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Interior de la Sagrada Familia, Barcelona. (*)

Barcelona, como bien es sabido, es una de las ciudades más turísticas de España y una de las que atrae a mayor número de turistas cada año. Un buen clima, playa, patrimonio, fiesta y shopping son las claves de su éxito. Efectivamente, el patrimonio y la cultura se encuentran dentro de su oferta y son en parte la causa de que miles de personas elijan la capital catalana como destino de sus vacaciones. Pero ¿cómo afecta el fuerte flujo de turistas al mundo del patrimonio y la cultura? Desde luego no lo deja indiferente y los que vivimos aquí bien lo sabemos. Al menos existen dos aspectos que podemos analizar a este respecto.

1. Inaccesibilidad

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Parc Güell, Barcelona (*)

Interminables colas y precios desorbitados hacen muy poco deseable la visita a numerosos monumentos y museos. Esto ocurre especialmente con la obra de Gaudí, la gran estrella del patrimonio barcelonés. Tarifas que fácilmente ascienden por encima de los 10 euros hacen pensárselo dos veces a cualquiera, sobre todo si tenemos en cuenta la crisis actual y la falta de empleo. Como consecuencia, no son pocos los espacios patrimoniales que quedan virtualmente cerrados para muchos de nosotros.

2. Precariedad laboral

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Colas en el Museu Picasso de Barcelona (*)

Efectivamente el turismo crea empleo y trae dinero a la ciudad y puede que haya gente que piense que bien vale la pena renunciar al patrimonio propio a cambio de un sueldo. Pero ¿qué clase de empleo se está generando en realidad? ¿Este empleo realmente compensa esa pérdida? La gestión de los flujos de turistas, lamentablemente, no crea nuevos puestos de conservadores de museos, ni de directores, ni de comisarios, ni de gestores culturales, sino que lo que hacen falta son personas para las taquillas, para gestionar las colas, para controlar las salas, para los puntos de información, etc. Es decir, puestos en los que en principio no sería necesario personal cualificado pero que ahora están llenos de licenciados.

Como consecuencia, vemos que una economía basada en el turismo no trae grandes beneficios a los habitantes del lugar. Quizás, si se fomentara más un turismo cultural y de calidad en detrimento del turismo de playa, fiesta y shopping (que desgraciadamente es el que con más fuerza atrae visitantes), el sector cultural crecería y mejoraría y necesitaría de más profesionales formados. Pero, por desgracia, no es eso que lo ofrece este país en el extranjero.

¿Tú qué opinas?

(*) Imágenes: SBA73. Wikimedia Commons. Creative Commons License.