Francisco de Goya, La Condesa de Chinchón, 1800, Museo del Prado, Madrid.
Todo comienza con el legado de Manuel Villaescusa
Por su carácter y por la trascendencia que ha tenido para el Museo del Prado en los últimos años, el legado testamentario de Manuel Villaescusa es uno de los más excepcionales de los recibidos por la institución en toda su existencia. Al hacer al Museo heredero de sus bienes, ponía a disposición de éste un patrimonio inmobiliario y monetario valorado en más de 7.000 millones de las antiguas pesetas, que debían emplearse en la adquisición de obras para sus colecciones.
La naturaleza misma de la herencia es excepcional, al consistir en un legado compuesto por bienes y no por obras de arte. El Museo, a través de su Patronato, designó una comisión que desde el mismo año 1991 estudió ofertas y propuso adquisiciones, que hasta la compra de La condesa de Chinchón, de Goya, en el año 2000, sumaron más de doscientas. Se procuró enriquecer las colecciones más representativas del Museo, las de pintura española, al tiempo que se trató de añadir algunas obras de calidad que colmaran lagunas estilísticas. El problema fundamental radicó en la dificultad de encontrar obras de primera fila a precios asequibles en el mercado artístico.
Las adquisiciones
Francisco de Goya, Autorretrato, 1795, Museo del Prado, Madrid.
Fueron pocas las obras de escuelas extranjeras adquiridas y el grueso de las adquisiciones lo integraron obras españolas, desde pintura gótica hasta el siglo XIX. Pero sin duda cabe destacar particularmente Autorretrato y Vuelo de Brujas, La duquesa de Abrantes y especialmente, La condesa de Chinchón, una de las escasas grandes obras de Goya que permanecía en colección particular.
Francisco de Goya, La Duquesa de Abrantes, 1816, Museo del Prado, Madrid.
El mayor volumen de adquisiciones correspondió a los dibujos y grabados, con importantes adquisiciones de obra de Goya (incluidos el Cuaderno italiano y una serie de los Disparates).
Francisco de Goya, Vuelo de Brujas, 1798, Museo del Prado, Madrid.
Los dibujos, adquiridos en su mayor parte por lotes, en subastas, a anticuarios y a coleccionistas, son todos españoles, de los siglos XVII y XVIII, destacando entre ellos varios de Ribera (del que solo tenía hasta el momento uno el museo) y Murillo.
Los últimos bienes inmobiliarios del legado Villaescusa fueron subastados en 1998, y la compra de La condesa de Chinchón fue la última realizada con los fondos de este excepcional legado.
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(*) Imágenes: Public Domain.
