Retrato de dama, Sofonisba Anguisola. Hermitage de San Petersburgo.

Retrato de dama, Sofonisba Anguisola. Hermitage de San Petersburgo.

Con motivo del Día Internacional de la Mujer, desde Croma nos planteamos hacer un pequeño homenaje a todas las grandes creadoras de la historia del arte.

Poco valoradas o incluso despreciadas por su condición de mujeres, la obra de muchas de estas artistas no fue descubierta, en algunos casos, o no fue muy apreciada hasta bien entrado el siglo XX.

Hemos seleccionado algunas de las artistas que hemos considerado más relevantes por su particular estilo y la calidad de su obra. Algunas de ellas fueron auténticas pioneras en su época en un mundo en que parecía que tenían cabida como creadoras, más allá de ser meras musas o protagonistas de un simple retrato.

Me gustaría plantear una reflexión acerca de cómo la Historia del Arte (en mayúsculas) parece haber pasado por alto la importancia de la mujer como creadora con un papel activo, como si de otra historia del arte paralela se tratase.
Si bien parece que desde finales del siglo XIX, gracias a los movimientos feministas que reivindicaban la igualdad y derechos de la mujer, las creadoras han conseguido alzar su voz, abriéndose un hueco en el panorama artístico internacional y que ahora podríamos considerar que la situación está totalmente normalizada. Esto se lo debemos también a las grandes artistas del siglo XX y a movimientos artísticos feministas muy críticos con la sociedad y el sistema que comenzaron en los años 60-70 y que siguen desarrollándose en perfomances de artistas como la gran Marina Abramovic, Mona Hatoum o Cindy Sherman.

Gracias a los movimientos feministas que reivindicaban la igualdad y derechos de la mujer, las creadoras han conseguido alzar su voz

Esperemos que la investigación acerca de la figura y obra de estas grandes artistas abra el camino a descubrir una nueva historia del arte, que durante siglos pareció ser de dominio masculino exclusivo.

Este es nuestro particular homenaje a algunas de estas artistas. En esta primera entrega nos centraremos en las creadoras del Renacimiento y el Barroco:

1) Sofonisba Anguissola

Isabel de Valois por Sofonisba anguissola.Museo del Prado. 1580

Retrato de Isabel de Valois, Sofonisba Anguissola. Museo del Prado.

Sofonisba Anguissola (1532-1625): Se trata de la pintora renacentista más importante de Italia. El aprendizaje de Sofonisba con artistas locales (Campi, Gatti) sentó un precedente para que las mujeres fueran aceptadas como estudiantes de arte.

En 1554 Sofonisba viaja a Roma, donde conoce a Miguel Ángel por mediación de otros pintores. Este encuentro con el artista fue un gran honor para la pintora y se benefició de ser «informalmente» instruida por el gran maestro, que admiraba el talento de la joven pintora.

No obstante no lo tuvo nada fácil, pues a pesar de que contaba con apoyo (más que el resto de las mujeres de la época) y su gran esfuerzo y coraje, su condición de mujer y clase social no le permitieron ir más allá de los límites impuestos para su sexo. No pudo estudiar anatomía humana o dibujar del natural, ya que se consideraba impropio de una señora contemplar un cuerpo desnudo.

No pudo estudiar anatomía humana o dibujar del natural, ya que se consideraba impropio de una señora contemplar un cuerpo desnudo

Sofonisba se especializó en el género del retrato, en el cual innovó logrando poses informales y un acercamiento a la figura del retratado.

En 1560 la joven artista llega a la corte de Felipe II donde trabajó como dama de Isabel de Valois y como pintora de corte. Trabajaba codo con codo con Sánchez Coello que influyó profundamente en su estilo, dando incluso lugar a problemas de atribución de algunos retratos como el de Felipe II. Se casa, por mediación de Felipe II, con un noble español descendiente del virrey de Sicilia.

Tras enviudar años después se establece de nuevo en Italia donde vuelve a casarse. Es en su madurez cuando alcanza un reconocimiento internacional y es visitada por jóvenes artistas, como Van Dyck, que estudiaron y admiraron sus retratos.

Un total de cincuenta obras han sido atribuidas con seguridad a Sofonisba. Sus cuadros pueden ser vistos en galerías de Bérgamo, Nápoles, Siena, Florencia (Galeria degli Uffizi), Madrid (Museo del Prado), Milán (Pinacoteca Brera) o Budapest. Su obra ha tenido enorme influencia en las generaciones de artistas posteriores. Su retrato de la reina Isabel de Valois con una piel de marta cibelina fue el retrato más copiado en España. Entre estos copistas se incluyen muchos de los mejores artistas del momento, como Rubens.

Sofonisba fue además la gran pionera que abrió el camino a que otras mujeres pudieran hacerse un hueco en el panorama artístico del Renacimiento y el Barroco.

2) Lavinia Fontana

Autorretrato, Lavinia Fontana.Galeria degli Uffizi.

Autorretrato, Lavinia Fontana. Galeria degli Uffizi.

Lavinia Fontana (1552-1614): Pintora italiana del primer Barroco, se forma con su padre, el pintor de la Escuela de Bolonia Prospero Fontana. Sus primeras obras, principalmente retratos, están muy en la línea del Manierismo tardío de su maestro.

De esta época destacan pequeñas obras de gabinete, sobre todo retratos. Fontana se casó con Gian Paolo Zappi, un rico discípulo de su padre. Siguió pintando durante su matrimonio para ayudar a la familia mientras su esposo se encargaba de la casa y asistía a su mujer como ayudante. La familia se trasladó a Roma en 1603 por invitación del papa Clemente VII. Obtuvo el mecenazgo de los Buoncampagni.

Gradualmente fue adoptando el estilo clasicista de los Carracci, contemporáneos de esta y líderes de la escena artística boloñesa con su academia de postulados clásicos opuestos al Manierismo y al naturalismo de Caravaggio, apostando por el colorido veneciano.

Recibió influencia de artistas como Correggio y Scipione Pulzone. Logró ser admitida en la Academia de Roma.

3) Fede Galizia

Fede Galizia. Bodegón. Hacia 1593. Colección privada, La Haya

Fede Galizia. Bodegón. Hacia 1593. Colección privada, La Haya.

Fede Galizia (1578-1630): Se trata de una pintora del Barroco italiano pionera del género del bodegón. Se forma con su padre, el miniaturista Nunzio Galizia y se dice que a la edad de doce años era suficientemente considerada como para ser mencionada por Giovanni Paolo Lomazzo, pintor y teórico del arte amigo de su padre, de la siguiente forma: «Esta joven se ha dedicado a imitar a nuestros más extraordinarios artistas».

Al finalizar su formación comenzó a recibir muchos encargos como retratista. Esto se debe tal vez a que gracias a su formación como miniaturista trabajaba con maestría los pequeños detalles de los retratos (joyas, telas, etc.). También se dedicó a la pintura religiosa y de temática mitológica, y llegó a encargarse de la decoración de distintos retablos, como el de la Iglesia de Santa María Magdalena en Milán (1616). Su obra recibió una fuerte influencia del Manierismo lombardo.

Se han catalogado sesenta y tres trabajos de Galizia, de los que cuarenta y tres son bodegones

Cuando no pintaba retratos, la artista se interesó primordialmente en pintar bodegones, un género en el que fue pionera y alcanzó excelentes resultados. Aunque pocas fuentes mencionan este tipo de obras, representan la mayoría de su autoría que se conservan: se han catalogado sesenta y tres trabajos de Galizia, de los que cuarenta y tres son bodegones. Uno de ellos, de 1602, está considerado el primer bodegón firmado por un artista italiano, probando su compromiso con este –en aquella época– nuevo estilo de pintura. Algunos de sus bodegones guardan cierta relación con los que pintara Caravaggio en la misma época, pero con una composición quizás más sencilla (que nos puede recordar al estilo de los bodegones de Zurbarán).

La obra de esta genial artista no fue reconocida ni estudiada hasta mediados del siglo XX. Esto nos puede parecer como poco sorprendente.

4) Artemisia Gentileschi

Artemisia Gentileschi. Judith decapitando a Holofernes. Galeria degli Uffizi

Artemisia Gentileschi. Judith decapitando a Holofernes. Galeria degli Uffizi.

Artemisia Gentileschi (1593-1654): Se trata de la principal seguidora del naturalismo caravaggesco del Barroco italiano.

Hija del famoso pintor toscano Orazio Gentileschi, se forma en Roma bajo la tutela de su padre, seguidor de Caravaggio. Su primera obra (Susana y los viejos), realizada a los diecisiete años, muestra como Artemisia había asimilado el realismo de Caravaggio sin permanecer indiferente al lenguaje pictórico de los Carracci y la Escuela de Bolonia, más clasicista.

Al no permitírsele ingresar en la Academia de Roma por su condición de mujer, su padre decidió buscarle un tutor personal, su compañero el pintor Agostino Tassi. Será en este momento cuando tenga lugar un trágico episodio de su vida que influirá en su obra. Tassi la violó en 1612. Al principio, él prometió salvar su reputación casándose con ella, pero más tarde renegó de su promesa, pues ya estaba casado, y Orazio lo denunció ante el tribunal papal. La instrucción, que duró siete meses, permitió descubrir que Tassi había planeado asesinar a su esposa, cometió incesto con su cuñada y había querido robar ciertas pinturas de Orazio Gentileschi. Del proceso que siguió se conserva documentación exhaustiva, que impresiona por la crudeza del relato de Artemisia y por los métodos inquisitoriales del tribunal.

Al no permitírsele ingresar en la Academia de Roma por su condición de mujer, su padre decidió buscarle un tutor personal

De este etapa destaca su obra Judith decapitando a Holofernes, que se encuentra en la Galeria degli Uffizi, donde se aprecia el realismo y la violencia tomados directamente de Caravaggio. Son obras de una fuerte carga dramática y teatral acentuada por un uso genial de las luces y las sombras.

En 1614 Artemisia se casa con un joven pintor toscano y se establecen en Florencia, donde disfrutará de un gran éxito. Logra entrar en la Academia Florentina de Disegno, siendo la primera mujer en conseguirlo. En esta época tendrá grandes mecenas y protectores de la nobleza florentina.

Consiguió ingresar productivamente en el círculo de los pintores más respetados de su época, y abarcó una gama de géneros pictóricos que fue probablemente más amplia y variada de cuanto digan hoy las telas atribuidas a Artemisia

Se instala con su hija durante algunos años en Roma y posteriormente en Venecia. En 1630 se establece definitivamente en Nápoles, ciudad en la que transcurrirá el resto de su vida y donde encontró una importante clientela. Hay que destacar también su viaje a Londres para trabajar, junto con su padre, en la corte de Carlos I de Inglaterra.

En las pinturas de esta época Artemisia demuestra nuevamente su capacidad de renovarse según los gustos artísticos de su tiempo y de manejar diferentes temas, en lugar de los usuales Judith, Susana, Betsabé y Magdalena penitente, por los que ya era conocida (temas que versionó en repetidas ocasiones).

Artemisia fue una artista que luchó con determinación, usando el arma de su personalidad y de sus cualidades artísticas contra los prejuicios expresados en contra de las mujeres pintoras. Consiguió ingresar productivamente en el círculo de los pintores más respetados de su época, y abarcó una gama de géneros pictóricos que fue probablemente más amplia y variada de cuanto digan hoy las telas atribuidas a Artemisia.