Cildo Meireles, Desvio para o Vermelho I: Impregnaçao (1967-1984).

En esta ocasión vamos a centrarnos en otro artista contemporáneo que cuenta con parte de su obra relacionada con el arte doméstico, utilizando la temática de la casa, del hogar para inspirarse y transmitir al espectador sus experiencias personales. Tuvimos la oportunidad de analizar a Louise Bourgeois con sus Cells o Habitaciones rojas, esta vez indagaremos en parte de la obra del artista brasileño Cildo Meireles, uno de los artistas más internacionales del momento.

Cildo Meireles es uno de los artistas brasileños vivos más significativos, pionero de la instalación artística desde 1960. Es conocido por su trabajo cargado de dramatismo y compromiso político, frecuentemente desarrollado en ambientes en los que el espectador se sumerge en un espacio sensorial que apela a la percepción, incorporando sonidos, olores y texturas a la experiencia visual. La obra de Meireles crea relaciones sensoriales y mentales. Genera metáforas que recuerdan lo imperfecto y potencialmente hostil que puede ser el mundo en el que vivimos.

Actualmente puedes comprobar todas estas interesantes características de su obra en la exposición que está teniendo lugar en el Palacio de Velázquez en el Parque del Retiro de Madrid donde desarrolla nuevas posibilidades del arte conceptual interesado por la experiencia sensorial del espectador sin olvidar su preocupación ética por el mundo. Pero en esta ocasión vamos a centrarnos en su obra relacionada con el mundo doméstico.

Meireles en su trabajo habla constantemente sobre las cuestiones del espacio complejo, las connotaciones físicas, geométricas, históricas, psicológicas, topológicas y antropológicas del mismo, haciendo énfasis en el empleo de la escala. Entiende la escala como el espacio en relación con el humano, con lo cual queda suspendido entre lo inimaginablemente grande y lo inimaginablemente pequeño. Es clara la relación con la obra de Jorge Luis Borges (como el Mapa del Imperio en El Rigor de la Ciencia), a la que alude en varias de sus entrevistas y se entrevé en muchos de los planteamientos espaciales del artista.

Su obra se considera un punto medio entre el Neo-concretismo, nacido en Rio de Janeiro a principios de los años sesenta como reacción a la abstracción geométrica que dominaba en Brasil, y el arte conceptual que se producía en Estados Unidos. Se le califica entonces como “conceptualismo poético” o “conceptualismo político”. El contenido en algunas de las obras de Meireles, está estrechamente ligado al contexto político brasileño de su época, la dictadura, la censura y los crímenes.

Dentro de éste trabajo, analizaremos dos obras de éste artista en las que por medio del uso de elementos domésticos apela a conceptos profundos de espacio, memoria, política y experiencias propias, conseguidas con gran dramatismo y maestría. Una vena doméstica atraviesa la obra de Meireles, las cuestiones filosóficas son abordadas en escenarios cotidianos.

Como explicaba el comisario de la exposición de la Tate Modern en el 2008, el historiador británico de arte Guy Brett: La obra de Meireles muchas veces comienza con un lugar común, un objeto doméstico o una memoria de la infancia, que luego se transmuta en una especulación perceptiva, filosófica o incluso cosmológica, sin perder por ello sus raíces, su fuerza o realidad social, una realidad muchas veces dura, pero siempre marcada por la resistencia humana y la creatividad.

Espaços virtuais: Cantos

Entre 1967 y 1969, Meireles realizó una serie de dibujos conceptuales llamados Volúmenes Virtuales y Ocupaciones, así como una serie de ambientes llamado Espacios Virtuales: Esquinas. Con este trabajo, el artista investiga en las posibilidades de la geometría Euclidiana usando tres planos para situar una figura en el espacio.

En 1967-68 empezó a hacer instalaciones a escala humana que reconstruyeran típicos espacios domésticos. En el caso de las esquinas, con una connotación psicológica muy fuerte, y que plantea que éstos son espacios donde no sucede nada, no se realizan acciones, por lo tanto se convierten en un refugio total.

La obra consiste en un suelo de madera y dos muros que crean un ángulo recto pero no se tocan. El espectador puede entrar en este espacio en cualquier momento, sugiriendo la idea del espacio que sólo existe cuando una persona pasa través de él.

Meireles al hablar de su obra recuerda cómo surgió la idea inicial para ésta, haciendo alusión a un episodio que vivió cuando tenía ocho años. Una tarde estaba en casa de su abuela tomando la siesta; cuando despertó e intentó incorporarse no pudo hacerlo, volvió a tratar sin éxito, no podía siquiera emitir sonido. En esa situación vio como una cara empezaba a materializarse en la esquina de la habitación, era una mujer con las uñas largas y pintadas, se reía mientras salía de la pared. Parecía muy anciana. Caminó en su dirección deteniéndose en los pies de la cama. Cildo empezó a rezar, ese momento fue cuando la anciana se detuvo y empezó a regresar a la esquina de dónde había venido, lentamente y siempre riendo. Pudo moverse sólo cuando la visión había desaparecido.

Esta alusión es claro ejemplo de cómo Meireles, como muchos artistas, trae a su obra experiencias del pasado. La casa y el ambiente doméstico son una fuente interminable de recuerdos, que son sumamente vívidos y pueden materializarse con más facilidad al conocer este espacio perfectamente y tener otros recuerdos que los contextualizan y aportan fuerza a la memoria.

Las experiencias de un niño en su entorno más cercano que es la casa, como vemos en el caso de Bourgeois, quedan grabadas en la memoria por mucho tiempo, y el artista en su ejercicio, poético muchas veces, las exorciza en su obra, redefiniéndolas con nuevos sentidos.

Desvio para o Vermelho

Desvio o vermelho (shift to red), es una de las obras más impactantes de Meireles, tal vez por su gran belleza que poco a poco va tomando sentidos diferentes mientras el espectador se adentra en ella. Se trata de un ambiente que el artista bocetó muchas veces, entre los años 67 y 84, y que por su complicada elaboración no había tenido oportunidad de realizar a escala humana. Será en 1998, que la instalará por primera vez, con motivo de la Bienal de Sao Paulo.

La instalación de Meireles se compone por tres espacios sucesivos, el primero llamado ImpregnaÇao (impregnación), consiste en un espacio doméstico, parecido a un pequeño estudio, donde todo objeto es de una tonalidad de rojo.

Meireles ya había experimentado en otras ocasiones con los Monócromos en su obra, con lo que busca reiterar la identidad cromática del objeto al reforzar su color. Blancos pintados sobre blancos, negros sobre negros, y en este caso, la reiteración del rojo como color con una carga psicológica muy fuerte.

Para este artista, el color rojo es el que tiene más significado y produciendo en el espectador una amplia gama de sensaciones y traducciones, que asocian el color desde el ciclo menstrual, la violencia, el amor o los sentimientos. De esta obra, Meireles dice que siempre pensó más en su significado poético que político.

Para Impregnación Meireles imagina un lugar en el que alguien, por alguna razón-ya sea por preferencia, manía, imposición o circunstancia, acumularía el mayor número de objetos en una gama de rojo. Así como alguien puede coleccionar cualquier cosa, puede coleccionar colores, es una colección de colecciones, formada mediante leyes muy claras, una suerte de constructivismo-barroco.

En el conjunto encontramos elementos en tonalidades de rojo, tales como libros, ropa, mobiliario, pinturas, un frigorífico lleno de comida roja, una pecera con un pez carmesí, y hasta un ipod sonde suenan melodías que hacen alusión al rojo.

La segunda parte Entorno, encontramos un espacio con suelo negro y paredes gradadas de blanco a negro en horizontal. En el suelo hay una botella pequeña tirada que deja salir un líquido rojo que forma un camino, una mancha demasiado grande para haber salido de la botella que aún se encuentra medio llena. Con ello el artista plantea una interesante relación continente/contenido, en la que la forma siempre es más pequeña que su contenido. Esta parte va haciendo entrar al espectador en una idea más profunda, preparándolo para el último espacio.

En este momento el espectador empieza a percibir el sonido de agua cayendo, y llega al Desvío a rojo. El cambio es notable, la iluminación es escasa y los muros están pintados de negro, lo que hace la percepción del lugar bastante subjetiva, al mismo tiempo se acorta y aleja la distancia del único elemento en el espacio, que es un lavamanos que deja salir de su grifo un chorro de líquido rojo, y que inevitablemente remite a la sangre. El lavamanos está torcido en diagonal y el agua cae en diagonal también, por lo que el espectador se siente raro, es como si la física tuviese un fallo en ese lugar. La sangre corriendo de forma no natural, nos habla de un mundo puesto de cabeza, dónde las cosas no tienen sentido, o nuestra comprensión no llega hasta allí.

Meireles asocia esta última parte a un evento sucedido en su niñez, cuando acompañó a su padre a ver el cadáver de un reportero asesinado. En la pared, con su sangre había escrito: “Aquí murió un periodista defendiendo la libertad de expresión”. Al artista le impactó severamente ver la sangre fluyendo de las paredes, un sitio antinatural.

Una vez más, en esta obra podemos ver lo doméstico y lo cotidiano como recurso para la denuncia. Comienza acercando al espectador a un espacio que le resulta familiar, como una vivienda, para después introducirle en planteamientos más profundos, pero que siguen guardando una estrecha relación con lo doméstico, como el mismo lavamanos ensangrentado.

Al final, el espectador se siente implicado con la obra, como si fuera un testigo o cómplice de la atrocidad que ahí ha sucedido.

Referencias

BOIX, L., Brasileño Cildo Meireles brilla en la Tate modern de Londres. En: http://www.casamerica.es

HERKENHOFF, P. Cildo Meireles London : Phaidon Press., 1999.

KELLER, F. Préface En: Cildo Meireles. Strasbourg : Les Musées de Strasbourg, 2003.

MEIRELES, C., Cildo Meireles : [Tate Modern, London, 14 October 2008-11 January 2009] London : Tate Gallery, 2008.

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(*) Artículo escrito en colaboración con Fernanda Celis.