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Desde hace algún tiempo, los que ansiamos crear y difundir lo que tantos sudores, esfuerzos y dudas nos ha costado finalizar, estamos de enhorabuena: el mundo entero (o casi) está al alcance de nuestros dedos. Ese valhalla no sería ni más ni menos que YouTube, acompañado y potenciado cada vez más por las diferentes redes sociales, ya sea Facebook, Twitter, etc.

Pongamos por caso un aspirante a director de cine que desea presentar al mundo su gran obra maestra. No hace tanto tiempo, el paso siguiente era intentar presentar su obra a cualquiera de los festivales que englobara su temática, y rezar para que fuera aceptado, y con suerte o con talento, premiado. Ese corto (o largo), si todo iba bien, iría pasando de festival en festival y a la larga, si todo iba bien, conseguiría ser distribuida a nivel nacional (y quizás, internacional). Pero pocos, muy pocos, podían ser vistos por un número respetable de espectadores.

En el cine de género amateur español hay casos, que, con el paso de los años y con la ayuda de imprescindibles fanzines y el boca-oreja popular, han llegado a ser películas de culto, hoy admiradas (o vilipendiadas) por legiones de auténticos fans. Tal es el caso, hablando del cine de género patrio, de La matanza caníbal de los garrulos lisérgicos (1993, Antonio Blanco y Ricardo Llovo) o Karate a muerte en Torremolinos (2003, Pedro Temboury). Pero por desgracia, estos casos son más bien excepciones.

En general, la gran mayoría de cortos amateurs (muchos de ellos, de una gran calidad) están aún sin poder conseguir una más que merecida distribución. Por suerte, muchos de ellos ya los podemos, al menos, disfrutar a través de YouTube.

La aparición de YouTube en 2005, creado por tres antiguos empleados de PayPal (y adquirido posteriormente por Google por la friolera de 1.650 millones de dólares) cambió radicalmente la situación. Como todos sabemos, YouTube es un sitio web en el cual los usuarios pueden subir y compartir videos para que los vean todos aquellos que lo deseen (a no ser que lo dejen en modo secreto para usuarios determinados), y en el cual podemos ver vídeos musicales, tráilers de películas, documentales y mil y mil vídeos caseros grabados por gente de cualquier parte del mundo. Y debajo del vídeo en cuestión hay un contador de visitas (o visualizaciones, en este caso). La cosa está bastante clara.

Así, de este modo, un aspirante a director de cine, que es el caso que expongo, tiene a su disposición, y sin gastarse un céntimo, el mundo entero como posible espectador de su magna obra. Y si esto lo potenciamos con la ayuda de las redes sociales (Facebook, Twitter), la jugada le puede salir redonda.

Hablando hace poco con Lee Hardcastle, un director inglés de cortos claymation (stop-motion con muñecos hechos de plastilina) me lo dejaba bien claro:

Nunca he triunfado en ningun festival, sólo he pagado, los veo como una gran estafa… Animo a los cineastas que luchan por hacer ver que le dan la oportunidad que se merece a YouTube, ya que es, en verdad, el festival más grande del mundo, ¡mejor que Cannes!

Toda la obra de Hardcastle se puede ver en su página web (www.leehardcastle.com) y en YouTube. Y es un hecho muy de agradecer. Al igual que Takena Nagao, un japonés también especializado en claymation, y que, solamente colgando sus cortos en YouTube, causó tal revuelo que posteriormente le invitaron a varios festivales especializados.

Otro caso reciente es el de Jérémie Perin, un diseñador de vídeos musicales que actualmente ha triunfado con Fantasy, un vídeo musical para el grupo techno DyE. Si no hubiera sido por este medio, y sin cuestionar en ningún momento su gran calidad, dudo mucho que hubiera alcanzado tal revuelo. No olvidemos que aunque YouTube sea un gran salto cualitativo en cuanto a la facilidad de difusión de un producto, lo que prima es la calidad de tal producto. Es uno de los pocos casos en que el auténtico éxito se mide por la calidad, y no por inversiones millonarias y machaconas de grandes productoras.

Y el tema de los vídeos actualmente alojados es infinito: de humor, propaganda política, vacaciones caseras, escenas costumbristas, de cómo realizar mil y una actividades, etc.

En todo caso, YouTube es una gran oportunidad para que millones de talentosos artistas tengan su oportunidad. Esperemos que continúe así por mucho tiempo.

Algunas curiosidades:

  • El primer concierto en directo transmitido por YouTube en octubre del 2009 fue el de U2 360º Tour desde el Rose Bowl, en California, EUA.
  • En cuanto al tema de los derechos de autor, muchos de los vídeos alojados en YouTube tienen música o imágnes con copyright, pero sólo se retiran si así lo pide su creador o autor.
  • Quizá el caso más famoso en que un talento desconocido se dio a conocer triunfalmente a través de YouTube, fue Susan Boyle, a raíz de su participación en el concurso británico de talentos Britain’s Got Talent.
  • En 2006 la revista Time le otorgó el Premio al Invento del Año, como reconocimiento de su gran influencia en la sociedad y cultura en general.

Colaboración:

Oscar Plà

(*) Imagen de Portada: morguefile.com. Creative Commons License.