Miguel Fructuoso, Pintar Pintura, Palacio Almudí de Murcia

Miguel Fructuoso, Paseo Alemán. One More Time, 2015. Foto: Ángel Fdez. Saura

Miguel Fructuoso, Paseo Alemán. One More Time, 2015. Foto: Ángel Fdez. Saura.

El trazo, la mancha, y el paisaje como argumento, son los rudimentos en la que se sustenta la poética del último trabajo de Miguel Fructuoso, que se expone en estos momentos en el Palacio Almudí de Murcia y que se prolongará hasta el 10 de mayo.

El anti-prólogo que Jaime Jaramillo escribe en el catálogo, es toda una manifestación de intenciones de lo que el visitante podrá percibir y dilucidar sobre la obra de este pintor murciano, quien nos presenta esta vez una pintura menos contestataria y más naturalista en relación a sus trabajos anteriores; pero que sin embargo imprime un tour de force a su obra obteniendo un resultado profundo.

En relación con el interés del artista por la revisión de la historia del arte como ha mostrado en obras anteriores, el título de esta exposición “Pintar Pintura”, establece una analogía de forma casual con una de los axiomas de la abstracción postpictórica americana “pintura es solo pintura”, en la que ambos, axioma y título se proclaman con el objetivo de reivindicar la pintura desde la “pintura” sin más. Es decir, ejercitar un reduccionismo llevando el acto de pintar a su estado esencial.

Con una mirada expresionista Fructuoso transita como un funámbulo por esa delgada arista que separa la figuración de la abstracción. De este paseo por terrenos inciertos sale airoso al conseguir emocionar al espectador con ese otro paisaje posible, en el que la idea árbol se convierte en unidad de repetición que va ocultando el plano de fondo a conveniencia del artista. Esta frondosidad que late en la piel del lienzo deja entrever arquitecturas y paisajes insinuados, creando una percepción inacabada, puesto que no es una pintura solo para la retina sino también para la imaginación. Es por ello, que se hace imprescindible que el espectador aporte su cuota de creación para poder terminar de procesar, lo que el artista ha comenzado en cada uno de sus cuadros.

La melancolía, lo inestable, lo particular, que también son cualidades de la belleza, se plasma en este trabajo a través del movimiento arrítmico de sus pinceladas azarosas, ágiles, espontáneas, suscitando un mapa sonoro donde el trazo marca la nota y la mancha su duración. Una composición que iremos intuyendo a medida que recorremos la mirada por la exposición. Esta musicalidad es mucho más evidente en las “variaciones” de sus obras sin título sobre papel.

Miguel Fructuoso, S/T carbón/papel 2015. Foto: Ángel Fdez

Miguel Fructuoso, S/T carbón/papel 2015. Foto: Ángel Fdez. Saura

Aquí, en este repensar sobre el mismo tema es cuando Miguel Fructuoso nos presenta una pintura desnuda, desprovista ya de color, de textos-mensajes, de referencias cultas que estructuran algunos de sus trabajos anteriores. Ahora, es solo su mano genuina, firme, clara, la que construye “Pintar Pintura”.

(*) Imágenes cedidas por Ángel Fdez. Saura.