se emplearon capiteles de nueva fábrica, inspirados en los estilos corintio y compuesto, pero con formas muy esquemáticas.

7) Al-Hakam II (961-976)

Al-Hakam II, el mismo año que ocupó el trono (961), comenzó las obras de ampliación de la gran mezquita, las cuales se prolongaron hasta el año 966. Se trata de una intervención de gran relevancia, pues supuso el crecimiento de las naves hacia el sur trece tramos más, lo que conllevó nuevamente el derribo del muro de quibla anterior y la construcción de uno nuevo.

La Gran Ampliación

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Mezquita de Córdoba, Cúpula. (*)

El lugar que ocupara el mihrab de Abd al-Rahmán II (ahora en mitad de las naves) fue ocupado por un espacio cubierto por cúpula y sustentado por arcos entrecruzados. Las columnas que antes flanqueaban este mihrab fueron trasladadas al nuevo. Este nuevo mihrab quedó precedido, en el tramo central y los dos laterales que lo flaquean, por una serie de arcos polilobulados entrecruzados que sustentan tres cúpulas (una por tramo). Estas cúpulas recurren a soluciones estructurales originales y por eso se trata de ejemplos únicos. Toda esta zona recibió un tratamiento decorativo muy especial; así, toda la decoración hecha a base de mosaicos fue realizada por artistas traídos especialmente desde Bizancio.

En esta ampliación se recurre de un modo mucho más evidente a la planta de «T», pues no sólo se añadieron los tres espacios cupulados frente al mihrab, sino que también se introdujo una nave transversal junto al muro de quibla

Frente a la zona del mihrab se construyó también una nueva maqsura, que quedaba delimitada por una arcada polilobulada dispuesta transversalmente y que servía para separar al califa del resto de los fieles. Esta estructura en la actualidad no se conserva, pues fue derribada por los cristianos para hacer capillas y tumbas.

Existían, además, cinco cámaras a cada lado del mihrab. Las del lado oeste servían al califa para acceder al interior de la mezquita desde su palacio sin ser visto; las del lado este servían para cobijar tesoros.

Las columnas utilizadas en esta ampliación fueron todas de nueva talla. En la nave central son todas de fuste rojo, y el pilar que se eleva sobre ellas está, en esta nave, decorado con relieves de estuco. Por su parte, en las laterales se dispusieron columnas negras y rojas de modo alterno y de tal forma que crean líneas diagonales que confluyen en el mihrab. Los capiteles de esta fase presentan sencillas y esquemáticas decoraciones de tipo corintio y compuesto, y cada uno de ellos se corresponde con un color de fuste concreto.

8) Almanzor (976-1002)

La última de las reformas en la mezquita fue llevada a cabo por Almanzor. El hijo y heredero de al-Hakam II era Hixem II (976-1009) quien, siendo todavía menor de edad, vivía como un prisionero en su palacio de Medina Azahara, mientras que el poder era ostentado y controlado por el primer ministro y regente Almanzor.

La Última Ampliación

Esta ampliación, motivada por un aumento de población, fue diferente a las demás. En primer lugar, no se extendió hacia el sur, sino hacia el este, pues hacia el sur se encontraba el río, y en los otros lados se encontraban el palacio y el patio de la propia mezquita. Así, lo que hizo fue añadir ocho nuevas naves laterales.

Por otro lado, en esta ampliación no introdujo innovación alguna, pues se limitó a imitar con precisión las fases anteriores, llegando incluso a prolongar los pilares que eran testigos de los anteriores muros de quibla. No tocó el mihrab de al-Hakam II ni construyó uno nuevo, de modo que este queda descentrado con respecto al conjunto de la mezquita. Esta ampliación conllevó, asimismo, la ampliación del patio.

Tan sólo algunos pequeños detalles diferencian esta fase de las demás, como la presencia de arcos de herradura apuntados y arcos lobulados en algunas zonas por cuestiones espaciales que hacía necesario reducir sus luces, o el hecho de que la alternancia de dovelas no fuera real, sino pintada en estuco sobre la fábrica de piedra.

9) La Reconquista

En 1523, tras la conquista de Córdoba, el cabildo de la ciudad mandó construir en el centro de la mezquita una catedral, lo que supuso la eliminación de 63 columnas. Su construcción se prologó hasta el siglo XVIII. Esta obra, que provocó la destrucción de parte la mezquita, probablemente fue en parte también la causante de que sobreviviera hasta nuestros días, pues hizo que el recinto siguiera en uso y se convirtiera en un espacio cristianizado, evitando su abandono y desaparición tras la expulsión de las comunidades musulmanas y judías en 1492.

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(*) Imágenes: Wikimedia Commons. Creative Commons License.