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Como habrás podido comprobar, en los últimos meses te hemos propuesto que visites algunos de los museos de música que existen en Europa, como es el caso de la Casa Museo de Händel en Londres o el Museo de la Música de Venecia. En esta ocasión, queremos recomendarte otro museo de estas características situado en Bruselas y que lleva por nombre Musée des Instruments de Musique (MIM). ¿Nos acompañas por este interesante paseo? Entonces sigue leyendo.

El gran proyecto cultural del rey Leopoldo II (1835-1909): el Monte de las Artes

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Leopoldo II: Rey de los Belgas.

Siempre he creído que no sólo es importante visitar los museos y contemplar las obras que se exponen en su interior, sino que es preciso también tener una idea del contexto histórico, urbanístico y arquitectónico en el que se creó. En esta ocasión, me gustaría incidir sobre todo en el aspecto urbanístico porque, en realidad, el Museo de Instrumentos Musicales se halla en un entorno museístico de primer nivel y dentro de un gran centro cultural: el Monte de las Artes.

El Monte de las Artes fue un proyecto ideado por el rey Leopoldo II de Bélgica, con el que pretendió conectar el Barrio Real con el centro de la ciudad y crear en este gran emplazamiento una zona dedicada a las artes y la cultura. El problema es que estos dos lugares (Barrio Real y la zona centro) estaban totalmente desconectados entre sí debido a un gran desnivel en el que se emplazaba el modesto barrio de Saint-Roich.

Para paliar este problema, el rey trazó un ambicioso plan urbanístico que se prolongó en el tiempo y que contó con la participación de arquitectos como Henri Beyaert, Alphonse Balat o Henri Maquet. Este plan pretendía la creación de nuevos inmuebles o la remodelación de los existentes para albergar las importantes colecciones reales de arte, así como los archivos y la biblioteca de la casa real. El gran problema es que el plan incluía la demolición de todos los inmuebles del barrio de Saint-Roich y del Palacio de Carlos de Lorena (actual sede la Biblioteca Real), que afortunadamente pudo salvarse.

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Monte de las Artes (Bruselas).

En realidad, fue Alphonse Balat (maestro del reconocido arquitecto modernista Victor Horta) quien tuvo la idea de realizar este gran complejo cultural al estilo del que se había realizado en Londres en la zona que se conoce como Albertópolis, en la Isla de los Museos en el Berlín del emperador Federico Guillermo IV de Prusia o en el madrileño Paseo del Prado. No en vano, fue el autor de la actual fachada del Palacio Real de Bruselas y de los Reales Museos de Bellas Artes de Bélgica.

No obstante, Balat no llegó a ver el proyecto concluido y a su muerte, en 1881, el rey Leopoldo II volvió a retomar esta empresa contando con la participación del arquitecto Henri Maquet, que logró unificar las dos partes de la ciudad mediante la creación de la actual Rue Ravenstein que conduce a la Estación Central de Bruselas. De esta forma y junto con la demolición total de los inmuebles del barrio de Saint-Roich en 1898 quedaría libre el solar disponible para la finalización del Barrio de los Museos y el Monte de las Artes, una zona ajardinada con cascadas de agua que provisionalmente debía servir para embellecer el lugar durante la Exposición Internacional de 1910.

El Museo de Instrumentos Musicales de Bruselas

En este contexto encontramos el MIM junto con otras importantes instituciones como:

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Mapa del centro de Bruselas

  • El Palacio Real.
  • La Biblioteca Real de Bélgica.
  • Los Archivos de la Realeza.
  • Los Museos Reales de Bellas Artes de Bélgica.
  • El Museo Magritte.
  • La Cinemateca y Museo del Cine.
  • El Museo Belvue.

Los diferentes emplazamientos del MIM

Edificio Old England, Bruselas

Fachada principal del MIM (Edificio Old England).

El primer emplazamiento del MIM se situó en un anexo del Real Conservatorio de Música de Bruselas, a escasos metros de esta zona. Sin embargo, en torno a 1926 la colección de instrumentos musicales había aumentado considerablemente y tuvo que ser trasladada de lugar a otros inmuebles cercanos, desperdigándose de esta forma todo este valioso legado. No fue hasta la década de los años setenta del siglo XX, es decir, cien años después de la creación de la colección cuando se trató de reunificar en un único lugar para poder:

  • Hacerla más accesible al público.
  • Presentarla siguiendo un orden lógico.
  • Conservarla siguiendo unos parámetros moderno.
  • Realizar labores de investigación en torno a la colección.

De esta forma, la colección quedó alojada en tres edificios anexos en torno a la Plaza Real: (1) un edificio de estilo neoclásico realizado por el arquitecto Bernabé Guimard en torno a 1774, dentro del proyecto de creación de la propia creación de la plaza; (2) un edificio estilo art-nouveau construido por Paul Saintenoy en 1899 conocido como Old England; y (3) un edificio contiguo que sirvió para el almacenamiento de objetos que no sería expuestos.

Esta reunificación de la colección se prolongó en el tiempo y duró más de veinte años, hasta que adquirió su presentación actual. De hecho, el museo volvió a reinaugurase al público en el año 2000 y desde entonces no ha sufrido más remodelaciones ni cambios de ubicación.

¿Cómo se formó la colección? La labor de François-Joseph Fétis y Sourindro Mohun Tagore

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François-Joseph Fétis (1784-1871).

Antes comentamos que el primer MIM tenía su sede en unas dependencias del Real Conservatorio de Bruselas y la razón por la cual se encontraba en este lugar fue que el primer director de esta institución, es decir, François-Joseph Fétis tuvo la iniciativa de recopilar una serie de ejemplares de instrumentos históricos para mostrarlos a los estudiantes del Conservatorio con fines pedagógicos. La idea de Fètis era que los alumnos del Conservatorio pudieran incluso hacer uso de estos instrumentos para investigar con las sonoridades, timbres y texturas de épocas pasadas.

A la muerte de este profesor y musicólogo belga en 1871 la colección fue comprada por el Estado a sus herederos y puesta en depósito del conservatorio. Además, paralelamente apenas unos años más tarde el rey Leopoldo II recibió en forma de presente las colecciones de instrumentos de la India del Rajah Sourindro Mohun Tagore (1840-1914), que ofreció al monarca una centena de variopintos instrumentos que, en mi opinión, constituyen uno de los grandes atractivos de este museo.

¿Cómo se muestra la colección?

La unión de estas dos colecciones que hemos mencionado en párrafos anteriores es la base en torno a la cual se creó el actual museo, que está ordenado siguiendo el criterio de mostrar, por una parte, los instrumentos de música antigua y, por otra, los instrumentos de música moderna (siglos XIX y XX) junto con los de música tradicional y popular.

Así, se muestran distribuidos en cuatro plantas más de mil quinientos instrumentos de diversas calidades, épocas y procedencias. A través de diferentes estancias podemos realizar un recorrido por el museo, empezando por:

  • Una primera habitación en la que mediante un orden cronológico se presenta una panorámica general de la historia de la música desde el antiguo Egipto hasta la actualidad.
  • Una estancia en la que se presentan instrumentos agrupados por tipologías, es decir, instrumentos de cuerda, de teclado, viento o percusión.
  • Una tercera estancia en la que encontramos una buena muestra de instrumentos tradicionales y populares, como gaitas procedentes de todos los rincones de Europa, instrumentos de monjes tibetanos realizados con huesos humanos o interesantes ejemplares de tambores africanos.
  • Por último, una habitación dedicada a las colecciones de instrumentos mecánicos, eléctricos y electrónicos. Aquí se encuentra, por ejemplo, un componium, un instrumento del siglo XIX que componía sorprendentes melodías por sí solo; relojes y campanas; y, por último, un laboratorio de experimentación con el sonido en el que el visitante puede interactuar con diferentes dispositivos para crear su propia música.
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Instrumento de viento conservado en el MIM.

 

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Instrumento de viento con forma de serpiente conservado en el MIM.

¿Qué podemos escuchar mientras recorremos el museo?

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Escalera de estilo modernista del edificio Old England de Bruselas.

Una peculiaridad de este museo es que permite al visitante disponer de unos auriculares de alta calidad con los que puede ir escuchando música a medida que recorre el museo. Estos auriculares se activan por medio de unos sensores que están colocados por las diferentes estancias y reproducen los sonidos de los instrumentos que se encuentran en exhibición.

En total podemos escuchar alrededor de 194 fragmentos de audio que se corresponden con esos 89 puntos de escucha que mencionamos atrás y que suman un total de más de 4 horas de música.

Desde mi punto de vista, es uno de los grandes logros de este museo, ya que casi por norma general los museos de instrumentos musicales son, paradójicamente, museos silenciosos y es de agradecer que los conservadores del museo hayan intentado solventar esta cuestión mediante la instalación de estos dispositivos que permiten al usuario saber cómo sonaban los instrumentos de una determinada época. Además, esta intención de crear un museo de música y no sólo de instrumentos musicales se aprecia en la creación del laboratorio del sonido en el que los visitantes pueden experimentar con las sonoridades de los instrumentos, un recurso muy pedagógico y atractivo, sobre todo para el público más joven.

En total podemos escuchar alrededor de 194 fragmentos de audio que se corresponden con esos 89 puntos de escucha y que suman un total de más de 4 horas de música

La sala de conciertos

Si la visita sonora y el laboratorio de sonido son dos de los grandes logros del museo, la sala de conciertos constituye el elemento clave e imprescindible de todo de museo de música. Un museo de música debe disponer de un lugar de representación musical en el que pueda escucharse en vivo y en directo cómo suenan los instrumentos expuestos ya que, de otra forma, el discurso museístico se vería incompleto. Este museo lo tiene y, además, promueve unas intensas temporadas de conciertos de pago que son grabados en formato cd o dvd para posterior venta en la tienda del museo.

Otras actividades

La labor de todo museo debe ser la clasificación de las piezas que posee, la exhibición de las mismas, la conservación, la restauración y la investigación. Todas estas actividades se llevan a cabo en el MIM de Bruselas, por lo que es justo reconocer que, en este sentido, probablemente hablemos de uno de los mejores museos que existen de esta tipología. Si el otro día analizábamos el Museo de Música de Venecia y constatábamos que el rigor con el que se mostraban las piezas expuestas era significativamente menor, en este caso podemos decir sin miedo a equivocarnos que estamos frente a un verdadero museo musical que concibe su actividad desde una perspectiva científica.

En conclusión

Si tienes la intención de visitar Bruselas es muy recomendable que te adentres en este museo, incluso si no eres especialmente aficionado a la música, ya que seguramente muchos de los instrumentos expuestos, sobre todo los de origen oriental o los instrumentos electrónicos y mecánicos te llamarán mucho la atención. Tampoco dejes de visitar el resto de museos que están alrededor y los bellos jardines del Monte de las Artes si quieres realizar un alto en el camino y reponer fuerzas.

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(*) Imágenes: Wikimedia Commons. Creative Commons License.