En la ciudad de Granada se ha construido un museo en el que podemos hacer un recorrido por la historia andaluza: el Museo de la Memoria de Andalucía.
Fue construido por Alberto Campo Baeza, el mismo arquitecto que años antes construyera la sede de la Fundación de Caja Granada, que recibe el apelativo de El cubo. Para la construcción del museo, que también es centro cultural, se decidie seguir una línea continuista, usando, principalmente, los mismos materiales que en el anterior edificio: hormigón encofrado en madera, acero y vidrio.
Al museo se accede por una fachada-pantalla llamada Puerta de la Cultura, que además tiene la misma medida que el cubo en altura y anchura lo que provoca un diálogo entre ambas construcciones. Esta fachada fue pensada como pantalla de proyecciones HD, pero la cercanía de la carretera hizo que no se usara con tal fin para proteger la seguridad vial.
El interior del edificio
Una vez dentro del museo no nos queda más que sentirnos fascinados. Primero con su patio helicoidal, con dos rampas cuya circunferencia mide lo mismo que el patio del Palacio de Carlos V, y después con la sencillez aparente con la que están dispuestas las salas.
El museo se divide en 4 bloques distribuidos en 2 plantas tratando diversos aspectos de la historia andaluza:
1) Diversidad de paisajes.
2) Tierras y ciudades.
3) Modos de vida.
4) Arte y cultura.
En todos ellos podemos encontrar los mismos elementos: una línea del tiempo donde se resaltan los hechos más importantes, unas vitrinas que en su parte posterior se convierten en pantallas, una maqueta que recorre la sala horizontalmente y una pantalla y un mapa de Andalucía al principio y al final de la sala.
La museografía
El equipo que desarrolla la museografía fue GPD, y no nos queda más que quitarnos el sombrero ante la claridad y concisión con la que presentaron el contenido. Hay que destacar la tecnología usada en las pantallas, manejables con el brazo y con la mano como si estuviéramos en una película de ciencia-ficción. En ella podemos seleccionar temas de los que queremos que nos hablen, en las pantallas del principio y del final de la sala, o personajes históricos que queremos que nos cuenten sus experiencias, detrás de las vitrinas.
Dentro de las vitrinas podemos encontrar objetos de valor etnográficos, expuestos de forma abigarrada como se disponían las piezas en los museos del siglo XIX. Pero más interesante nos parece hablar de las maquetas, donde todo se puede tocar, no hay objetos de valor por los que preocuparse si no que uno debe acercarse con la curiosidad de conocer qué es uno u otro, descubriendo casi sin querer la historia de Andalucía desde lo próximo y cercano.
No es un museo sólo para niños pero sí muy didáctico. Nos adentra a la historia andaluza desde nuestros propios recuerdos y experiencias y nos hace ir descubriendo paulatinamente a través de la interactuación con los elementos expuestos y con las pantallas, la cultura que atesora Andalucía.
(*) Imagen de Portada: © Anual Creative Commons Attribution 3.0 Unported.