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Portada de la vivienda de Ya’far, Medina Azahara, Córdoba. (*)

La semana pasada estuve visitando Córdoba, una ciudad de una belleza excepcional con una riqueza patrimonial envidiable. Allí pude disfrutar de algunos de los más importantes monumentos, fruto de la convivencia de las tres famosas culturas (musulmana, cristiana y judía) como la Mezquita de Córdoba, el Alcázar de los Reyes Cristianos, la Sinagoga de la Judería, etc.

Historias de oriente y occidente

Poco hace falta para que existan visitantes que quieran acceder a estos recintos de gran valor histórico, artístico y religioso. Por así decirlo: se venden solos. Solo así se entiende que existan restricciones de horarios de visita tan llamativos como los que pude experimentar. No se entiende, por ejemplo, que durante un fin de semana, los monumentos y museos estén cerrados, sobre todo cuando existe una gran cantidad de personas deseando visitar estos lugares.

Sin embargo, las verdaderas dificultades se presentan cuando se desea visitar Medina Azahara, la que una vez fue la ciudad de Abderramán III, califa del siglo X perteneciente a la dinastía Omeya, que mandó construir este bello conjunto de viviendas y residencias reales para altos funcionarios del califato y sus sirvientes.

En primer lugar se pone la miel en los labios del visitante, para a continuación dificultar al máximo el acceso a tan “romántico” lugar. Se nos seduce con pasajes poéticos extraídos de los cronistas de la época para dejar volar nuestra imaginación: se habla del lujo de oriente, de los mármoles de Cartago y Almería, del marfil, el ébano, el oro y la plata… para terminar hablando de los arquitectos venidos de Bagdad y Constantinopla.

Ante tales descripciones el turista, amante o profesional del arte no pueden sino estar ansiosos de visitar Medina Azahara. Pero no será fácil, la visita adquirirá tintes de aventura, cuando no de Odisea. Me considero una persona precavida, es decir, que trato de planificar en la medida de lo posible cualquier viaje para maximizar el tiempo y el dinero, es por eso que suelo comprar con antelación las entradas de los lugares que pueden tener una gran afluencia de público.

El comienzo de la Odisea

Llegué a Córdoba un sábado y mi intención era visitar Medina Azahara el domingo, para lo cual me dirigí a una de las tres oficinas de turismo que existen en la ciudad, con el objetivo de que me informaran sobre cómo podía comprar la entrada y qué opciones de desplazamiento existían para llegar hasta el yacimiento, ya que el mismo se encuentra a unos 7 kilómetros de Córdoba.

Mi sorpresa vino cuando el amable dependiente me explicó que estaban agotadas las plazas del autobús que realiza el recorrido entre Córdoba y Medina Azahara, ya que apenas partían dos autobuses diarios. No soy muy bueno con los números, pero como máximo eso supondría un total de 150 plazas al día. Cifra totalmente insuficiente para abastecer la totalidad de la demanda de visitantes que tenían la intención de acudir a este lugar.

Si estaban completos los autobuses, comprando el billete con más de un día de antelación, había que buscar una alternativa: caminar, bicicleta, taxi o alquilar coche. Caminar y bicicleta se descartaron porque no es posible circular por una autovía por estos medios y el taxi fue descartado de inmediato cuando haciendo una ronda de preguntas entre los taxistas me confirmaron que el trayecto tenía un coste de unos 60 euros, es decir, lo que cuesta alquilar un coche.

Aunque el vehículo privado no es el más democrático que existe, en el sentido de que requiere de un carnet de conducir y de tener cumplidos los dieciocho años para poder llevarlo; en mi caso, tuve la suerte de que unos amigos que también se encontraban visitando Córdoba se habían adelantado y habían alquilado un coche, al advertir también que no había otro medio más económico para llegar. Tuve una suerte inmensa, porque en realidad, ya me había planificado para ver otros monumentos de Córdoba el domingo.

Llegando por fin a Medina Azahara

Sueño cumplido, ya podía visitar Medina Azahara.

Error.

No se puede acceder con el coche hasta el yacimiento, hay que estacionarlo en un aparcamiento a unos dos kilómetros de la entrada y coger otro autobús para desplazarte hasta allí, porque el camino es demasiado estrecho y peligroso para ir caminando, al margen de la pendiente, las condiciones climatológicas y los animales salvajes que por allí transitan.

Evidentemente el autobús no es gratuito, aunque sí muy económico (2,10 euros) pero es necesario hacer una cola inmensa y hacerse con una entrada gratuita en el edificio del museo, que se encuentra al lado de estos aparcamientos, para lo cual es necesario también hacer cola.

Una vez conseguidos todos los papeles que dan acceso al recinto, subes al autobús y en 3 minutos llegas a la entrada superior de Medina Azahara y allí se te olvida todo, porque la magnitud y belleza del lugar supera el recuerdo de los obstáculos. Pero, eso sí, es preciso verlo deprisa, porque si es domingo, a las 14.00 horas cierra el aparcamiento, para lo cual es necesario coger el autobús de vuelta y hacer la correspondiente cola…

En fin, quizás esta nueva modalidad de gestión del patrimonio se acabe imponiendo y es posible que empecemos a ver que si entrar a visitar un monumento es cuestión de segundos y solo consiste en pagar una entrada, nos resulte en extremo aburrido. Siendo serios, ¿no sería más fácil poner autobuses desde Córdoba hasta la entrada (no el aparcamiento) de Medina Azahara? Las ventajas serían innegables: más facilidades, más visitantes, más dinero para Córdoba.

Aquí van los 7 consejos:

  1. Compra el billete de autobús por internet antes de hacer el viaje, además, te ahorras un 10% del importe. El billete cuesta unos 7 euros.
  2. Si no lo has hecho, vete a una de las oficinas de turismo en cuanto llegues (cierran al mediodía de 14.00 a 16.00 horas) y consulta también los horarios de invierno y de verano.
  3. Si vas un domingo coge el primero de la mañana porque la visita lleva tiempo, si coges el segundo probablemente no puedas ver el Museo.
  4. Una vez llegues al aparcamiento de Medina Azahara, vete al edificio del Museo y adquiere tu entrada, que es gratuita.
  5. Dirígete al lugar de estacionamiento del segundo autobús y paga los 2,10 euros.
  6. Guarda esta entrada porque la necesitarás para coger el autobús de vuelta.
  7. Deja tiempo para visitar el Museo, pero hazlo al final, porque si hay que elegir, es más importante ver el yacimiento arqueológico.

(*) Imagen de Portada: sombradeparra. Creative Commons License.