Hoy os traigo una reflexión sobre el pensamiento actual. Hace unos días, leyendo un artículo sobre las carreras con más salidas profesionales en España en el que, como ya podéis suponer, toda vinculación con humanidades atrae al desempleo, me sentí profundamente ofendida por los comentarios que dejaron un alarmante número de lectores. Ofendida y triste. Y preocupada, sobre todo preocupada.
En esos comentarios, escribían que era lógico que los estudiantes de letras no encontraran trabajo, puesto que eran carreras fáciles que ellos habían elegido para no hacer nada e ir aprobando durante los años que durara la universidad, siendo incomparable con el trabajo que realizan los alumnos de ciencias. Los vagos y los que no valen pero quieren un título, a letras. Porque la Universidad está para formar empleados, no para adquirir cultura.
Os pongo algunos*:
«Pues claro que la mayoría de las titulaciones que dan mas empleo son las de ciencias, llevo oyendo lo mismo al menos 15 años, y ya esta mas que sabido. Sin embargo, las titulaciones de letras siguen llenando sus clases año tras año, algunas de las cuales son un criadero de paro o de trabajadores frustrados en empleos de baja cualificación. Pero hablemos claro: Uno de los principales motivos es que en secundaria «uuuuy… las matemáticas son muy difíciles». SI, señores, esa es la frase que los lerdos/as, que no fundan el codo el su vida, o los paletos/as, que no tienen capacidad, dicen. Y ahi van, derechitos a las letras».
«Si lo que quieres es solo cultura, a dia de hoy hay mil formas de lograrla sin pasar por la universidad».
«Las carreras más técnicas tienen más salidas laborales que las humanísticas, según el informe, pero los alumnos se matriculan más en estas últimas» Está bien, se lo pasan estupendamente, estudian poco… pero que luego no lloren».
«Hay que diferenciar entre carreras «de verdad» y carreras «de la señorita Pepis», como Periodismo o Psicología».
«Tipico razonamiento absurdo «¿acaso la formacion solo tiene como objetivo encontrar trabajo?», pues sino es asi, no llores porque con tu carrera no puedas ganarte la vida. Nadie tiene que pagarte porque seas «pensador licenciado». sobretodo si a nadie le interesan tus ideas. y si quieres un trabajo, ya sabes aprende a hacer algo util, o sino no llores por estar en el paro y no ganar «un sueldo digno».
“De siempre es sabido: el que vale, vale. Y el que no, «pa» letras.”
*(Los comentarios están extraídos tal cual, por lo que las faltas ortográficas, léxicas o gramáticas son de quienes los han escrito.)
Espero que, a estas alturas, estéis tan alarmados como yo. Una sociedad que no valora su historia y su cultura, y las personas que dedican su vida a estudiarlos, es una sociedad abocada al fracaso. Y así nos va.
Luego nos escandalizamos (y con sentido) de que unos radicales sin conciencia histórica destruyan el patrimonio de su país porque es el testimonio de una civilización que no creía en su dios, y no puede ser de otra manera, porque pertenecen a una cultura que es anterior al nacimiento de su religión. Bueno, salvando las distancias ideológicas, abismales, en España también se destruye patrimonio porque no se valora, y no se valora porque los que tienen el poder para decidir qué permanece y qué no, no tienen una educación cultural.
Aquí hago un inciso: no achaco todos los males contra el patrimonio a los políticos y a los constructores sin escrúpulos, al igual que no son los únicos que tienen economía sumergida. La diferencia entre ellos y el resto es la escala. Ejemplifiquemos el razonamiento: cuánta gente se ha encontrado algún vestigio haciendo obras en su casa y se ha callado para no paralizarla, cuántos han cogido una piedra de un yacimiento en el que está prohibido, cuánta gente hace grafiti en monumentos. Las fuentes decapitadas en las celebraciones de victorias deportivas, elementos rotos en edificios históricos durante manifestaciones. No creo que haga falta que siga.
En todos los casos que he puesto y, posiblemente, en los demás que se os ocurran, falta educación cultural. Y no aparecen estudiando reglas de cálculo, evaluando la bolsa, analizando una célula o programando (aprendizajes válidos y necesarios, por supuesto, pero que no anulan la importancia de los conocimientos vinculados con las humanidades). Se adquieren, en su forma más completa, en la universidad, y se aumentan con una labor de lectura que acompaña al estudioso durante el resto de su vida.
La cuestión es cómo erradicar ese pensamiento, tan corrosivo, de la superioridad de las ciencias sobre las letras. El estudio de las humanidades no es para los vagos, hay que tener mucha capacidad de memorización, de asimilación, de interpretación, de interconexión, una inconmensurable constancia, pasión y hasta empatía. Son muchas horas de esfuerzo y dedicación como para tener que combatir, además, la denigración constante que surge a la primera de cambio, como si el trabajo del humanista se midiera con un baremo inferior. Y lo dice alguien que se esfuerza cada día por convertirse en doctora… eso sí, en historia del arte. A sabiendas de que el mercado laboral no me va a recibir con las puertas abiertas.
Así que desde aquí pido que, entre todos, sembremos semillas que hagan que, algún día, se entienda por fin que las ciencias y las letras se complementan para generar una sociedad más equilibrada y sana en todos los sentidos.
Natalia G. Barriuso
7 julio, 2015 |
A todos los que repiten ese «el que vale vale y el que no, a letras», les diré que yo, humanista, sacaba sobresalientes en Matemáticas y que cuando le comuniqué a mi profesor que me decantaba por las letras me dijo: «En cuanto tengo un buen alumno se me va a letras». Quizás en letras no están todos los «lerdos», como comentaba alguien, sino todos los que tienen principios y el valor de seguirlos, aunque eso suponga renunciar a lo socialmente valorado. Me gustaría preguntarles a los que fueron por ciencias si ellos lo hicieron porque, como dicen, valen mucho más o solo porque es el camino más facil, con más salidas profesionales y en el que menos hay que luchar por conseguir tus objetivos.
Por otro lado, pienso que el gran problema de las humanidades es que no generan beneficio monetario directo, sino cultura, y en el mundo radicalmente capitalista en el vivimos si algo no se puede contar en euros no sirve para nada. También es cierto que si hubiera un cierto interés político se podría sacar beneficio de toda esa cultura, como por ejemplo a través del turismo cultural. Pero desde luego eso no pasará con un gobierno secuestrado por las empresas y presidido por gente cuyo único interés es llenarse los bolsillos.
Yo, personalemente, me siento orgullosa de haber hecho Historia del Arte, aunque ahora mi trabajo consista en repartir flyers en la calle. Y me siento orgullosa porque acarreo un bagaje cultural del que ellos carecen, un bagaje que me permite conocer mi pasado y entender mi presente (algo que creo que me da clara ventaja en los tiempos que corren), un bagaje que me desarrolla como persona y me permite tener férreos principios. Jamás cambiaría eso por un buen trabajo y que mi única meta en la vida fuera comprarme un coche más caro que el de mi vecino.
Y para terminar, solo les diré que en fondo esos científicos nos necesitan más de lo creen, pues alguien tendrá que seguir sabiendo escribir con corrección para que luego ellos no queden mal.
Luis M. García
7 julio, 2015 |
Lo importante es estudiar lo que verdaderamente sea vocacional para cada uno. Yo jamás hubiera estudiado una carrera científica porque,simplemente, no era mi vocación… soy de esos que prefería un buen libro de Historia, un clásico de la lituratura o aprenderme los sonidos del alfabeto griego (ahora que tan de moda está ese país por otros motivos)
No considero que una rama sea mejor que la otra, lo que no tolero es que unos se consideren mejor que otros simplemente por una elección. Por desgracia, hay tantos estudiantes de ciencias como estudiantes de humanidades mediocres, que es donde radica el problema y que, casi con total seguridad, son los mismos que han dejado los comentarios citados en el post.
Tengo la inmensa fortuna de tener trabajo, lo que ya de por sí es importante. Sin embargo, tengo trabajo en algo relacionado con las humanidades y que realmente me gusta.
Una última reflexión dedicada a aquellos mediocres que crítican las humanidades: sin tener un B1 de cualquier idioma del Marco de Referencia de la Unión Europea JAMÁS podréis ejercer de científicos. Y pregunto: ¿estudiar una lengua es estudiar ciencias?
José Enrique García Pascua
7 julio, 2015 |
Sin duda, aprendiste de tu madre, igualmente licenciada en Arte, que más vale la mejora del alma que comprarte un automóvil de alta gama, y que no todo se ciñe al triunfo social. Me temo que también tu padre tiene algo que ver con esta vocación, pues, a pesar de haber estudiado el Bachillerato de Ciencias, terminó como licenciado en Filosofía, un título realmente inútil.
No creo que esté de más escuchar ahora la sabiduría de los antiguos: «Quienes buscan una vida superior en la prudencia, quienes aspiran a vivir fieles a sus principios espirituales, deben estar preparados para ser objeto de burla y condena […] Cuando inicies tu programa de progreso espiritual, es probable que las personas que te rodean se mofen de ti y te acusen de arrogancia. Tu cometido es comportarte con humildad y ser consecuente con tus ideas morales. Aférrate a lo que en el fondo de tu corazón sabes que está bien. Así, si eres constante, las mismas personas que se burlaban de ti terminarán por admirarte» (EPICTETO: Un manual de vida).
Javier Albelo
7 julio, 2015 |
Estoy convencido de que la mayoría de las personas que escribió esos comentarios en el periódico El País no han estudiado nada en absoluto ni de ciencias ni de letras. Seguramente serán «ninis» aburridos o comentaristas de sala de estar, que lo mismo opinan sobre este asunto que sobre si Grecia debe o no salir del euro.
Como decía Ortega «No sabemos lo que nos pasa y eso es precisamente lo que nos pasa». Con lo que tenemos que acabar es con el analfabetismo, que el informe PISA constantemente nos recuerda. No creo que esto se trate de una lucha ciencia-humanidades, ya que ambas parten de las mismas raíces. En el estado actual de las cosas la empleabilidad de ambas ramas del conocimiento son muy bajas, no hay más que ver en qué situación están los arquitectos o los ingenieros, que han tenido que emigrar para poder desarrollar sus profesiones.
Ahora bien, lo que sí es importante es que las personas que han estudiado humanidades se den a valer y estén orgullosos de la labor que realizan. Nuestra labor es fundamental y no tenemos por qué ir de «hermano pobre» de las ciencias. Somos esenciales en la sociedad y así se nos debe tratar. Sin nosotros el caos, la manipulación y la miseria moral y económica están garantizadas.
Abogo desde ya por reintroducir la cultura clásica en los colegios, ese debería ser el punto de partida.
Carmen Espinosa V
2 junio, 2017 |
Yo creo que los humanistas merecemos estar desempleados. No porque haya que estudiar únicamente para capacitarse como trabajadores, sino porque si en las escuelas no aprendemos a obtener y GENERAR empleos algo está muy mal en la educación. Además, las humanidades se han olvidado de sus objetivos, de su relación con la gente de a pie, de su capacidad de resolver problemas reales y concretos. En el siglo XIX y parte del XX los historiadores eran políticos o asesores de políticos. Ahora estamos muy ocupados en mezquindades académicas publicar hasta la náusea sin importar si se trata de refritos propios o plagios, congresos en los que los mismos grupos de investigadores se escuchan unos a otros: Por supuesto que sería fundamental que los historiadores del arte enseñaran a la población a cuidar el patrimonio; sería genial que la historia nos recordara que la globalización y los intercambios interétnicos comenzaron con el Neanderthal y el cromañón, no con el neoliberalismo y que desde entonces no existen las razas, ni siquiera las especies puras. Pero para eso hay que salir a la calle y ensuciarse los zapatos.