Símbolos de accesibilidad

Las personas con discapacidad se enfrentan cada día a dificultades que las personas sin discapacidad no podrían ni imaginarse. En la vida cotidiana no nos podemos concebir las barreras que pueden afectar a estas personas como, por ejemplo, el uso del transporte público o el simple acceso a la educación, a la cultura o al trabajo. En el ámbito cultural, CROMA Comisarios Culturales ha querido profundizar en este tema para preguntarse: ¿Actualmente en los espacios culturales se ofrecen buenos servicios para los discapacitados?

Uno de los objetivos de las instituciones culturales es ofrecer a las personas con movilidad reducida el acceso a sus espacios culturales, eliminando cualquier barrera arquitectónica. Y ahora nos preguntamos, ¿todos los museos cumplen estos requisitos? Por desgracia en muchos casos todavía encontramos con límites en algunos espacios culturales. Incluso se ha querido justificar el mal acceso a los discapacitados por el valor del patrimonio del edificio o para proteger la conservación de su aspecto original. Lo cierto es que cualquier edificio puede ser rehabilitado con las técnicas actuales sin dañarlos.

Es cierto que existe una concienciación en la disposición de un acceso físico básico pero todavía en muchos casos no existe un acceso total a todas las instalaciones. La mayoría de ellas se queda en ofrecer un primer acceso, es decir, traspasar la puerta de entrada sin poder usar los espacios como lo haría una persona sin discapacidad.

Según la Asociación Profesional de Museólogos de España, para lograr un adecuado sistema de accesibilidad física en aquellos edificios ya establecidos, necesitarían realizarse profundas reformas como la ampliación de los espacios expositivos, la modernización de las instalaciones y de los servicios, la creación de áreas de reserva, la creación de plazas de aparcamiento para discapacitados, etc.

Relacionado con este problema está la falta de información sobre la accesibilidad a los museos. Toda persona con movilidad reducida debería recibir este tipo de información ya que suele ser la causa principal por la que rechazaron realizar la visita o no pudieron disfrutarla.

Para que estas personas puedan gozar de un total acceso tanto del edificio como de sus contenidos, todo museo debe contar con una serie de medidas básicas. Aparte de las soluciones arquitectónicas, en el interior del edificio se deberían adaptar los programas museológicos y los montajes museográficos para poder hacer entendible al público el significado de sus colecciones. Mediante recursos gráficos y tecnológicos, deben existir paneles informativos claros sobre las obras, contrastes de colores para distinguir la zona de circulación del espacio expositivo, planos en altorrelieve, sistema braille, un sistema claro para la comprensión de los espacios y la distribución de los mismos, videos con subtítulos para personas sordas, etc.

Para aquellas personas con problemas auditivos se deben instalar bucles magnéticos. Incluso existen museos que permiten el contacto físico con la obra de arte o mediante maquetas de las mismas o sin dañar las obras originales. Es el caso del Museo Tiflológico de la ONCE en Madrid, o el Museo Tiflológico de Plasencia, pensados por y para las personas con dificultad visual. Este tipo de museos invitan a tocar y sentir cada una de las obras expuestas.
Sin embargo, los museos históricos tienen el deber de mantener en las mejores condiciones posibles las obras de arte, es lógico, pero ¿no deberían incluir una nueva metodología que no dejara de lado a la persona que tiene dificultades para disfrutar de la obra de arte?

Se trata además de una cuestión museográfica en el que cada día adquieren más importancia las nuevas tecnologías con la finalidad de transmitir el conocimiento a todo el público visitante. Un claro ejemplo de avance tecnológico que ayuda a la comprensión de la obra es un nuevo sistema electromecánico llamado “dispositivo háptico” el cual permite la interacción con el espacio y estimula el sentido del tacto de un ser humano a través de un ordenador. A partir de este sistema se consiguen alcanzar sensaciones como el tamaño, la dureza o la textura e incluso a través del tacto se pueden imaginar formas.

Los museos además deben disponer de audioguías especiales para personas con problemas auditivos o visuales y contar con guías que tengan conocimiento en el lenguaje de signos. En concreto en la ciudad de Madrid, el año pasado, el Ministerio de Cultura presentó las primeras guías multimedia GVAM con accesibilidad universal, ofreciendo guías para personas ciegas y sordas en casas museo como el Museo Sorolla o el Museo Fundación Lázaro Galdiano. Esta iniciativa será ampliada próximamente en otros espacios como el Museo Nacional del Romanticismo, el Museo de artes Decorativas y el Museo Cerralbo. Estos dispositivos constan de mapas interactivos, audiodescripciones, audionavegación, pictogramas, lenguaje de signos, menús de ayuda, pantalla táctil, etc.

Según un estudio realizado sobre diversos museos madrileños, la mayoría de ellos no cuentan con las medidas básicas que se deberían de establecer para las personas discapacitadas. Se ha avanzado en la eliminación de barreras arquitectónicas, pero hoy en día falta mucho por hacer.

Para solucionar este problema debe de existir un fuerte compromiso por parte del sector cultural, los museos, y por parte de la sociedad en general.

Los asistentes discapacitados deben de tener la misma igualdad de oportunidades y el mismo derecho de disfrutar de las actividades culturales que ofrecen los museos o las instituciones culturales que una persona no discapacitada. ¿Están los museos dispuestos a contribuir en la mejora de la accesibilidad?

(*) Imagen de Portada: Wikimedia Commons. Creative Commons License.