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Detalle de La Borriquita. (*)

Cada año muchas personas de fuera de Sevilla deciden venir a una de sus más importantes e históricas fiestas, la Semana Santa. Sin embargo, una mala planificación o el desconocimiento total de qué se viene a ver puede dar al traste con lo que podrían haber sido unas interesantes vacaciones en las que aprender, asombrarse y disfrutar al mismo tiempo.

Quien ya haya venido a Sevilla previamente sabrá que es una ciudad cómoda y asequible en la que se puede recorrer su centro histórico a pie, pero durante la Semana Santa sufre una metamorfosis abismal. Lo ideal para conocer esta manifestación religiosa, pero también artística y social, sería ir con alguien que conozca profundamente los entresijos y el funcionamiento de la misma, pero sabemos que no siempre es posible. Por ello os queremos aportar algunos datos y, sobre todo, algunos consejos para que podáis preparar vuestra visita en estas señaladas fechas y para que podáis aprovechar al máximo vuestra estancia sin sufrir ningún percance ni mala experiencia.

1. ¿Cuándo ocurre?

No hay una fecha fija para la Semana Santa ya que, como muchas fiestas religiosas, está sujeta a un calendario movible. Lo que determina cuándo tiene lugar es la primera luna llena de la primavera, tras la que se celebrará la Pascua de Resurrección, lo que puede oscilar entre finales de marzo y finales de abril.
La Semana Santa comienza el Domingo de Ramos y concluye el Domingo de Resurrección. A pesar de esto, en Sevilla salen hermandades a la calle desde el Viernes de Dolores (viernes antes del Domingo de Ramos), las llamadas hermandades de víspera.

2. Cómo se organiza la procesión de una hermandad

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Comienzo de la Hermadad de la Amargura con su Cruz de Guía. (*)

Cada hermandad tiene su idiosincrasia y sus peculiaridades, pero todas tienen elementos en común a la hora de salir a la calle. Grosso modo se puede decir que una procesión está formada por los nazarenos, insignias e imágenes de cada hermandad. Las insignias suelen ser banderas de diferentes formas y materiales (generalmente de madera o plata y paños de ricas telas bordadas en oro) que pueden representar muchas cosas, desde vinculación de la hermandad con otros grupos o lugares hasta cuerpos de servicios públicos. Al grupo de nazarenos que va entre una insignia y otra se lo llama tramo.

Para que reconozcáis un poco más el trascurso de ellas, os debo decir que la mayoría de las hermandades comienzan su cortejo con la cruz de guía, una insignia en forma de cruz que abre el cortejo y que sirve de cabecera del mismo. El segundo tramo comienza con el senatus, un estandarte que recuerda a los estandartes representativos de las legiones del antiguo Imperio Romano y en el que se puede ver bordado el anagrama SPQR (Senatus Populusque Romanus). También es frecuente que el último tramo de los nazarenos que acompañan a la Virgen se abra por “el bacalao”. Su nombre le viene porque su forma tiene gran semejanza con los bacalaos en salazón tan comunes por estas fechas.

El resto de insignias dependen de los titulares de la hermandad y de las relaciones que éstas tengan con otras instituciones y hermandades.

En los últimos tramos antes de los pasos los cirios suelen cambiar de color, aunque no siempre pasa, y justo delante de ellos aparecen los acólitos, que anteceden a las imágenes con ciriales y con incensarios.

Los pasos es como se suele llamar a las estructuras donde van las imágenes titulares y secundarias de cada hermandad. El número de ellos varía entre uno y tres, y pueden ir acompañados de una banda o ser de silencio. Los pasos de Cristo tienen una estructura tallada en madera (salvo excepciones), que se dora o se deja en color caoba, y las de los pasos de Virgen o palios suelen ser de plata repujada con doce varales que sostienen el palio.

En algunas hermandades, el diseño o color de la túnica puede variar entre los tramos que acompañan al primer paso y los que lo hacen con el último, aunque si cuando lleguéis a un sitio no sabéis si ya ha pasado alguno siempre es recomendable preguntar.

3. Planificación

La planificación de qué queremos ver y dónde, será esencial para el éxito o fracaso de nuestras expectativas. Os aconsejamos que partáis de la premisa de que no hay que verlo todo y que vayáis a ver las hermandades que más os interesen y dónde más os interese verlas.

4. Programa de mano

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Interior programa de mano. (*)

Para planificar los días sería conveniente que nada más llegar a Sevilla os hagáis con un programa de la Semana Santa. Los suelen dar en los comercios e incluso los periódicos publican un programa diario dentro de sus ediciones habituales. Dentro de ellos podréis encontrar los itinerarios de las hermandades que cada día hacen estación de penitencia, los horarios de paso por las principales calles de su recorrido y los datos más importantes sobre ellas.

Si no conocéis bien Sevilla o el nombre de sus calles sería buena idea hacerse con un plano en la Oficina de Información Turística de la ciudad, porque no todos los programas vienen con uno. Así evitaréis perderos por el centro, aunque si esto ocurriera lo mejor que podéis hacer es preguntar a la gente.

5. Carrera oficial

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La carrera oficial es el recorrido obligado que hacen todas las hermandades entre la plaza de la Campana y la Catedral para posteriormente volver a sus templos. En este espacio se encuentran los palcos (solo para abonados de toda la semana, aunque también pueden comprarse de forma individual para días sueltos), también llamados popularmente “las sillas”. Debéis recordar que por aquí tan solo pueden pasar las hermandades, por lo que os aconsejamos que en vuestro mapa señaléis este trayecto para tenerlo en cuenta.

 

“Sillas” hay desde la esquina de la plaza del Duque más cercana a la Campana y el final de la calle O´Donnell hasta la plaza Virgen de los Reyes. A pesar de esto, desde hace años se vienen habilitando algunos pasillos controlados por la policía que permiten atravesarla. Hay que tener en cuenta que estos pasillos son solo para cruzar y que de ninguna de las maneras os podréis quedar en ellos.

6. Respeto a los nazarenos y a las personas

Cuando estemos esperando que pase una hermandad debemos tener en cuenta dos factores. El primero es que los nazarenos van haciendo estación de penitencia, o deberían, y el segundo es que no estamos solos en la calle.

Es por esto que debemos evitar caminar entre las filas de nazarenos y cuando vayamos a cruzar entre grupos de personas siempre debemos pedir permiso y pasar con educación y, por supuesto, no querer llegar el último y ponernos el primero. Es cierto que siempre vamos a encontrar a personas groseras y maleducadas que avanzan a empujones o no dejan pasar a nadie como si fuera dueño y señor de ese trozo de calle que ocupa, no respetan a las hermandades y se quieren poner delante de todos, pero no creo que queráis ser incluidos en este grupo, ¿verdad?

7. Tiempos de espera

Los tiempos de espera para ver pasar las hermandades varía dependiendo de algunos factores. Lo que más cambia el total de minutos que deberéis esperar es el número de nazarenos. También influirá dónde se vea, ya que dentro del barrio al que pertenezca se suelen recrear más; igualmente van más despacio en calles estrechas donde transitar sea más complicado para los pasos. Por lo general lo mínimo son veinte o treinta minutos y lo máximo será hasta dos horas, aunque es recomendable llegar con algo de antelación al lugar elegido para conseguir un buen sitio.

8. Sillitas y carritos

Es habitual ver personas que llevan sillitas plegables. Generalmente están bien aceptadas si vais con personas de avanzada edad, con problemas en las piernas o en su salud o con niños pequeños, son toleradas si llevas una, y son un completo peligro si todo un grupo las abre y se sienta delante o en el medio de una gran masa de personas, así que si gozáis de buena salud no hagáis uso de ellas.

Los carritos de los niños son frecuentes en la Semana Santa, ya que es una tradición que se bebe desde la cuna en algunas familias. Si traéis a vuestros hijos mi consejo es que no os pongáis en primera fila y que evitéis las grandes aglomeraciones o las calles estrechas, sobre todo por motivos de seguridad para ellos. Es mejor prevenir que curar.

9. “Nazareno dame un caramelo”

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Desde pequeños, los padres enseñan a sus hijos una canción que dice así: “Nazareno dame un caramelo y si no me lo das malaje serás” (hay casi tantas versiones como niños en la ciudad). Es una forma de que los niños le pierdan el miedo a los nazarenos, que la verdad es que pueden llegar a impresionar bastante a tempranas edades.

La tradición del caramelo viene de antaño y se dice que las personas que acompañaban a las hermandades en su estación de penitencia solían llevar algún caramelo para paliar las largas horas de recorrido. Hoy esta tradición ha derivado (casi degenerado podríamos decir) y hay nazarenos que parecen llevar un bazar bajo su túnica y reparten estampitas de su Cristo o Virgen, medallitas, etc.

Otra imagen cada vez más habitual es la de los niños pidiendo cera de los cirios para hacer grandes bolas de colorines.

10. Cuidado con las bullas

La bulla es una aglomeración de personas en la que es difícil moverse. En Sevilla durante la Semana Santa es frecuente que se formen en lugares estrechos y tras el paso de las hermandades, cuando las personas empiezan a transitar buscando una nueva dirección.

Los lugares más frecuentes para que se formen son las calles estrechas y si no os gustan las aglomeraciones deberíais evitarlas. Esperar un poco antes de comenzar a caminar tras haber visto una hermandad también os debería facilitar vuestro trayecto, ya que la gente se habrá movido de sitio y habrá dejado hueco.

No hay que tenerle miedo a las bullas de Semana Santa ya que, igual que se forman, se diluyen rápidamente, pero lo mejor que podéis hacer si os veis inmersos en una de ellas es no ir a contracorriente, o lo que es lo mismo, moveos hacia donde se mueva el gentío. Paciencia.

11. Mejor en grupos pequeños

Acabamos de comentar que hay veces que es difícil transitar por las calles durante la Semana Santa y más aún si nuestro grupo es muy numeroso. ¡No seríais los primeros en perder a algún acompañante!

12. Domingo de Ramos, Jueves Santo y Viernes Santo

Si hay algunos días que destaquen sobre otros socialmente son el Domingo de Ramos y el Jueves y el Viernes Santo, que es cuando más elegantes se visten las personas. El Domingo de Ramos es un día festivo, la etiqueta manda ir de traje y corbata, para ellos, y con vestido, para ellas. Los colores suelen ser alegres pero sin caer en la ostentación y la tradición aconseja estrenar alguna prenda. Pero si algo es la Semana Santa de Sevilla, es una semana de contrastes. El Jueves y Viernes Santo, que también son “días grandes”, ellos van de etiqueta, pero con colores oscuros ya que, en definitiva, son días de luto.

La indumentaria de ellas es la que más puede cambiar, ya que son los días en los que las mujeres van de mantilla, con su vestido negro y su peineta en un alarde (no siempre) de elegancia. La mantilla es una tradición no escrita que se pasa de madres a hijas, pero también se suele pasar de madres a hijas el buen o mal gusto al llevarlas.

13. La Madrugá

Es quizás el momento más famoso de la Semana Santa de Sevilla por la devoción que se le tiene a sus hermandades. Es también el momento más contrastado, pues salen tres de las hermandades más “serias” (Silencio, Gran Poder y Calvario) y otras tres de las que más devoción popular y de barrio arrastran consigo (Macarena, Triana y Los Gitanos).

La Madrugá comienza en la medianoche del jueves al viernes cuando la cruz de guía de la Macarena sale al atrio de su templo, y acaba ya bien pasado el mediodía cuando entra esta hermandad, la Esperanza de Triana y Los Gitanos.

A diferencia del Jueves y del Viernes Santo, para la Madrugá os recomiendo que vayáis con ropa cómoda, y una buena forma de acabarla es con un chocolate con churros e ir a descansar un rato antes de comenzar la jornada del Viernes.

14. Sagrarios

Otra tradición es la visita el Jueves Santo, y en menor medida también el Viernes, a los sagrarios de algunas iglesias que se muestran abiertos en señal de duelo ante la muerte de Cristo. Es una ocasión única de poder ver algunos templos que normalmente se encuentran cerrados.

15. Visitar los templos por la mañana

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Hermandad Santa Cruz. (*)

La Semana Santa también es una semana de detalles, pero es difícil apreciarlos todos en la calle. Si lo que os gusta es deteneros a contemplar los pormenores de las tallas, de la orfebrería de los pasos, de las imágenes y de las insignias es una buena idea ir por la mañana al templo del que salga la hermandad. En el caso de las insignias, se instalan los llamados altares de insignias, donde se muestran todas con una disposición muy artística en alguna de las capillas de la iglesia.

Por lo general todas abren la mañana del Domingo de Ramos y también la mañana del día en que hagan su estación de penitencia, pero debéis tener en cuenta que hay hermandades con muchísima devoción y que por lo tanto tendrán grandes colas. Si queréis verlas en su templo os aconsejamos que vayáis a primera hora de la mañana, cuando hay menos gente.

En la mayoría os regalarán una pegatina o un alfiler con el escudo o colores de la hermandad en cuestión. Es típico ver a los más jóvenes en la puerta de la iglesia con un cestito para pedir una limosna a cambio de este pequeño obsequio. También encontraréis dentro del edificio una mesa en la que poder comprar estampas de las imágenes, libros o medallas de la hermandad.

16. Calzado cómodo y algo para abrigarse

Los pies es la parte del cuerpo que más sufre, junto con las piernas y las lumbares, porque son muchos minutos de pie los que pasaréis a lo largo del día. Por eso es conveniente llevar el más cómodo de los calzados que tengáis en casa, y también algo para abrigarse ya que al ser primavera la temperatura refresca al caer la tarde, y sobre todo al alba si vais a ver la Madrugá.

17. Qué hacemos si nos cae cera en la ropa

No hay que hacer una tragedia de ello, basta con planchar la ropa con papel de estraza. Si es una prenda delicada simplemente hay que llevarla a la tintorería.

18. ¿Qué ocurre si llueve?

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Detalle de ornamento floral de un paso de palio. (*)

Hay hermandades más conservadoras que otras ante este inevitable fenómeno meteorológico. Hay algunas que rápidamente anuncian que no hacen su estación de penitencia a la Catedral, aunque lo habitual es que retrasen la salida a la espera de una mejoría en el pronóstico. Es el temido compás de espera, tras el que se vuelve a reunir la Junta de Gobierno y toman una decisión.

Si el tiempo es inestable lo más frecuente es que se suspenda la salida y hagan una estación de penitencia dentro del templo a puerta cerrada. Debéis tener en cuenta que todas las hermandades tienen un delicado y rico patrimonio histórico-artístico y también humano. Hay que tener presente que algunas obras se remontan al siglo XV, ¿o acaso sacaríais Las Meninas a la calle en un día de lluvia?

19. ¿Dónde alojarse?

Lo más práctico es buscar un hospedaje céntrico pero fuera de la carrera oficial.

20. ¿Qué comer?

Inevitablemente la Semana Santa lleva asociados algunos platos y dulces típicos de estas fechas. Los más tradicionales son los garbanzos con espinacas y el bacalao, y como dulces el pestiño y la torrija. Todos ellos manjares para el paladar.

21. Si no sabes, pregunta

Si te pierdes, si no sabes qué hermandad está pasando, si quieres saber dónde está una iglesia o necesitas cualquier información, pregunta. Los sevillanos suelen dar buena acogida a los turistas y responder a todo lo que necesitéis de buena gana, y si os encontráis con un malaje preguntad a otro, es muy difícil encontrarse con dos personas desagradables seguidas.

Antes de despedirme, quería agradecer a David Alfonso González y a Nerea V. Pérez su ayuda y puntualizaciones a la hora de escribir este post.

(*) Imagen de Portada: María Victoria Fernández. Creative Common License. Resto de imágenes de elaboración propia. Luis M. García Navarro.