El pasado 8 de octubre tuvimos el placer de asisitir a la inauguración de la sala de exposiciones de la Fundación MAPFRE en Barcelona, que inicia su andadura con la exposición «El triunfo del color. De Van Gogh a Matisse. Colecciones de los museos d’Orsay y de l’Orangerie».

Casa Garriga i Nogués

La ubicación de la nueva sede de la fundación se encuentra en una casa palaciega de principios del siglo XX. Se trata de la Casa Garriga i Nogués, construida entre 1902 y 1904 por el arquitecto Enric Sagnier para la familia de banqueros que dan nombre al edificio. Elevada en una de las manzanas del Ensanche, muy cerca de la céntrica Plaça Catalunya (en la C/ Diputació, 250), se trata de una vivienda de cuatro plantas de estilo ecléctico. La familia Garriga i Nogués ocupó la casa hasta 1936, fecha a partir de la cual acogió diversas insitituciones, como el Colegio Sagrados Corazones de Jesús y de María, la Enciclopèdia Catalana y, recientemente, el Museo Fundación Francisco Godia.

Enric Sagnier, Casa Garriga i Noguès, Barcelona.

Enric Sagnier, Casa Garriga i Noguès, Barcelona.

Actualmente, la sala de exposiciones de la Fundación MAPFRE ocupa las dos primeras plantas: la baja, originariamente pensada para locales comerciales, y la primera planta o planta noble, en origen ocupada por la vivienda principal. Mientras que en la planta baja pocos son los elementos que nos hacen ver que nos encontramos en un edificio histórico, en la primera planta podremos disfrutar, al tiempo que vemos la exposición, de algunos elementos arquitéctonicos y decorativos que nos hablan del pasado palaciego de la sede. De entre estos destaca, sobre todo, la gran escalinata de acceso a la primera planta.

El triunfo del color. De Van Gogh a Matisse. Colecciones de los museos d’Orsay y de l’Orangerie

La nueva sala de exposiciones se ha inaugurado con la exposición «El triunfo del color. De Van Gogh a Matisse. Colecciones de los museos d’Orsay y de l’Orangerie», un recorrido por las obras de los grandes artistas que siguieron al impresionismo y que hicieron del color un elemento clave de sus pinturas.

Comienza la exposición con el apartado «El color científico», en el que podemos ver obras de algunos de los artista postimpresionistas más importantes. Entre ellos están los neoimpresionistas, con Seurat a la cabeza, y su técnica puntillista basada en un análisis científico de la luz. Sus obras están compuestas a base de puntos que, en la distancia, recomponen las formas y los colores que se quieren representar. A su lado, la obra de Van Gogh, fuertemente influenciada por los primeros, desarrolla una interpretación mucho más emocional e intuitiva de los principios científicos de la visión. Aunque su pincelada siga siendo suelta y densa y se base en trazos largos y puntos, nunca llegará a estar tan encorsetada como la de otros pintores.

Seurat, Port-en-bessin, 1888, Museo de Orsay, París.

George Seurat, Port-en-Bessin, 1888, Museo de Orsay, París.

En la segunda parte, «El centro misterioso del pensamiento. Gauguin y la escuela de Pont-Aven», la obra de Gauguin y sus seguidores de Pont-Aven nos desvela un nuevo camino en la pintura y el uso del color. A diferencia de los impresionistas y puntillistas, Gauguin no se centra tanto en la captación de la realidad de un modo casi fotográfico como en la expresión de un mundo interior. Partiendo de diversas referencias (primitivismo, arte popular, la estampa japonesa, el arte medieval…) crea una pintura arcaizante de tintas planas, en la que las figuras quedan fuertemente delimitadas por anchos perfiles negros y en la que se renuncia a la profundidad a favor de un mayor decorativismo. El uso del color es, por su parte, irreal, ya que responde a funciones simbólicas.

La tercera sección de la exposición, «Los Nabís, profetas de un arte nuevo», nos muestra el mundo de la pintura de los llamados profetas: los nabís (término que procede de neviim, «profetas» en hebreo). Partiendo de la pintura de Gauguin, Sérusier creó en Pont-Aven su obra El talismán, un paisaje de tintas planas y colores vivos que será el origen de esta nueva corriente. Estos artistas emplean una pintura de fuerte decorativismo en la que el color está al servicio del tema y de las emociones. Dentro de este grupo se pueden diferenciar dos tendencias: por un lado, aquellos que se centran en temas religiosos y esotéricos (Sérusier, Ranson, Maurice Denis y Roussel) y, por otro lado, los que gustan de las escenas de la vida cotidiana (Vuillard, Bonnard, Maillol y Vallotton).

Paul Sérusier, Le Talisman, 1888, Museo de Orsay, París.

Paul Sérusier, Le Talisman, 1888, Museo de Orsay, París.

En la cuarta y última parte, «El color en libertad», asistimos a la revolución cromática de la pintura que tuvo lugar entre finales del siglo XIX y principios del XX a través de la obra de Gauguin (su serie de temas tahitianos), Cézanne, Monet… Destaca en este contexto el surgimiento del grupo fauvista, cuyo lenguaje se basa en la primacía del color, empleado a base de superficies planas de tonos vivos y con contrastes violentos. Se trata de pinturas en las que predomina el decorativismo y las experiencias sensoriales en su observación. Dentro de este grupo podemos ver obras, entre otros, de Matisse, Derain y de un joven Picasso que acaba de llegar a París.

Paul Gauguien , Femmes de Tahiti, 1891, Museo de Orsay, París.

Paul Gauguien , Femmes de Tahiti, 1891, Museo de Orsay, París.

A través de esta exposición que nos ofrece Fundación MAPFRE podemos ver cómo poco a poco el color fue ganando protagonismo dentro del arte y lo fue llevando por nuevas vías hacia nuevas concepciones de la obra. Partiendo de una concepción más clásica y científica en la que el color se emplea para captar fielmente la realidad, se va caminando hacia un uso de ese color con fines más simbólicos y emocionales hasta llegar, con el fauvismo, a su casi emancipación y a constituir por sí solo la obra de arte. Fue este un gran paso que permitió a la pintura librarse de su función mimético-representativa y dirigirse hacia las vanguardias del siglo XX, en las que las formas, los colores o las texturas se conviertieron en elementos expresivos por sí mismos, libres de una realidad que imitar.

(*) Imágenes: Wikimedia Commons. Creative Commons License.