almoneda

Entre los días 14 y 22 del mes de abril transcurrió Almoneda. Feria de Antigüedades, Galerías de Arte y Coleccionismo. Tras la clausura, desde Croma Comisarios Culturales queremos incitar a una reflexión sobre la pasada feria en particular, y sobre este tipo de eventos en general.

Organización

La organización de Almoneda corrió a cargo de la Feria de Madrid (IFEMA). IFEMA se ha convertido en un espacio de encuentro entre aquellos que compran y aquellos que venden, pero a la vez han potenciado, a veces de manera directa, las más de manera indirecta, una tercera clase de personas: los visitantes. Así pues, marchantes de arte, representantes y empleados de galerías, compradores ocasionales, coleccionistas, y también espectadores, han transitado durante estas últimas semanas por un mercado variopinto, ambiguo, y no falto de atractivo.

¿Qué caracteriza Almoneda de otros eventos organizados en IFEMA?

Almoneda nos abre las puertas con un eslogan común: las antigüedades, y por antigüedades nos referimos a objetos cotidianos que perdieron su uso primario para convertirse en un elemento estético, con gran carga sentimental en no pocas ocasiones, tales como juguetes de otra época, máquinas de escribir de principios de siglo, o carismáticos gramófonos.

Vintage:

En Almoneda, el concepto actual y recurrente de vintage encuentra su significado, entendiendo por vintage aquellos objetos de calidad que aún no pueden catalogarse como piezas de antigüedad, pero que merecen nuestra atención; un culto a la nostalgia por la estética de otras épocas que se respalda en la cultura postmoderna. Es por ello que lo vintage estuvo implícitamente presente en Almoneda.

Muebles:

También pudimos encontrar una amplia gama de muebles: trabajos de restauración, de diseño art-decó, e incluso objetos como herramientas de labranza sacados de contexto en busca de un toque rústico en la decoración; así como la venta de un conjunto de elementos arquitectónicos -balcones, rejas, puertas, fuentes, escaleras de madera…- utilizados para una misma función, cuya importancia reside en su exclusividad, y en ese guiño hacia otra época.

Pintura y escultura:

No faltan en el evento las galerías de pintura y escultura, muchas obras referentes al arte sacro, junto con obras de arte contemporáneo y actual. Los más minuciosos fueron capaces de encontrar algún que otro boceto firmado por Picasso o Chillida. La madera tallada y envejecida de las esculturas mostraba autenticidad; muchas formaron parte de un conjunto más amplio como retablos, presentando cortes de secciones del propio trabajo de artesanía que dan un toque de antigüedad perseguido por mostrar las imperfecciones nunca mostradas de la pieza.

Objetos arqueológicos:

Dentro del mundo de las antigüedades, es de especial relevancia el objeto arqueológico, pues cumple los principales requisitos para formar parte de los puestos que engrosan Almoneda. La pieza arqueológica va más allá de un corte estético. Responde, primero, a un interés por lo antiguo, así como exhibir el extracto de un tiempo remoto que nos hace estar callados y pensativos ante el objeto; atractivos por ser un tesoro que quedó sepultado, muy recurrente entre los grandes y pequeños coleccionistas, sean o no entendidos en la materia.

Otros objetos:

En la feria se estableció una dualidad, diferenciando entre expositores con temática concreta en sus productos, y expositores definidos por la acumulación de diferentes objetos cuyo único rasgo en común es la propia antigüedad. Bisutería, vestidos, muñecas, cámaras de fotografía, banderas, llaveros, indumentaria bélica, juegos de mesa, tratados científicos, discos de vinilo, mantones, escafandras de buceo, timones, lentes, plumas de escribir, copas de cristal, mecedoras, libros, lámparas, bocetos, llaves, espadas, balones de fútbol, abrigos de piel, cerrojos, cajas registradoras, sillas de manos, palos de golf, gramófonos, astrolabios, mesas de estudio, pistolas, figuras de belén, tapices, y un amplio etcétera para un conjunto de objetos que se definen por el carácter envejecido de la añoranza.
Almoneda es la acumulación de objetos, demasiado personales para deshacerte de ellos, tan vistosos como para otorgarles un valor incalculable, esa gran carga sentimental que le damos al objeto inerte, la vista atrás hacia cualquier tiempo, lo hayamos vivido o no.

El público de Almoneda

Pero hay algo más que hace que Almoneda sea diferente y que consigue lo que cualquier otra feria de arte y coleccionismo no puede: hace partícipe al espectador, quien establece un vínculo con un objeto cuya naturaleza es del todo cotidiana y que el mismo espectador tuvo en sus manos hace tiempo; a la vez, la sencillez y funcionalidad de estos objetos es del todo comprensible, elaborando un paralelismo entre el hoy y el ayer a partir de, por ejemplo, un balón de fútbol del pasado siglo. Muchos de estos objetos no han perdido su función primaria, y que junto a lo asequible para el bolsillo, convierte a esta feria de antigüedades en grandes competidores de otros mercados de coleccionismo y arte. Resulta incluso divertido hacer una comparativa de precios -aunque la accesibilidad a la información de precios no era equitativa en todos los expositores- de un mismo objeto, siendo ayer algo común, y actualmente una antigüedad.

Conclusión

Al margen de Almoneda, las ferias de antigüedades, coleccionismo y arte se están convirtiendo en un lugar recurrente, más como espacio expositivo que como mercado, siendo una variante de modelo del museo. En cuanto a Almoneda como feria, la reducción de puestos de exposición fue otro de los sinónimos de la presente crisis, si bien tuvo gran acogida de público visitante, y no pocos compradores.

(*) Imagen de elaboración propia. Francisco Alvarado Cortés.