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Taller de Pintura (*).

Si pensamos en marcas de vajillas un poco más lujosas inmediatamente se nos viene a la cabeza las piezas de La Cartuja, porque ¿quién no ha comido en uno de sus juegos o conoce a alguien que no ha querido sacarlos por miedo a que se rompan?

Pero la Cartuja es mucho más que una fabrica de vajillas. Desde sus orígenes en el monasterio de La Cartuja de Sevilla, donde aún hoy se ven sus hornos, a los problemas que la fabrica tiene en la actualidad, han pasado muchos años. De la mano del Marqués de Pickman la fábrica se modernizó y ha dado piezas muy variopintas: paños de azulejos, jarrones, objetos de decoración, y menos conocidos, objetos de uso común como interruptores o la numeración de las casas.

Todo ello se puede ver en la exposición temporal del Museo de Artes y Costumbre Populares de Sevilla bajo el título La Cartuja: Mucho más que Loza.

En una sola sala divida por muebles contenedores se ofrece una visión muy amplia de la producción de la marca La Cartuja. Pero no sólo se queda en los productos si no que también hace referencia a los artesanos y a los procesos de fabricación que se han utilizado. De hecho, el primer mueble alberga los utensilios de un taller de estampación y de pintura.

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La otra Cartuja trata sobre aquellos elementos menos
conocidos de su producción (*).

El resto de espacios están dedicados a las piezas creadas a lo largo de su historia, divididas por temáticas: popular, aseo, artística o jardín. La sala no es grande y la exposición se ve en un rato corto, pero sin duda, siempre es una delicia poder pasear entre obras tan cercanas pero a la vez con una calidad técnica y artística tan grande.

(*) Imágenes de elaboración propia. Luis M. García Navarro.