Son abundantes los estudios que giran en torno a las nuevas tecnologías y su posible aplicación a la interpretación del patrimonio y, a pesar de que vemos numerosas propuestas, lo cierto es que a la hora de la verdad pocos son los sitios que las aplican. Una de las grandes promesas tecnológicas en la interpretación del patrimonio es la realidad aumentada, pero parece que esté costando dar el paso en su aplicación real. ¿Cuestión de presupuesto? Tal vez.

Sin embargo, sí existen algunos espacios que ya están empleando esta tecnología, lo que les permite ofrecer a sus visitantes una experiencia única. Este es el caso de la Casa Batlló (Barcelona), que ha transformado la tradicional audioguía en una videoguía empleando la realidad aumentada.

Cómo es visitar la Casa Batlló

Visitar la Casa Batlló con su videoguía hace que la experiencia sea muy diferente. Al entrar, se te ofrece un dispositivo con pantalla táctil (muy semejante a un teléfono móvil) en el que puedes ir introduciendo las sucesivas pistas que explican el edificio. En unos casos se trata tan solo de un audio, pero en otros ofrece recreaciones de los espacios mediante la realidad aumentada.

Cuando es así, tan solo hay que mirar a través del dispositivo el espacio que tenemos enfrente: veremos en su pantalla el mismo espacio pero con algunos elementos añadidos; veremos, además, justo el área al que enfoquemos y, moviendo la videoguía, podremos recorrer el resto de la estancia. Es como trasladarse a otro lugar.

En la Casa Batlló recurren a esta tecnología con un doble fin. Por un lado, la usan para recrear espacios originales y mostrar cómo era el mobiliario; por otro lado, para explicar cuáles fueron las fuentes de inspiración de Gaudí a la hora de crear esas formas llenas de fantasía que impregnan toda su arquitectura.

Esto nos permite vivir dos realidades al mismo tiempo, dos realidades que se complementan, que nos aportan información relevante para comprender la casa y que hacen de la visita un viaje lleno de fantasía. Muebles históricos, animales que surgen de las paredes, elementos decorativos en movimiento… todo está ahí pero sin estar. Es una experiencia única que merece la pena, no solo por todo lo que podemos disfrutar de la visita, sino también para comprender en qué consiste la aplicación de las nuevas tecnologías a la interpretación del patrimonio.

La realidad aumentada y su aplicación al patrimonio

La realidad aumentada nos permite observar un entorno físico real a través de un dispositivo tecnológico, combinando sus elementos con otros virtuales para crear una realidad mixta en tiempo real. En su aplicación al patrimonio, uno de los primeros pasos fue la recreación de entornos históricos, teniendo un especial interés su uso en los yacimientos arqueológicos. Sin embargo, a través de la realidad aumentada se puede ofrecer mucho más que datos históricos y con ella se puede cambiar la experiencia artística radicalmente. Aquí te dejo algunos ejemplos de lo que se está haciendo con la realidad aumentada:

Museo de la Acrópolis de Atenas:

Yacimiento arqueológico de Ampurias:

Anderson Collection (Stanford University):

La Casa Batlló

La Casa Batlló se erige en mitad del Passeig de Gràcia, atrayendo la vista de todos los transeúntes con su fachada llena de colorido. A pesar de las apariencias, no se trata de una obra de nueva planta hecha por Gaudí, sino que el arquitecto se limitó a remodelar un edificio preexistente, aunque ciertamente la remodelación fue en profundidad. Dicha remodelación tuvo lugar entre 1904 y 1906 por encargo de Josep Batlló i Casanovas, hombre de negocios dedicado a la industria textil.

La casa contaba, entre otros espacios, con una planta noble en el primer piso –destinada a vivienda de la familia Batlló– y cuatro pisos más con apartamentos para alquilar. Entre esos otros espacios están las cocheras, el desván y la azotea. Se trata de una obra que sorprende por el colorido, la fantasía y las formas inspiradas en la naturaleza, pero sorprende todavía más por la atención que presta a la ventilación y a la iluminación: belleza y funcionalidad se dan de la mano para hacer alarde de genialidad.

Al fallecer el matrimonio Batlló, sus herederos vendieron la casa (1954), que fue adquirida por Seguros Iberia y usada para sus oficinas. En 1993 el edificio fue comprado por sus actuales propietarios, la familia Bernat (dueños de la empresa Chupa Chups), que decidieron rehabilitar el edificio y abrirlo al público.

(*) Imagen de portada: Juan Salmoral. Creative Commons License.