Personas sosteniendo pancarta

Hace unos años pensaba que el objetivo último de la Universidad era formar profesionales que pudieran desarrollar una labor productiva para la sociedad. De hecho, estaba, en cierta medida, bastante disgustado con la Universidad porque este objetivo no se estaba cumpliendo y muchos egresados (sobre todo de la rama de las humanidades) no estaban pudiendo insertarse en el mercado laboral.

Ahora, que tengo algo más de perspectiva, no tengo tan claro que éste deba ser el fin último de esta institución casi milenaria. Es más, considero que si bien la Universidad no debe renunciar a estar conectada con la realidad económica de un determinado país, tampoco debe olvidarse de formar individuos con espíritu crítico.

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Esto no significa, en modo alguno, que el empleo no sea una prioridad, todo lo contrario, no existe mayor tragedia que una persona que ha destinado muchos años de su vida al estudio de una disciplina que nunca llegará a utilizar y de la que no se podrán beneficiar otros seres humanos. Sin empleo poco se puede hacer y muchos universitarios se verán obligados a reinventarse y a buscar su sustentos de otras maneras.

Sin embargo, la formación de seres cultos y con espíritu crítico es el prolegómeno de una sociedad menos destructiva que la actual y totalmente rearmada para combatir las injusticias que se producen cada día. Esto es particularmente importante en lo que respecta a las humanidades, conjunto de disciplinas de diversa índole que están cada día más amenazadas precisamente por carecer de esa finalidad práctica inmediata que parece que todas las carreras deben tener.

Ahora bien, seamos sinceros, no toda la culpa es de oscuros poderes ni de conspiraciones neoliberales (palabra que, por cierto, creo que muchas personas utilizan demasiado alegremente). Cada uno debe pensar cómo se ha llegado a esta situación y qué se puede hacer para cambiarla, ya que las autoridades ni están ni se les espera. Mi opinión es que el cambio vendrá de la suma de cambios individuales o, a lo sumo, de pequeños grupos de personas con cierta capacidad de influencia (lo que se conoce como masa crítica). Por tanto, cada uno debe hacer un ejercicio de introspección combinado con un plan de acción.

Paso 1: ¿Qué puedo hacer?

El primer paso debe consistir en determinar qué acciones puede realizar para ser mejor persona y para aportar más (mucho más, muchísimo más a la sociedad). Ejemplo: ¿estoy leyendo lo suficiente? ¿estoy tratando mejor a las personas que tengo a mi alrededor? ¿estoy siendo egoísta? ¿dedico mucho tiempo a las redes sociales? ¿y a la televisión? ¿Puedo utilizar mi conocimiento para crear puestos de trabajo? Elige aquí la pregunta que tú quieras, pero empieza a hacerte preguntas.

Paso 2: ¿Cuándo lo voy a hacer?

El segundo paso, por el contrario, debe ser una especie de calendario de acción: voy a leer un libro (bueno) a la semana, voy a dar clases gratuitas a personas que lo necesitan todos los miércoles (esto lo puedes hacer ya en Youtube, así que trata de no poner excusas), voy a visitar todas las semanas a mi abuelo, abuela, madre, padre, hermano, amigo, etc. El caso es, como se suele decir, predicar con el ejemplo.

Si no empezamos a actuar de esta manera, difícilmente podremos exigir más a nuestros bochornosos políticos. Yo ya no exijo nada, porque sé que los políticos que tenemos no son más que una consecuencia perfectamente lógica del tipo de personas que somos en conjunto. Como te puedes estar imaginando esto es lo contrario de lo que la corrección política exige, pero me da igual, detesto pensar que somos simples víctimas y que no tenemos capacidad de acción.

Eso sí, no soy tan iluso de creer que nuestro sistema educativo no tiene una influencia inmensa sobre lo que nos sucede. Eso ya lo sé. Por eso mismo quiero hacer las paces con la Universidad, porque sé de su importancia para formar a seres cultos y con espíritu crítico. Yo mismo no estaría escribiendo estas líneas ni pensando como pienso si no fuera por la gran influencia que ha tenido sobre mí la Universidad.

Por eso quiero hacer las paces con ella, espero que las acepte.