El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella

Quizás te suene. En Madrid, cerca de la Ronda de Atocha, en la plaza donde confluyen las calles Santa Isabel, Dr. María y Dr. Drumen, se localiza una gran escultura, justo al lado de la escalinata que da acceso al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía por el edificio de Sabatini. Se trata de la escultura El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella. ¿Sabes qué artista es?

Es una de las preguntas que se hacen transeúntes y visitantes al pasar al lado de una escultura de más de dieciocho metros de altura, de forma poco definida y coronada por una estrella roja. Es una obra del artista Alberto Sánchez, una de las figuras artísticas más representativas de la época de vanguardias. Pero antes de seguir te advierto, esta escultura es una réplica. Te cuento la historia.

Alberto Sánchez, también conocido como Alberto para sus contemporáneos, nació en Toledo, en el año 1895, en una familia humilde, lo que condicionó que sus estudios no fueran más allá de los cuatro meses en la escuela de párvulos, y que comenzara a trabajar desde los siete años como porquerizo, repartidor de pan, aprendiz de herrero, zapatero, escayolista, y panadero.

Será durante la década de los veinte del pasado siglo XX cuando frecuente el Café Atocha, donde coincida con el artista uruguayo Rafael Barradas, figura que le transmitiría las nociones y nuevas corrientes plásticas contemporáneas. En 1925, con la Exposición de Artistas Ibéricos, comenzaría su carrera como escultor. En 1929, sería uno de los fundadores de la Escuela de Vallecas. Posteriormente, ejercería como profesor de dibujo durante la II República.

Fue un año después de estallar la Guerra Civil Española, con motivo de la Exposición Internacional celebrada en París, entre los meses de mayo y noviembre de 1937, cuando el gobierno le encarga una obra para dar la bienvenida al Pabellón de España, junto a la puerta de entrada, tal y como puedes verla ahora en el Museo Reina Sofía. La Exposición Internacional recogía una muestra de las Artes y las Técnicas de la vida moderna. Para su pabellón, España apostó por una estructura arquitectónica vanguardista de estilo racionalista, obra de Luis Lacasa y José Luis Sert, cuyo interior albergaba obras de diferentes formatos, de artistas como Joan Miró, Julio González, Josep Renau, Luis Buñuel o Pablo Picasso, al cual por cierto se le encargó el Guernica.

Entrada al Pabellón de España, Exposición Internacional 1937, París

Entrada al Pabellón de España, Exposición Internacional 1937, París.

Dentro de las corrientes artísticas del momento del panorama español, y aunque su obra fuera incomprendida para la época, Alberto Sánchez ocupaba un papel importante. A pesar de que no tuvo formación artística, fue un autodidacta cuya intuición significó una revolución plástica, expresando realismo bajo formas de apariencia abstracta, distinguiéndose por el uso de la ironía para satirizar a la sociedad además de tratar de mostrar historias reales no inventadas. Fue escultor, pero también se desarrolló en la pintura, el dibujo y la escenografía.

Volvemos a la obra El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella. ¿Qué piensas que representa? Sabemos ya que la faceta artística de Alberto Sánchez tiende al realismo desde una apariencia a primera vista abstracta. Por lo cual, ello indica que está representando alguna forma real, los hay que opinan que se trata de una especie de planta, ya que brota del suelo; unos especifican y se refieren a un cactus; otros le confieren el epíteto de obelisco. La escultura está coronada por una estrella, y a un lado descansa un ave. La verdad es que la forma en sí nunca se tuvo clara, si bien representa un ser vivo que se eleva con dificultad pero que consigue llegar a su destino final, una estrella que muestra un futuro próspero a pesar de la adversidad. A nivel técnico, la estructura curvilínea y helicoidal consigue un gran efecto de equilibrio estético. El sentido en sí se lo termina de dar el título -elegido por el propio autor-, convirtiéndose en un icono artístico del momento, una obra muy acertada para dar la bienvenida al citado Pabellón de 1937, en París.

Te dije que era una réplica, y es que el original se perdió en extrañas circunstancias una vez que concluyó la Exposición Internacional. La réplica fue un encargo del Museo Reina Sofía a partir de la maqueta original de la escultura. El original de la Exposición Internacional medía 12.5 metros; esta que ves aquí mide 18.7 metros. La copia fue realizada en cemento por el escultor valenciano Jorge Ballester.

Un año después, en 1938 el gobierno mandaría a Alberto Sánchez a la U.R.S.S. para dar clases de dibujo a los niños españoles exiliados en Moscú. Y será allí donde pase el resto de su vida, hasta 1962. Su obra prosigue en una siguiente etapa artística, caracterizada por un estilo más figurativo con temas de tipo español, donde predominan paisajes, bodegones y retratos. Su actividad como artista prosiguió, y se desarrolló en otros campos artísticos. Destacó también como escenógrafo, labor que ya realizó en España durante la II República y que posteriormente ejercería en la U.R.S.S..

¿Te apetece ver más de su obra? Vamos a entrar en el Museo Reina Sofía. ¿Te he mencionado a la Escuela de Vallecas?

Referencias

– Losada Gómez, María Jesús (1985): Alberto Sánchez en su época, Diputación Provincial de Toledo.