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Francisco de Goya, El Aquellare, 1797-98, Museo Lázaro Galdiano, Madrid. (*)

Corría el año 2003 de nuestra era. La peseta acababa de dejar de ser la divisa española no hacía mucho y el euro anunciaba tiempos de cambio en los próximos años.

En junio de ese año acabé 2º de bachillerato y había aprobado selectividad.

El trending topic entre mis compañeros era “¿Y ahora qué vas a hacer? #universidad”. Lo de los hashtags aún no estaba muy de moda, pero seguro que en la actualidad es uno de los más usados en junio y septiembre.

A lo que iba.

Momento de decisión. Incertidumbre. ELECCIÓN.

Sinceramente, dudé entre varias opciones, todas en relación a las humanidades. Y finalmente elegí matricularme en Historia del Arte.

¿Y para qué sirve? Eso no tiene futuro ¿Con lo listo que eres vas a tirar el tiempo?

Nunca me he considerado el más listo de la clase sino bastante trabajador y esta elección tuvo muchas horas de análisis y dudas, aunque no lo parezca.

Pero lo que más te sorprenderá es que lo que me llevó a dar el paso es ver el mercado laboral: mucha gente sin empleo de profesiones diversas y no solo del sector de las humanidades.

Así que me dije a mí mismo “si este es el panorama, mejor hacer algo por vocación.”

Para disgusto de mi madre eché la matrícula ¡y dentro!

Como más de 200 personas que empezamos esa promoción.

Si te digo la verdad, a pesar de ser un plan de estudios anclado en el siglo XIX, lo que más aprendí en aquellos cinco años fueron habilidades. Principalmente a observar, contemplar y a sintetizar y organizar información.

Y no es poco.

Pero tampoco mucho.

Con el transcurso de los años iba pensando, “aquí hay mucha gente haciendo lo mismo y el mercado laboral está fatal. No puedo ser uno más.” Y busqué diferenciarme, hacer otras cosas.

Aprendí idiomas.

 Ya sabía inglés y comencé con italiano.

Viajé.

Mochila al hombro y a conocer otros lugares. Puede parecer idílico, pero un viaje normalmente requiere de una preparación previa, así que digamos que me sirvió para ser algo más organizado. Y en algunos destinos pude practicar idiomas.

Hice cursos de otras temáticas.

También soy (o fui) monitor de tiempo libre. Eso me dio infinidad de recursos que no tenía y me hizo salir de la zona de confort en multitud de ocasiones.

Conseguí mis primeros trabajos. Por culpa de este curso. Y por culpa de la Historia del Arte.

Empecé a hacer talleres culturales con colegios. Ya era más que lo que en ese momento tenían algunos de mis compañeros y comprendí que del arte no se podía vivir, ¿o sí?

2008. Licenciado en Historia del Arte. To be continued…

… porque puse rumbo a Madrid para hacer un máster. Recuerda que había una crisis en desarrollo, como ahora.

Dos años en la capital. Dos años más de formación donde conocí personas con las que aún sigo teniendo proyectos en común. Dos años más y la crisis seguía, así que vuelta a casa.

Y más formación porque todo seguía fatal: curso de español para extranjeros y otro de italiano. Y trabajos no del todo afines.

Pero en ese momento desesperante llegó mi oportunidad.

Y la aproveché.

Uno de mis actuales jefes me dijo que quería presentar una licitación pública y me ofreció redactar el pliego de condiciones técnicas. Si resultaba adjudicatario me ofrecía también el puesto para gestionar el proyecto.

Yo pensé “¿quiero? Claro que quiero”.

Poco que perder, mucho que ganar. Pero nunca había redactado algo así y el síndrome del impostor se aproximaba. Sin embargo, en ese momento fue cuando pude utilizar todo lo que había ido adquiriendo con la formación “extra”.

¿Te acuerdas que te dije que viajé? Pues preparar los viajes me sirvió para organizar el texto y estructurarlo. 

Sinteticé todos los requisitos que solicitaban y que puntuaban en el pliego, como hacía con la información para  los exámenes de la licenciatura.

También usé las técnicas de redacción que aprendí en el curso de Profesor de Español para Extranjeros.

Y presentamos el proyecto.

¡Ding, ding, ding!

Meses después recibí una llamada, esperada. Y una información no esperada.

Tenía trabajo.

Y ahora puede que te estés preguntando si este puesto estaba relacionado con la Historia del Arte. Lo cierto es que bastante porque une cultura, viajes y gestión de equipos, así que podemos decir que va en la línea.

Si yo lo conseguí, tú que quizás estás en algún momento por el que yo pasé, también puedes conseguirlo. Solo tienes que interiorizar que con tu licenciatura, ahora grado, probablemente no vas a ningún sitio y que cualquier habilidad adicional que tengas te va a servir.

¿Cómo me diferencio de los demás?

 Esa es la eterna pregunta que te tienes que hacer siempre.

Incluso cuando ya tengas trabajo. Incluso si estás contento en tu trabajo. Pero recuerda estudiar lo que de verdad te apasione y no desistas. Ya cuesta bastante como para que detestes en lo que vas a emplear varios años de tu vida.

Yo sigo aprendiendo. 

Y no me arrepiento de haber estudiado Historia del Arte.

P.D. 1: Si estás dudando si estudiar Historia del Arte te dejo un enlace a un libro con el que podrás salir de dudas: https://www.cromacultura.com/libros/

P.D. 2: Soy copywriter en ciernes. Es como se llama la formación en la que estoy inmerso actualmente. Y a lo que quiero dedicarme en un futuro muy próximo. Aunque en estos momentos siga en mi mismo puesto de trabajo al que llegué hace 7 años. Como ves, sigo buscando nuevos objetivos.