Las puertas del Infierno existen y fueron creadas por Rodin. Habitadas por infinidad de seres patéticos, fueron esa obra “maldita” que persigue a muchos artistas, esa obra que ocupa largos años de su carrera y que a pesar de todo nunca llega a su fin. Ahora, estas puertas y sus almas retorcidas están en Barcelona: una ocasión única para acercarse a conocerlas y disfrutar del genio y la fuerza del artista francés.

El origen de las puertas se remonta al año 1880, momento en que Rodin recibe el encargo, por parte del Estado francés, de realizar unas puertas monumentales de bronce con bajorrelieves que representaran la Divina comedia de Dante. El destino de dichas puertas era un todavía inexistente museo de artes decorativas (un museo que, de hecho, nunca se construyó). Se trató de un encargo directo y sin concurso que le hizo el subsecretario de Estado del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, Edmond Turquet.

Seguramente no mucho antes Rodin habría pensado que algo así era imposible, pues hasta hacía bien poco era un artista poco conocido intentando defenderse de unas acusaciones de plagio. A raíz de la exhibición de su obra la Edad de bronce, en 1877, Rodin fue acusado de haber realizado un molde directo, es decir, de haber sacado el modelo directamente del natural en vez de modelar la escultura. La cuestión causó cierta polémica y obligó al artista a defenderse públicamente. Finalmente consiguió que se le diera la razón, pero, más allá de este pequeño triunfo, lo que realmente consiguió con la polémica fue hacerse conocido y entrar en contacto con personajes importantes, como el ya mencionado Edmond Turquet. Como se suele decir: “la cuestión es que se hable de uno, aunque se hable mal”.

Andrómeda, 1882-1885

Andrómeda, 1882-1885

Recibido el encargo, Rodin comenzaría a diseñar los grupos de figuras que poblarían esas infernales puertas. Aunque el encargo era el de representar la obra dantesca, nunca tuvo la intención de que el conjunto fuera una descripción fiel del libro; más bien lo utilizó como una fuente de inspiración para sus figuras. En ocasiones podemos asociar de un modo bastante directo los bocetos y el texto, pero en otras muchas la relación no es tan evidente, pues las figuras no muestran tanto lo que describe el libro como las evocaciones de Rodin al leerlo. De hecho, la relación es tan débil en algunos casos que los mismos dibujos aparecen con interpretaciones diferentes, en ocasiones contradictorias.

Damnè, hacia 1880

Damnè, hacia 1880

A mediados de la década de 1880, nuevas influencias en Rodin supusieron un punto de inflexión en el diseño de las puertas. Por un lado, la lectura de Flores del mal de Baudelaire introdujo nuevos temas y, a partir de entonces, ya no sería solo la obra dantesca la que inspiraría sus figuras. Por otro lado, su relación amorosa con Camille Claudel, quien había sido su alumna, se hace muy patente en sus diseños, ahora plagados de figuras femeninas llenas de sensualidad. Así, la puerta se fue convirtiendo en un cuadro de las pasiones humanas –el amor, el dolor, el pecado…– en el que la vinculación con Dante era cada vez más difusa.

Primera maqueta de La puerta del Infierno, 1880

Primera maqueta de La puerta del Infierno, 1880

En cuanto al esquema general de la puerta, en sus primeros diseños vemos que, basándose en modelos antiguos (como la Puerta del paraíso de Ghiberti), estaba pensando en dividirla en una serie de cuarterones que después llenaría con diferentes escenas. Sin embargo, la idea fue evolucionando y finalmente la puerta quedó configurada como dos grandes batientes y un dintel, encuadrados por molduras arquitectónicas (pero sin ningún tipo de articulación interna) y poblados por infinitud de almas atormentadas en una especie de horror vacui.

Aunque la puerta nunca llegó a acabarse, lo que sí ocurrió es que muchas de las figuras pensadas originalmente para habitar el inframundo acabaron independizándose y existiendo como esculturas autónomas. De hecho, muchas de sus figuras más famosas provienen de estas puertas, como el Pensador (que seguramente en origen representaba a Minos, juez de los infiernos encargado de poner a las almas condenadas en su lugar correspondiente) o el Beso (originariamente imagen de los amores prohibidos de Paolo Malatesta y Francesca da Rimini).

El beso, 1881-1882

El beso, 1881-1882

También es cierto que, en otras ocasiones, el proceso era el contrario: a partir de una escultura exenta Rodin creaba otro modelo adaptado a la estructura de las puertas. Sea como fuere, lo que es evidente es que no trabajaba en las puertas y en otras figuras autónomas como procesos creativos independientes, sino que ambos se entrelazaban constantemente y no existía una línea de separación clara entre unos y otros. De la puerta a la escultura o de la escultura a la puerta, son numerosos los ejemplos de figuras que van de un lado a otro, sufriendo pequeñas modificaciones para amoldarse a su nuevo destino.

El Pensador sobre elemento de capitel, 1881-1888

El Pensador sobre elemento de capitel, 1881-1888

Finalmente, presionado por el Estado francés, Rodin tuvo que montar la puerta para su presentación en la Exposición de 1900. Con la ayuda de un equipo de vaciadores, Rodin hizo un molde en escayola de la puerta –en la que llevaba 20 años trabajando– a toda prisa. Uno de los mayores problemas a los que se enfrentó en ese momento era la falta de homogeneidad del conjunto, pues tras décadas trabajando en él los añadidos eran incontables. Poco satisfecho con el resultado, pues, además, después de tanto tiempo su estilo había evolucionado, muchas de las figuras que había diseñado para el conjunto fueron excluidas y las puertas se presentaron medio vacías. La versión acabada no llegaría hasta el año 1917 y no sería Rodin el encargado de hacerla, sino su ayudante Léonce Bénedite a partir del trabajo hecho en 1900. Fallecido ese mismo año de 1917, Rodin no llegó conocer versiones en bronce posteriores que ahora se exhiben en diferentes museos en todo el mundo.

Tímpano de La puerta del Infierno, 1888-1889

Tímpano de La puerta del Infierno, 1888-1889

Hasta el día 21 de enero de 2018 puedes disfrutar de toda la fuerza de las esculturas de Rodin en la Sala Fundación MAPFRE Casa Garriga Nogués