La obra de Davidson (1933, Chicago) se caracteriza por su gran implicación personal a la hora de trabajar. A diferencia de otros fotoperiodistas (si es que podemos considerarlo tal), no se limita a captar las imágenes necesarias y desaparecer, sino que sus trabajos siempre se desarrollan con el tiempo necesario (a veces años) para profundizar en el tema y, sobre todo, conocer a sus protagonistas. Su presencia prolongada en esos entornos se acaba aceptando como algo natural y esto es lo que le permite a Davidson realizar esas fotografías tan íntimas de sus personajes en las que la complicidad se hace patente.

No siempre sé por qué fotografío algo. Es mi máquina de aprender.

Ya desde sus primeras series, cuando todavía se estaba formando como fotógrafo, vemos muchas de esas características. En Light House Mission de Rochester, una serie realizada mientras estudiaba en el RIT (Rochester Institute of Technology), retrata un lugar en el que se reunían los indigentes los domingos para asistir a misa y recibir algo de comer. Son unas imágenes que transmiten un gran respeto y, sobre todo, una gran empatía con los retratados. En la serie que presentó como proyecto fin de carrera de Diseño Gráfico en Yale fotografió al equipo de fútbol de la universidad, pero huyendo de las imágenes heroicas del campo y centrándose en la tensión de los vestuarios y el banquillo. Esta serie, por cierto, sería la primera en ser publicada en una revista.

La que sería su primera gran serie siguió ahondando en esta línea. John y Kate Wall (1955) nos muestra la vida cotidiana de un matrimonio de ancianos de Arizona. Davidson los conoció mientras realizaba el servicio militar y, fascinado por «… la manera tan tierna de cuidarse el uno al otro, aislados en medio del imponente desierto y las escarpadas montañas…», labró con ellos una profunda amistad. A través de unas imágenes de un marcado claroscuro, muchas veces llenas de pequeños detalles, esta serie nos introduce en la cotidianeidad del matrimonio. Son imágenes de un cierto aire melancólico que, además, nos transmiten la experiencia que supuso para el fotógrafo convivir con estos dos ancianos.

Su siguiente serie, La viuda de Montmartre (1956), presenta unas características muy similares. En este caso nos retrata a Madame Margaret Fauché, viuda de Léon Fauché, un pintor impresionista de segunda fila que había conocido a todos los grandes artistas del movimiento. De nuevo, a través de estas imágenes no solo conocemos al propio personaje, sino que vemos el impacto emocional de esa relación en el fotógrafo.

Una de sus series más importantes es The Dwarf (1958). Realizada por encargo de la agencia Magnum, esta serie se adentra en el circo Clyde Beatty, por aquellas fechas instalado en Nueva Jersey. Como ya antes había hecho, Davidson huyó de las escenas triunfales de los espectáculos y fue a buscar la vida cotidiana que se desarrollaba fuera del escenario. Imágenes fuertemente contrastadas, nos muestran el ambiente frío y triste de un negocio cuyo fin era hacer reír a la gente.

Jimmy Armstrong

Bruce Davidson, Jimmy Armstrong, 1958.

De entre las fotografías de esta serie destacan las que son protagonizadas por Jimmy Armstrong, un payaso enano con quien Davidson trabó una profunda amistad. Estos retratos, que muestran a Little Man en sus muchos quehaceres diarios (desde el espectáculo a los trabajos cotidianos del circo), desprenden un sentimiento de soledad y aislamiento. La sonrisa pintada sobre un rostro triste nos resume la esencia de este personaje.

En 1959 desarrolló la que seguramente es su serie más importante, Bandas de Brooklyn. A raíz de una reyerta entre dos de estas bandas, Davidson entró en contacto con la de los Jokers y, pasando tiempo con ellos, logró ganarse su confianza. De nuevo, las fotografías que de la banda hizo Davidson no nos muestran la violencia o los enfrentamientos con otras bandas, sino la vida cotidiana de unos jóvenes que viven en un barrio marginal y en unos hogares desestructurados. Cuarenta años después, uno de estos jóvenes contactó de nuevo con el fotógrafo: su testimonio sobre la vida truncada de esos muchachos por el alcohol, las drogas y la muerte acompañó a una edición completa de la serie y permitió cerrar el círculo.

… yo me identificaba con el aislamiento de estos chavales. Así que en realidad estas fotografías no son sobre las bandas, sino sobre el hecho de ser adolescente.

Bruce Davidson

Bruce Davidson, Bandas de Brooklyn, 1959.

La tensión emocional o la idea del abandono están presentes en unas imágenes cargadas de melancolía. En esta serie vemos fotografías mucho más dinámicas, captadas con más rapidez y en las que el desenfoque y el grano grueso están muy presentes. En este caso los fuertes contrastes se relajan y aparece una gama de grises mucho más amplia.

Un año más tarde y de nuevo por encargo, comenzó su siguiente serie: Escocia/Inglaterra (1960). La revista The Queen, dedicada al estilo de vida británico, le pidió que realizara un reportaje en el que se observara cómo era visto este estilo de vida por un americano. El resultado es una serie sobre escenas comunes, cotidianas en el país pero que por una razón u otra llamaron la atención de Davidson. Estas imágenes son testimonio de una sociedad al completo, de una sociedad que todavía vive las dificultades de la posguerra y que tiene también un lado oscuro; nos muestran esa cotidianeidad que se esconde detrás del brillante futuro prometido en el discurso oficial.

Bruce Davidson, Inglaterra

Bruce Davidson, Inglaterra, 1960.

En su siguiente proyecto Davidson regresó de nuevo a su auténtico modo de trabajar, ese modo que requería una profunda implicación personal con aquello que fotografiaba, algo que había abandonado en la serie sobre Inglaterra. Tras conseguir una beca Guggenheim para su proyecto “La juventud en América”, inició Tiempo de cambio (1961-1965), una serie fotográfica que se centra en la lucha contra la segregación racial en Estados Unidos. Aparte, mientras realizaba este proyecto, la agencia Magnum buscó un fotógrafo voluntario para acompañar a los Viajeros por la Libertad. Este era un grupo de activistas multirracial que se montaba en los autobuses para comprobar si realmente se estaban cumpliendo las nuevas leyes aprobadas contra la segregación, pues hasta ese momento la sociedad y todos los espacios públicos —incluyendo los autobuses— estaban divididos según la raza. Davidson se ofreció a hacer el reportaje de estos viajes a pesar del peligro que entrañaba, ya que los ataques y los arrestos eran constantes.

Viajar en ese autobús con los Viajeros por la Libertad me sensibilizó, y la experiencia desarrolló mi percepción de la situación. En ese momento decidí seguir el camino hacia la libertad y la justicia conocido como Movimiento por los Derechos Civiles.

Bruce Davidson, tiempo de cambio

Bruce Davidson, Tiempo de cambio, 1961-65.

El resultado es un conjunto fotográfico de un enorme valor documental. Algunas de estas imágenes tienen un fuerte carácter fotoperiodístico, es decir, son más inmediatas y solo buscan documentar hechos que están sucediendo en ese mismo instante. Sin embargo, otras están más en la línea de la fotografía de Davidson y nos muestran la vida diaria de la gente de color con sus pequeños detalles cotidianos.

Los años siguientes los dedicó a realizar fotografías de diferentes ciudades y regiones. Chicago (1963), Los Ángeles (1964) o Gales (1965) nos permiten conocer esos lugares a través de la mirada de Davidson, esa mirada que huye de los tópicos y se centra en aquellos detalles que nos desvelan la magia de la vida cotidiana.

Davidson - Los Ángeles

Bruce Davidson, Los Ángeles, 1964.

Calle 100 Este (1966-1968) es seguramente su proyecto más conocido e influyente: a esta serie el MoMA le dedicó una exposición y fue también su primera publicación. En estas fotografías Davidson retrata uno de los barrios más empobrecidos de Nueva York, como siempre tras acercarse y conocer personalmente a todos los protagonistas, pero además lo hace con una clara intencionalidad reivindicativa, consciente de su propia responsabilidad.

Davidson calle 100 este

Bruce Davidson, Calle 100 este, 1966-68.

El conjunto es un testimonio gráfico del modo de vida de estas gentes. Las imágenes, en este caso hechas con una cámara de gran formato, pierden parte de la frescura de las instantáneas, ya que la técnica exigía cierta preparación. Pero a cambio ofrecen gran profundidad y una gran riqueza de detalles.

Vine a la calle 100 con una cámara de gran formato montada sobre un trípode. Quería la profundidad y el detalle que me ofrecía y quería encontrarme con la gente cara a cara. Quería que las fotografías se produjeran sin sorpresas y sin intromisiones.

Si Davidson siempre se había implicado personalmente en todo aquello que fotografiaba, la que fue su siguiente serie tuvo un carácter todavía más íntimo y personal al vincularse a su propia historia. Cafetería Garden (1973-1976) nos muestra a los personajes que solían reunirse en este bar cada día, muchos de ellos judíos que habían huido de Europa durante la guerra, tal y como había hecho el abuelo del fotógrafo, un judío llegado a Estados Unidos desde Polonia. La serie está formada por retratos en primer plano, rostros aislados de su entorno que, sin embargo, cuentan una historia común.

Davidson Cafeteria Garden

Bruce Davidson, Cafetería Garden, 1973-76.

En 1980 comenzó una nueva serie, Metro de Nueva York. «… al ir en metro a estos lugares empecé a ver el metro mismo como un tema relevante». Estas fotografías nos muestran el ambiente claustrofóbico e inseguro del metro, que por aquellas fechas se había convertido en un lugar bastante peligroso. Comenzada en blanco y negro pero concluida en color, la serie está formada por los retratos de los pasajeros, cuyos rostros serenos contrastan con esa especie de horror vacui de las paredes llenas de grafitis. Esta serie se publicó en un libro en 1986 bajo el título Subway.

Davidson Metro de Nueva York

Bruce Davidson, Metro de Nueva York, 1980.

En sus series más recientes su obra ha dado un giro, ya que su interés por lo humano ha dejado paso a un interés por la naturaleza, aunque siempre como un contexto en el que el hombre desarrolla su vida. «Me acerqué a la gente y me di cuenta de que todos formamos parte de la naturaleza».

La serie Central Park (1992-1995) es la primera en esta línea. Las primeras fotografías del parque las había realizado mientras hacía la serie sobre las bandas de Brooklyn como un modo de relajarse y huir de la tensión emocional que le producía ese trabajo. Años más tarde decidió retomar el tema y fotografiar las innumerables situaciones humanas que en el interior del parque se desarrollan. En estas imágenes los personajes forman parte del paisaje y se fusionan a él.

Davidson Central Park.

Bruce Davidson, Central Park, 1992-95.

Ahondando más en la idea de la relación entre la ciudad y la naturaleza están hechas sus últimas series, Naturaleza de París (2005-2006) y Naturaleza de los Ángeles (2008-2013). «Me interesa despertar la conciencia de la gente, incluida la mía, hacia el significado y la necesidad de espacios verdes y de vegetación». Quizás tras una vida de compromiso con la sociedad se ha merecido el descanso de disfrutar de la belleza de los pequeños detalles.

Podemos resumir la obra de Bruce Davidson como un gran retrato del mundo, ya que a través de sus fotografías ha dejado constancia de innumerables tipos humanos, situaciones vitales y estados de ánimo. Pero su obra también es, al mismo tiempo, un reflejo de sí mismo, de su percepción del mundo y de su forma de interactuar con los demás.

De todas estas series puedes disfrutar en Fundación Mapfre: del 28/05 al 28/08 en Barcelona, y del 12/09 al 15/01 en Madrid.

(*) Imágenes reproducidas con permiso de Fundación Mapfre.