Nueva York

El documental Waiting for Superman (2010), del galardonado director Davis Guggenheim (ganador del Óscar al mejor documental por Una verdad incómoda), trata de reflejar la decadencia y los grandes problemas que tiene el sistema educativo estadounidense.

Waiting for Superman recoge el testimonio de varios niños y sus familias durante la celebración del sorteo anual en el que los niños y jóvenes pueden solicitar plaza en los distintos centros educativos públicos. Se trata, sobre todo, de familias de clases sociales bajas, ya que los estratos sociales de mayor poder adquisitivo van a prestigiosas escuelas privadas.

En el reparto aparecen aportando sus opiniones Geoffrey Canada (prestigioso educador y activista social), Michelle Rhee (abogada experta en educación) y Bill Gates, entre otros.

Hacia la hiperprivatización

El documental ha llamado enormemente mi atención por muchos aspectos que desconocía del sistema educativo norteamericano. Por ejemplo, me ha sorprendido la tendencia a la “hiperprivatización” o que los docentes de la escuela pública no tengan que aprobar -en ninguno de los niveles educativos- una oposición para poder acceder a su cargo. Pero no solo eso, el documental nos muestra situaciones verdaderamente injustas para los alumnos y sus familias, en su mayoría pertenecientes a clases bajas. Esto no debería limitar sus posibilidades y derechos, pero por desgracia es así.

El proceso del cambio de centro

Uno de los casos que nos presenta son los frustrados intentos de muchos padres de solicitar plaza en otro centro público, con lo que esperan mejores resultados y, a su juicio, un cambio beneficioso para sus hijos. El proceso de cambio de centro es algo que me ha sorprendido mucho del sistema educativo estadounidense. Se convierte en una verdadera odisea para las familias, ya que las posibilidades de mejorar su situación, llevando a sus hijos a otro centro, son casi nulas.

Deben de solicitar la plaza e iniciar los trámites con muchísima antelación para poder entrar en los sorteos, en los que el número de plazas que salen, en comparación a la cantidad de solicitudes que hay, es ridículo. Y no olvidemos que estamos hablando del sistema de educación pública, que es quizás lo más chocante.

El caso de Bianca y las escuelas privadas

Podemos citar también otro de los casos que nos muestra el documental. Es la historia de Bianca, una niña que estudia en un colegio privado parroquial. Su madre, que estudió en el sistema público y tuvo una mala experiencia, está dispuesta a sacrificar todo lo que tenga y a pluriemplearse para dar un mejor porvenir a su hija. Está satisfecha con el colegio que ha elegido, pero este centro privado castiga a su hija por un retraso de los pagos. Así, por ejemplo, le prohíbe asistir a su fiesta de fin de curso. Estamos ante un elitismo, una discriminación y una falta de sentido cívico que no parece propia de un buen cristiano o…

¿Quizás sí?

Los sindicatos de los profesores

Otro aspecto que me gustaría destacar es el absoluto blindaje e inmunidad que tiene el profesorado auspiciado por su sindicato. Se trata de uno de los problemas principales del sistema educativo y es responsable directo del alto porcentaje de fracaso escolar. Ante esto poco pueden hacer unas autoridades que, cuando actúan y llevan a cabo los despidos y sanciones pertinentes, provocan una protesta masiva por parte del sindicato de los docentes. La última propuesta fue, en lugar de despedir a los malos profesores, recompensar a los buenos con subidas salariales, pero parece que el sindicato tampoco aceptó esta propuesta.

Que ningún niño se quede atrás

El sistema educativo, a raíz de la ley de 2002 No Child Left Behind (‘Que ningún niño se quede atrás’), se basa meramente en los resultados académicos de los niños y no en los aprendizajes ni en el desarrollo personal. Estaríamos, así, ante meros datos. Es un modelo que tiende a la estandarización. Además, los centros educativos cuyos alumnos obtengan peores resultados dejarán de recibir las subvenciones estatales o su presupuesto se verá recortado, mientras se otorgan más fondos si las escuelas mejoran los resultados en las pruebas y mantienen un progreso adecuado.

Desde su aprobación, la ley ha traído controversias por las consecuencias reales de su aplicación. Aunque el propósito era crear un sistema educativo de mayor calidad y con mayor énfasis en la igualdad de oportunidades para todos los niños, algunos detractores plantean que las exigencias no están a tono con las necesidades ni la Administración provee del presupuesto suficiente para llevarlas a cabo. Se pone un énfasis excesivo en los resultados de las pruebas anuales y las desigualdades siguen estando presentes, afectando a las clases sociales más bajas y a las minorías.

El documental también trata de mostrar algunas iniciativas y propuestas nuevas que parece que están funcionando y que podrían dar buenos resultados. Por ejemplo, las llamadas escuelas experimentales. Pero de momento son pocas las escuelas de este tipo que ya se han puesto en marcha.

Creo que Waiting for Superman plantea una cuestión clave: la necesidad de replantear la estructura y funcionamiento tanto del sistema educativo estadounidense como de otros países. Es necesario proponer soluciones que se basen en una apuesta clara por las iniciativas pioneras de mejora, como las escuelas comprensivas o los centros experimentales.

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(*) Imagen: Namphuong Van. Creative Commons License.