El testamento de Moisés, Luca Signorelli y Bartolomeo della Gatta.

El testamento de Moisés, Luca Signorelli y Bartolomeo della Gatta.

Si te mencionamos el nombre de Miguel Ángel, rápidamente podrás asociar gran parte de su obra a un lugar de sobra conocido: la Capilla Sixtina. Pero, ¿fue Miguel Ángel el único autor de los frescos que hoy día pueden contemplar miles de personas al día? A menudo nos suele pasar que tras haber visto una obra de arte repetidas veces en diversos medios de comunicación, dejamos en un segundo plano a otras de igual o mayor importancia cultural. A continuación os proponemos una visita para apreciar lo que hay más allá de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina.

La Capilla Sixtina fue construida por orden del pontífice Sixto IV, durante el siglo XV, siguiendo un plan arquitectónico acorde con los principios humanísticos del momento, siendo el objetivo la transformación urbanística de la ciudad, construyéndose nuevos edificios como las iglesias de Santa Maria del Popolo y Santa Maria della Pace, el Hospital di Santo Spirito, el puente Sixto, además de otros proyectos de rehabilitación en basílicas ya construidas.

La sobriedad del exterior choca con la complejidad monumental del interior.

La idea original era la de crear un inmenso local para albergar las celebraciones papales, además de otros usos relacionados con cantos eclesiásticos. A pesar de presentar amplias dimensiones, la Capilla Sixtina preserva las proporciones dictadas por la arquitectura del momento. La planta rectangular está compuesta por altas paredes lisas culminadas por ventanas con arcos sobre los que se arquea la bóveda, la cual se apoya en doce pilastras. El interior queda conformado a modo de pabellón, bien iluminado por la confrontación de las ventanas. El edificio, diseñado por Baccio Pontelli y construido por Giovannino De Dolci entre 1477 y 1480, muestra claros elementos de una arquitectura militar, como lo son almenas y baluartes, a los que se suman corredores y pequeñas estancias en las zonas inferiores y superiores.

Castigo de Coré, Datán y Abirám, Sandro Boticelli.

Castigo de Coré, Datán y Abirám, Sandro Boticelli.

La sobriedad del exterior choca con la complejidad monumental del interior. Comenzando por el suelo, se empleó un pavimento a base de mármoles taraceados (a modo de las anteriores basílicas de época romano imperial). Una reja esculpida con diversos motivos de tipo floral separa dos espacios: uno reservado para el personal eclesiástico y otro para el visitante. En las zona inferior de las paredes se pintaron paños extendidos imitando telas preciosas. La decoración pictórica sigue en la zona media y superior, con los frescos que ahora te vamos a mencionar y a los que está dedicado este post.

Como visitante de la Capilla Sixtina, podrás ver a continuación un discurso iconográfico establecido de antemano que encajaba a la perfección con el proyecto arquitectónico.

A la izquierda (…) pasajes del Antiguo Testamento (…) a la derecha, en la pared sur, frescos referentes al Nuevo Testamento.

Con motivo de la construcción y decoración de la llamada Capilla Sixtina, se realizó un llamamiento a los artistas del momento de Florencia. Se abrió por entonces un laboratorio que reunía a artistas de mayor y menor renombre en un mismo centro de creación, propiciando influencias artísticas e incluso colaboraciones entre ellos durante el trabajo (lo cual ha llevado a problemas a la hora de atribuir los frescos). Entre 1480 y 1482 Sandro Botticelli, Pinturicchio, Pietro Perugino, Domenico Ghirlandaio, Cosimo Rosselli, Piero di Cosimo, Luca Signorelli, Bartolomeo della Gatta se encargaron de decorar con temas bíblicos la zona media de la Capilla.

Entrega de las llaves a San Pedro, Pietro Perugino.

Entrega de las llaves a San Pedro, Pietro Perugino.

Comienza la visita. Entra en la Capilla. A la izquierda, en la pared norte, se muestran pasajes del Antiguo Testamento, y más concretamente referidos a la vida de Moisés; a la derecha, en la pared sur, podemos apreciar los frescos referentes al Nuevo Testamento con alusiones a la vida de Jesús. Esta es la relación ordenada de los frescos:

Antiguo Testamento:

  • Moises con su esposa Séfora en Egipto,por Pinturicchio en colaboración con Perugino.
  • Hechos de la vida de Moisés, por Botticelli.
  • Paso del Mar Rojo, por Rosselli, Cosimo y otros ayudantes.
  • Castigo de Coré, Datán y Abirón, por Botticelli.
  • El testamento de Moisés, por Signorelli y Bartolomeo della Gatta.

Nuevo Testamento:

  • Bautismo de Jesús, por Pinturicchio con la colaboración de Perugino.
  • La purificación del leproso, y La tentación de Cristo, por Botticelli.
  • La vocación de Pedro y Andrés, por Ghirlandaio.
  • El sermón de la montaña, y La curación del leproso, por Rosselli.
  • La entrega de las llaves, por el Perugino.
  • La última cena, por Rosselli.

Mira hacia atrás. Justo encima de la puerta de entrada prosigue la sucesión de los hechos relatados por la Biblia. Allí se encuentran los frescos de Hendrik Van den Broeck y Matteo da Lecce, quienes volvieron a pintar Resurrección de Cristo y Disputa por el cuerpo de Moisés, entre los años 1572 y 1574 por motivos del hundimiento del arquitrabe en 1522, y que en su momento llevaron a cabo Ghirlandaio y Signorelli respectivamente, completando así la secuencia ilustrativa de los frescos.

A rasgos generales, es una clara muestra del arte del momento, el llamado Quattrocento, la primera fase del Renacimiento que se desarrolló durante el siglo XV. A pesar de las grandes diferencias de la calidad artística entre sus autores, es interesante ver una pequeña muestra del arte en este preciso momento histórico. Por ello contemplamos el estilo armonioso, la impresión vital de Botticelli, junto con la pormenorizada distribución espacial y marcado ritmo de Perugino, o la carga decorativa de Ghirlandaio.

Fíjate en el manejo de la sucesión de imágenes en cada fresco. Por ejemplo, en Hechosde la vida de Moisés vemos al protagonista en tres escenas distintas. Todo obedece a introducirnos en la Biblia a través de la pintura. Como un libro abierto, las imágenes van pasando.

Otro rasgo característico del momento es la introducción de retratos de personajes contemporáneos a los artistas en las escenas de la pared. Parientes del pontífice, , cardenales de su séquito, y también capitanes de armas, embajadores, humanistas, escritores, incluso los mismos artistas que decoran las paredes se tornan en testigos de los acontecimientos bíblicos por ellos retratados.

Las líneas humanísticas del proyecto marcado por Sixto IV se reflejan en los propios frescos, en los cuales sirven de herramienta publicitaria en busca de una nueva imagen de la ciudad. En La purificación del leproso de Botticelli, vemos en un segundo plano la fachada del Santo Spirito, el hospital antes mencionado, construido durante la época para satisfacer las necesidades de los peregrinos que llegaban a la Ciudad Eterna.

En la primera mitad del siglo XVI, Miguel Ángel se encargará (primero por medio del papa Julio II, y luego por Paulo III) de decorar la bóveda, y la pared del fondo, con los temas de la Creación, y de El Juicio Final, los cuales seguramente hayas visto en otros libros y películas, rodeados por un conjunto de Sibilas y Profetas, entre otros temas bíblicos, completando así el discurso iconográfico de la Capilla Sixtina; viéndose en Miguel Ángel la transición hacia el Cinquecento.

Y ahora te recomendamos que te dirijas hacia fuera, con el fin de descansar un poco, y asimilar todo lo que has visto. Recomendamos que prosigas tu ruta por los alrededores de la Ciudad del Vaticano, donde podrás encontrar otros lugares de gran interés.

Bibliografía: Valerio Mariani, La Capilla Sixtina, Omega, Barcelona.