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Dentro de la gran explosión de actividades culturales que tienen lugar durante la transición democrática en España encontramos el nacimiento de la Feria de Arte Contemporáneo (ARCO). Creada gracias a la iniciativa de la galerista Juana de Aizpuru, vino a llenar el gran vacío, que habí­a en nuestro paí­s, de un escaparate comercial y de exhibición de Arte Contemporáneo, centrado sobre todo en las últimas tendencias creativas, aunque no suelen faltar los grandes clásicos del siglo XX.

Entre los objetivos principales de la creación de ARCO destacan el deseo de impulsar el mercado nacional de arte contemporáneo, creando una red de compradores (con especial atención hacia el impulso privado) y promocionar el arte español a nivel internacional; reunir a las principales galerí­as a nivel nacional e internacional y crear un ambiente cultural propicio para el fomento de las últimas tendencias (con gran presencia de los nuevos medios como la instalación, la fotografí­a, el diseño, el ví­deoarte o la performance; sin olvidar el protagonismo de la pintura y la escultura).

«Entre los objetivos principales de la creación de ARCO destaca el deseo de impulsar el mercado nacional de arte contemporáneo»

Durante los años ochenta ARCO era la única ví­a posible para conocer el arte que se estaba creando en ese momento, ya que no existían museos o centros que expusiesen las creaciones más recientes, sobre todo de jóvenes artistas.

En su organización, ARCO ha seguido el modelo de otras ferias artísticas internacionales, como la de Basilea o la FIAC de París, aunque desde su creación ha contado con algunas caracterí­sticas específicas. Entre ellas, la más importante es su clara voluntad cultural y social, que se manifiesta en la realización de diversas actividades paralelas a la feria (ciclos de conferencias, mesas redondas, conciertos, performances, etc.). El resultado ha sido un gran éxito de público y la presencia de algunas de las más importantes galerí­as españolas e internacionales que cada vez cuentan con una mayor presencia.

La problemática de ARCO reside en la ausencia de un coleccionismo privado consolidado en nuestro país (ya que es aún muy incipiente), por tanto las ventas no son las esperadas. Además, ARCO (llamada por algunos la feria de las vanidades) se ha convertido en un espectáculo cultural masivo, un museo efímero, más que en una feria dedicada a la compraventa de Arte que era el objetivo primordial.

Alberto López Cuenca cuenta en un ensayo titulado ARCO y la visión mediática del mercado del arte en la España de los ochenta, incluido en el volumen 1 de Desacuerdos, que no se sabe a ciencia cierta si la feria genera beneficios o, en último término, lo único que hace es proyectar una imagen al exterior. La gran confusión, sostiene este crí­tico, que ha mantenido viva esta feria desde sus inicios es su ambigüedad: «es tan poco creíble como feria de arte comercial que debe ser un evento cultural».

Algunos galeristas critican la excesiva mediatización dela Feria y la presencia de organismos públicos (algunos cuentan con su propio stand), pero finalmente son estas instituciones, junto con algunas empresas privadas, las que realizan las grandes compras en ARCO.

«es tan poco creíble como feria de arte comercial que debe ser un evento cultural»

Nos gustarí­a añadir una cita de Javier Arnaldo en la que habla metafóricamente de las ferias y el mercado del Arte: «El mercado del arte contemporáneo vive sus ciclos y sus desgastes y se esfuerza en pasar una revisión periódicamente en las ferias. El aspecto de éstas siempre es distinto: cambia la colocación de los naipes y varían las atenciones de la oferta. Los propios museos de arte contemporáneo imitan esta necesidad de renovación para crear demanda. En la feria de arte la provocación de respuestas es una necesidad comercial».

En 1986, cuando la Feria ya ha pasado su etapa inicial de asentamiento y consolidación, Juana de Aizpuru, cuya gestión habí­a sido considerada demasiado personalista por algunos de sus colegas, abandona la dirección de ARCO y será Rosina Gómez Baeza (que no procedí­a del mundo del arte sino de la gestión empresarial y cultural) quien asuma la presidencia (*).

(*) Actualización: ahora mismo ocupa el cargo de director Carlos Urroz.

Referencias:

Arnado, Javier: Ser un hito durante varios años: ARCO. Cuadernos Hispanoamericanos, nº 610, abril 2001. (Pags. 127).